Elena De White: Mujer De Visión
PROBLEMAS PARA EL COMITÉ DE NOMBRAMIENTOS
Pero no todos simpatizaban con un paso tan adelantado. Entre ellos estaba principalmente H. W. Cottrell, el presidente de la Unión del Pacífico. Elena de White era consciente de esto, como también algunos en el comité de nombramientos. Alguien preguntó: “¿Vamos a reelegir al presidente actual que permanecerá como un muro de piedra para bloquear el camino del Colegio de Evangelistas Médicos de Loma Linda?” MV 548.1
El jueves de tarde dos miembros del comité de nombramientos entrevistaron a Elena de White en cuanto a los nombres que debieran ser presentados como los futuros oficiales de la Unión del Pacífico. Ella aconsejó “un cambio en la presidencia” (WCW a AGD, 28 de enero, 1910). Cuando esto se informó a los delegados en la sesión de negocios de la tarde, “creó una sensación considerable” (Ibíd ). MV 548.2
Esa tarde la Sra. White escribió una carta de seis páginas al presidente que incluía estas palabras: MV 548.3
El Señor me ha instruido que aconseje a nuestros hermanos a elegir a algún otro hombre para ocupar su lugar como presidente de la Unión del Pacífico. Esto haría menos difícil para usted, que en otras circunstancias, el dejar a un lado algunos rasgos de carácter qué no son semejantes a Cristo (Carta 18,1910). MV 548.4
Ella le aseguró que Jesús estaba dispuesto a ayudarlo a vencer “rasgos objetables” y a capacitarlo para ser “útil en forma continua en su causa”. Luego ella habló de las instituciones de la iglesia como agencias designadas divinamente, y declaró que a veces debiéramos entrar en posesión de propiedades favorables aunque no se tuviese en mano todo el dinero para su compra. A veces, dijo, “debemos aprender a caminar por fe cuando es necesario”. MV 548.5
El presidente recibió este testimonio el jueves de noche. Elena de White iba a encargarse de la hora devocional el viernes de mañana. Eligió leer a la congregación esta carta que le había escrito el día anterior al presidente, cuyo período terminaría con la sesión. Tras esto ella hizo observaciones que llenaron ocho páginas manuscritas. Ella dijo de cómo, desde el momento que vino a la sesión de la Unión, había “estado registrando por escrito las cosas” que se le había “requerido que escribiese”, porque, explicó, “no podía lograrse el fin deseado a menos que las cosas fueran presentadas ante” el congreso “en forma clara y decidida”. Habló de la angustia que esto le había causado, pero dijo: “Cuando me llegan mensajes para el pueblo de Dios, no debo ocultarlos, sino que debo expresarlos por escrito y hablar acerca de ellos” (MS 25, 1910). MV 548.6
A la luz de estas palabras tan serias, una profunda solemnidad se apoderó de los delegados. Abocándose al trabajo que estaba ante ellos en las pocas horas finales del congreso, nombraron un nuevo comité de nombramientos, porque el comité original había caducado. MV 548.7
Más tarde, el domingo de mañana, el comité de nombramientos trajo su informe, presentando el nombre de G. A. Irwin para presidente de la Unión del Pacífico. Irwin era un administrador experimentado; por cuatro años había sido presidente de la Asociación General (1897-1901), con experiencia posterior como presidente de la Unión Australasiana y luego como vicepresidente de la Asociación General. Era conocido por tener una confianza ilimitada en los consejos de la mensajera del Señor. J. J. Ireland, un yerno de J. N. Loughborough, estaría a su lado como secretario-tesorero. MV 549.1