Elena De White: Mujer De Visión
VISITANTES FRECUENTES
El 1o de abril llamaron varios visitantes: B. G. Wilkinson, M. N. Campbell y O. Montgomery. Elena de White pasó algún tiempo con ellos. Los hombres estaban muy contentos por la oportunidad de hablar con ella (Ibíd.). MV 568.6
Cuando el pastor Campbell preguntó si ella tenía alguna luz en cuanto a si viviría hasta que Jesús regresase, ella replicó que no tenía ninguna luz sobre el asunto. Cuando él le expresó su preocupación en cuanto al bienestar de la causa en su ausencia, ella replicó con calma: “El Señor es perfectamente capaz de cuidar su causa”. En varias ocasiones, al decir que no esperaba vivir mucho, ella abría el camino para que hermanos que la visitaban planteasen preguntas similares. Al responder, ella iba hasta el armario de libros en su escritorio, abría las puertas donde podían verse sus libros y manuscritos, y declaraba: “Aquí están mis escritos; cuando yo falte, ellos testificarán por mí” (Carta de WCW, 9 de julio, 1922 [MR, p. 93]). MV 569.1
A mediados de abril, Edson, quien ahora residía en Marshall, Michigan, viajó al Oeste para una visita de un mes. Fue una ocasión feliz para ambos, madre e hijo, quienes habían estado separados tanto por 25 años o más. Tuvieron buenos momentos juntos, y repasaron muchas cosas de interés mutuo. MV 569.2
Elena de White apreciaba mucho visitas de obreros prominentes con quienes se conocía por largo tiempo. Entre los visitantes durante este último año estuvieron C. E. Andross, presidente de la Unión del Pacífico; C. H. Jones, gerente de la Pacific Press; la Sra. Lida Scott, hija de Isaac Funk, de la Funk and Wagnalls Publishing Company (la Sra. Scott dio más tarde una donación generosa en favor del establecimiento del Colegio de Evangelistas Médicos); y el pastor y la Sra. G. B. Starr, ex compañeros de trabajo en Australia. MV 569.3
Sus principales contribuciones al trabajo literario en este su 87°año de vida fueron en relación con sus libros mientras leía y aprobaba capítulos y a veces agregaba un poquito aquí o allá. Le traían capítulos; su hijo informó que “ella leía un poco, y nos pedía que se los leyésemos. A veces yo leía dos o tres páginas, y entonces ella leía una o dos páginas... A veces yo o Crisler hacemos toda la lectura, y Mamá comenta sobre lo que hemos leído” (WCW a J. E. White, 15 de diciembre, 1914). MV 569.4