Elena De White: Mujer De Visión

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LA SRA. WHITE COMIENZA SU TRABA|0 EN LA SESIÓN

Cansada del viaje, Elena de White se acostó temprano, y luego se despertó a las 10:00 p.m. Su mente se volvió a los temas que debería presentar en la reunión. En visión fue instruida a hablar claramente acerca de la controversia sobre El Templo Viviente. A la mañana siguiente hizo justamente eso. Ella declaró: MV 470.5

Lamento mucho que El Templo Viviente fue publicado en la manera en que se lo hizo, y que se le dio circulación, y lo peor de eso —lo que golpeó directamente en mi corazón— fue la aseveración hecha respecto al libro: “Contiene los mismos conceptos que la Hna. White ha estado enseñando”. Cuando oí esto, me sentí tan apenada que no pude decir nada (MS 46, 1904). MV 470.6

Le dijo a la concurrencia que el silencio era elocuencia cuando llegaba el momento de hablar de Dios, qué es él y dónde está él. “Cuando usted se siente tentado a hablar de quién es Dios, guarde silencio, porque tan seguramente como usted comienza a hablar de esto, usted va a desacreditarlo” (Ibíd.). MV 470.7

La sesión de la Unión Asociación se desarrolló en la forma usual, con informes, trabajo de comités, y elecciones. Pero Elena de White estaba concentrada en la crisis relacionada con la salvación de las almas. El jueves de noche, el día 19, nuevamente se le dio una visión. Al día siguiente les escribió un mensaje a los pastores Daniells y Prescott en el que decía que había sido fuertemente impresionada con la idea de que “ahora es el tiempo para salvar al Dr. Kellogg” (Carta 165, 1904). Dijo que debía hacerse un esfuerzo decidido e instó a que el Dr. Kellogg fuese llamado a la reunión. En esta carta ella escribió: MV 470.8

Ninguno de nosotros está por encima de la tentación. Hay un trabajo que el Dr. Kellogg tiene la preparación para realizar como ningún otro hombre puede hacerlo en nuestras filas... Tenemos que atraerlo con todas nuestras fuerzas, sin hacer acusaciones, sin prescribir lo que él debe hacer, sino permitiéndole que vea que no estamos dispuestos a que ninguno perezca (Ibíd.). MV 471.1

Ella preguntó: “¿No vale la pena hacer la prueba?” Dijo que Satanás estaba atrayendo al doctor. En sus visiones ella había visto a alguien resbalándose por un precipicio; un grupo estaba mirando con indiferencia, sin hacer ningún esfuerzo para salvarlo. Pero una mano, la mano de Cristo, se extendió, y el hombre fue rescatado (MS 52, 1904). MV 471.2

Entonces ella oyó a Cristo que hablaba, diciéndoles a los que estaban observando que debían mirarlo a él y no a este hombre (Kellogg), que tenían que hacer caso de la situación de ellos. Oyó a Cristo suplicando al Dr. Kellogg que se vistiera de Cristo. Y oyó a Kellogg exclamar: “Soy pecador, pero él me ha cubierto con su propia justicia, y de aquí en adelante avanzaré en la fuerza del Señor Dios” (Carta 165, 1904). Siguieron confesiones de parte de otros. MV 471.3

La carta fue escrita el viernes 20 de mayo, copiada por Maggie Hare el mismo día, y en el mismo día se dieron copias a los pastores Daniells y Prescott, como también a David Paulson y Edson White. Se lo instó al Dr. Kellogg a que viniese a Berrien Springs. Llegó el sábado 21 de mayo. MV 471.4

Durante la sesión del congreso se presentaron temas relacionados con el panteísmo. Kellogg y sus compañeros participaron activamente en las discusiones. Lo que ocurrió detrás del escenario le fue revelado a Elena de White en visión, de lo cual ella dijo: MV 471.5

En las escenas que se me presentaron, vi a hombres que hablaban entre las reuniones acerca de los errores y las faltas de sus hermanos. [Comentario interlineal de EGW: Muchas cosas no eran verdaderos errores, sólo en sus propias mentes.] (MS 74, 1904). MV 471.6

La Sra. White había buscado un cambio en la situación sobre el panteísmo y el Dr. Kellogg, pero el asunto no había resultado como ella había esperado. La experiencia fue oscura y decepcionante. MV 471.7

Después de la reunión de Berrien Springs hubo un fuerte esfuerzo de parte del Dr. Kellogg para atraer a algunos de los obreros principales a Battle Creek para continuar con las discusiones sobre la cuestión de El Templo Viviente. W. C. White y A. G. Daniells resistieron este esfuerzo, y Elena de White los apoyó en esa resistencia (24 WCW, pp. 24-25; 25 WCW, pp. 280-282). MV 471.8