Elena De White: Mujer De Visión

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LLEGADA DE LOS TESTIMONIOS PROMETIDOS

El martes 26 de diciembre, Daniells fue a su oficina temprano (probablemente su antigua oficina en el Edificio Oeste) para ver si habían llegado las comuni caciones de Elena de White. No habían llegado. Unos pocos minutos más tarde uno de los médicos del Sanatorio de Battle Creek vino a verlo. MV 510.8

El médico estaba muy perplejo. Se lo había criado como para considerar que todos los mensajes dados por Elena de White procedían del Señor. Pero ahora estaba perplejo y confundido. La noche anterior, él, con muchos otros obreros destacados del sanatorio, habían asistido a una reunión que duró desde las 5:00 hasta las 11:00 en la cual el Dr. Kellogg había esbozado la controversia reciente como él la veía. Kellogg le dijo a este grupo de obreros responsables del sanatorio que él creía en el espíritu de profecía y creía que Elena de White “es una buena mujer y que ella ha sido inspirada por el Señor”. Pero, continuó, “no podía confiarse que todas las comunicaciones que eran enviadas venían del Señor” (AGD a G. A. Irwin, 27 de diciembre, 1905). MV 511.1

“Ahora —dijo el doctor, dirigiéndose al pastor Daniells—, quiero, si es posible, que usted me haga claro qué mensajes debemos entender que son del Señor, y cuáles emanan de hombres que están influyendo sobre la Hna. White”. MV 511.2

El pastor Daniells le dijo que no podía darle ninguna luz sobre el punto, que para él todos eran “completamente genuinos”, que “todos eran del Señor o del diablo”. MV 511.3

Mientras los hombres hablaban, hubo un golpe en la puerta y un mensajero le entregó al pastor Daniells un sobre grande cuyo remitente era “Elmshaven”, Sanatorio, California. Al día siguiente Daniells contó la historia: MV 511.4

“Ahora, Doctor —dije yo—, abriremos este sobre y usted será el primero en mirar estos testimonios; tómelos, examínelos, y dígame si son genuinos o espúreos; si le fueron dados a ella por el Señor o por algún hombre”. MV 511.5

Él los tomó y miró los títulos, las fechas y las firmas, y entregándomelos, me dijo: “Bien, no puedo decirle si son del Señor o del hombre, si son dignos de confianza o no. Me parece —dijo él— que es una cuestión de fe de mi parte en cuanto a si la Hna. White es una sierva de Dios o una simuladora malvada”. MV 511.6

“Bien —dije yo—, usted es tan capaz de decirme quién inspiró estas comunicaciones como lo soy yo de decírselo a usted; usted las ha visto primero; usted sabe tanto en cuanto a ellas como yo; yo no puedo darle a usted la menor información que usted no posea. MV 511.7

“Ahora —dije—, el único fundamento en el que me puedo apoyar es el de una absoluta confianza de que Dios está revelando a su sierva aquello que la iglesia necesita entender, y que toda comunicación que ella envía emana de Dios y no del hombre” (Ibíd.). MV 511.8

El médico dijo que veía todo el argumento y que “debía permanecer completamente sobre este fundamento”. MV 511.9