Elena De White: Mujer De Visión
EL MENSAJE APROPIADO EN EL MOMENTO APROPIADO
“Nadie puede imaginarse —contó Daniells más tarde— la avidez con que leí los dos documentos que habían llegado por correo mientras estábamos en medio de nuestras discusiones. Eran un testimonio muy positivo acerca de los errores peligrosos que se enseñaban en El Templo Viviente” (Ibíd.). El mensaje había llegado justo en la hora de crisis. Mientras leía, sus ojos cayeron sobre estas palabras: MV 463.7
Tengo algo que decir a nuestros maestros con referencia al nuevo libro El Templo Viviente. Tened cuidado acerca de cómo sostenéis los conceptos de este libro en cuanto a la personalidad de Dios. Según el Señor me presenta el asunto, esos conceptos no llevan la aprobación de Dios. Son una trampa que el enemigo ha preparado para estos últimos días... MV 464.1
No necesitamos el misticismo que está en este libro. Aquellos que acarician estas sofisterías pronto se encontrarán en una posición donde el enemigo puede hablar con ellos, y desviarlos de Dios. Se me ha mostrado que el autor de este libro está en una senda falsa. Ha perdido de vista las verdades distintivas para este tiempo. No sabe a dónde sus pasos lo están dirigiendo. MV 464.2
La senda de la verdad se halla cerca de la senda del error, y ambas sendas pueden parecer una misma para las mentes que no son dirigidas por el Espíritu Santo, y que, por lo tanto, no están prestas para discernir la diferencia entre la verdad y el error... MV 464.3
En las visiones de la noche, este asunto me fue presentado claramente delante de un gran número de personas. Uno que tenía autoridad estaba hablando... Esta persona que hablaba puso en alto El Templo Viviente, diciendo: “En este libro hay declaraciones que el doctor mismo no comprende. Muchas cosas están declaradas en una forma vaga e indefinida. Se hacen las declaraciones de tal manera que nada es seguro. Y ésta no es la única producción de esta clase que se querrá imponer a la gente. Serán presentadas por muchas mentes opiniones fantásticas. Lo que necesitamos saber en este tiempo es: ¿Cuál es la verdad que nos habilitará para obtener la salvación de nuestras almas?” (Carta211,1903. Ver AGD, Elpermanente don de profecía, p. 395-396). MV 464.4
Todo el manuscrito de siete páginas estaba dedicado al tema y fue publicado en la Review and Herald del 22 de octubre de 1903. MV 464.5
Un segundo documento, que Daniells también leyó, estaba dirigido a los “Líderes en Nuestra Obra Médica”, y se refería a la obra médico-misionera, el control de las instituciones médicas y el panteísmo. MV 464.6
A la mañana siguiente los dirigentes de la iglesia se reunieron para su concilio. Después de la oración el pastor Daniells se levantó y les dijo a los dirigentes que había recibido dos importantes mensajes de la Hna. White. Todos estaban ansiosos de oírlos. Se sentaron en reflexivo silencio mientras él leía. Mientras se presentaba a la asamblea declaración tras declaración exponiendo la falsedad de las enseñanzas de El Templo Viviente, se oían fuertes amenes y las lágrimas corrían abundantemente. En ese momento cambió el curso de los acontecimientos. MV 464.7
Cuando terminó la lectura, uno de los ministros se levantó y declaró que él se sentía impresionado a pedir a todos los que se proponían tomar una posición firme con la Hna. White en esta gran lucha, que se pusieran de pie. Casi cada persona que estaba en la sala se levantó (AGD a EGW, 20 de octubre, 1903). MV 464.8
En esta sesión del concilio el Dr. Kellogg respondió favorablemente, diciendo que él aceptaba el testimonio y que modificaría la fraseología en El Templo Viviente que tenía que ver con asuntos teológicos. Pero sus declaraciones eran más bien erráticas e inconstantes. Su actitud variaba y finalmente resultó que el doctor nunca realmente cambió. MV 465.1
Tan conmovido estaba el pastor Daniells con estos eventos que no podía contenerse de mencionarlos vez tras vez en su correspondencia en los días que siguieron. El lunes 20 de octubre por la mañana, le escribió a Elena de White: MV 465.2
Nunca fueron más necesarios los mensajes de Dios que en este momento preciso; y los mensajes de él a su pueblo nunca fueron más al grano que los que usted nos envió. Han sido exactamente lo que necesitábamos, y llegaron justo en el momento apropiado de día en día en nuestro Concilio. Usted nunca podrá saber, a menos que el Señor mismo baga que usted lo sepa, qué gran bendición ha sido para nosotros su comunicación referente a El Templo Viviente. Vino exactamente en el momento adecuado (Ibíd.). MV 465.3