Elena De White: Mujer De Visión

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DOS DE LOS TRES HIJOS DE LOS WHITE SON ATACADOS POR LA DIFTERIA

Había ansiedad en cada familia de Battle Creek. ¿Atacaría la temida enfermedad y derribaría a algunos de los preciosos hijos? MV 115.6

Entonces sucedió! En la primera semana de febrero dos de los tres varones de Jaime y Elena White se quejaron de un severo dolor de garganta y de fiebre alta; apenas podían pronunciar una palabra: eran los síntomas innegables, aterradores. Tenían difteria. MV 115.7

Afortunadamente —sin duda alguna, en la providencia de Dios—, había llegado a sus manos, probablemente mediante un “intercambio” de periódicos en la oficina de la Review, ya sea el Yates County Chronicle, de Penn Yan, Nueva York, o alguna revista que lo citaba, un extenso artículo titulado, “Difteria, sus Causas, Tratamiento y Cura”. Estaba escrito por el Dr. James Jackson, de Dansville, Nueva York. Jaime y Elena White lo leyeron ansiosamente. Tenía sentido, e inmediatamente siguieron su tratamiento en cada detalle. El tratamiento bosquejado era simple: sólo requería una tina de lavar ropa, toallas, sábanas y frazadas, pero demandaba atención diligente y una ardua labor. El Dr. Jackson señalaba con gran detalle los procedimientos que proporcionarían alivio y finalmente una cura. Esto se lograba mediante los medios sencillos que hoy llamamos hidroterapia, con baños apropiados, compresas, descanso, aire fresco y, sobre todo, la ausencia de ansiedad. MV 116.1

Jackson informó que durante un período de años, al emplear estos medios en centenares de casos que abarcaban a jóvenes y ancianos, ni un paciente había muerto. Los métodos que expuso eran los que él, un médico con una buena comprensión de la fisiología, había elaborado y organizado. Él declaró: MV 116.2

Nuestro éxito ha sido tan grande, en tanto que nuestro plan de tratamiento ha sido tan simple, como para realmente introducir un cambio decidido en la práctica médica de esta enfermedad en particular, en esta localidad. No conozco a un médico de ninguna escuela en este pueblo que no haya prácticamente abandonado la administración de purgantes en casos de difteria, y... adoptado, de hecho, nuestro método (RH, 17 de febrero, 1863). MV 116.3

A Jaime y Elena White, que ya valoraban altamente el “aire, el agua y la luz” como “los grandes remedios de Dios” (Id., 10 de febrero, 1863), lo que el Dr. Jackson escribió les parecía tener más sentido que las drogas o una cataplasma de cantáridas mezcladas con trementina. Los síntomas habían afectado muy rápidamente a sus hijos, y los White no perdieron tiempo en llevar a cabo, escrupulosamente, las instrucciones del Dr. Jackson. Tenían compromisos para hablar en Convis, Michigan, el sábado y domingo, 7 y 8 de febrero. Al seguir el método del Dr. Jackson para tratar la difteria, lo que tomó la mejor parte del viernes de noche, el sábado de mañana vieron que podían dejar sin peligro a los niños enfermos en las manos de aquellos que ayudaban en la casa. Viajaron los 24 kilómetros (15 millas) a Convis el sábado de mañana, y se encargaron de los servicios tanto a la mañana como a la tarde, reuniéndose con nuevos conversos al mensaje ad-ventista. MV 116.4

El sábado de noche regresaron a Battle Creek para otra noche de sueño interrumpido mientras trataban y cuidaban a los hijos. El domingo de mañana fueron nuevamente a Convis para las reuniones de la mañana y la tarde, como habían prometido (Ibíd.). MV 117.1

Mientras los hijos de los White se estaban recuperando rápidamente, Elena de White fue llamada una noche a la casa de Moses Hull y su esposa. Su hijo mayor, de seis años de edad, había sido atacado repentina y severamente. Los padres estaban en Monterey, celebrando reuniones evangelizadoras. Como informó Jaime White en la Review, “la Sra. White siguió el mismo curso de tratamiento que aplicó a sus propios hijos, y el niño pareció estar bien a la mañana siguiente” (Id., 17 de febrero, 1863). MV 117.2