Promesas para los últimos días

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CAPÍTULO 36—PROMESAS PARA LOS QUE SE PREOCUPAN

“No permitamos que las perplejidades y preocupaciones de la vida diaria agiten nuestro espíritu y anublen nuestra frente. Si lo permitimos, siempre habrá algo que nos moleste. La vida es como la hacemos, y hallaremos lo que busquemos. Si procuramos tristeza y aflicción ... encontraremos bastantes de ellas para embargar nuestros pensamientos y nuestra conversación. Pero si miramos el aspecto alegre de las cosas, hallaremos lo suficiente para comunicamos ánimo y felicidad” (HC 390). PUD 152.1

“Muchos son aquellos cuyo corazón gime bajo el peso de los cuidados porque procuran alcanzar la norma del mundo. Escogieron servir a éste, aceptaron sus perplejidades y adoptaron sus costumbres. Así se corrompió su carácter y la vida se les tomó en cansancio. La congoja constante consume sus fuerzas vitales. Nuestro Señor desea que depongan este yugo de servidumbre. Los invita a aceptar su yugo y les dice: ‘Mi yugo es fácil, y ligera mi carga”‘ (MC 381, 382). PUD 152.2

“La congoja es ciega y no puede discernir lo porvenir; pero Jesús ve el fin desde el principio. En toda dificultad ha dispuesto un medio de proporcionar alivio... PUD 153.1

“Para proveemos lo necesario, nuestro Padre celestial tiene mil maneras de las cuales nada sabemos. Los que aceptan el principio sencillo de hacer del servicio de Dios el asunto supremo, verán desvanecerse sus perplejidades y extenderse ante sus pies un camino despejado” (MC 382). PUD 153.2

“Cuando creamos realmente que Dios nos ama y quiere ayudamos, dejaremos de acongojamos por el futuro. Confiaremos en Dios así como un niño confía en un padre amante” (DMJ 85). PUD 153.3

“El noventa por ciento de los problemas y perplejidades por los que tantos se preocupan, o bien son imaginarios, o atraídos a ellos mismos por su propio rumbo equivocado... El cristiano puede someter a Dios toda preocupación, todo aquello que lo perturbe. Nada es tan pequeño que no pueda ser notado por nuestro compasivo Salvador y nada es tan grande que él no pueda soportarlo” (ST12/17/1885). PUD 153.4

“Mientras hacéis lo mejor, no fatiguéis vuestro cuerpo y vuestra mente con los cuidados de esta vida. No malogréis vuestra experiencia religiosa por las... PUD 153.5

...preocupaciones, sino confiad en que el Señor trabajará por vosotros y hará por vosotros lo que no podéis hacer por vosotros mismos” (LC 113). PUD 154.1

“Hay mucha preocupación innecesaria, mucha angustia mental por cosas inevitables. El Señor quisiera que sus hijos pusieran su confianza plenamente en él. Nuestro Señor es un Dios justo y recto; sus hijos deberían estarle agradecidos por su bondad y su justicia en las cosas grandes y pequeñas de la vida. Los que acarician el espíritu de preocupación y de queja se rehúsan a reconocer su mano guiadora” (LC 113). PUD 154.2

“Si nos preocupamos, estamos en peligro de fabricamos yugos para nuestros cuellos. No estemos preocupados porque así haremos más duro nuestro yugo y más pesada nuestra carga. Hagamos todo lo que podamos hacer sin estar preocupados, confiando en Cristo” (LC 120). PUD 154.3

“Si educamos nuestras almas para que tengan más fe, más amor, mayor paciencia, una confianza más perfecta en nuestro Padre celestial, tendremos más paz y felicidad a medida que enfrentemos los conflictos de esta vida. El Señor no se agrada de que nos irritemos y preocupemos lejos de los brazos de Jesús. El es la única fuente de toda gracia, el cumplimiento de cada promesa, la realización de toda bendición” (NEV 122). PUD 154.4

“Hay seguridad en confiar continuamente en Dios; y no debemos temer constantemente a futuros males. Esta preocupación y ansiedad prestada dejará de existir. Tenemos un Padre celestial que cuida a sus hijos y hace y hará que su gracia sea suficiente en cada momento de necesidad” (2T 72). PUD 154.5

“Si buscamos a Dios y nos convertimos cada día; si voluntariamente escogemos ser libres y felices en Dios; si con alegría en el corazón respondemos a su llamamiento y llevamos el yugo de Cristo, que es yugo de obediencia y de servicio, todas nuestras murmuraciones serán acalladas, todas las dificultades se alejarán, y quedarán resueltos todos los problemas complejos que ahora nos acongojan” (DMJ 86). PUD 155.1

“Muchos son incapaces de idear planes definidos para lo porvenir. Su vida es inestable. No pueden entrever el desenlace de los asuntos, y esto los llena a menudo de ansiedad e inquietud. Recordemos que la vida de los hijos de Dios en este mundo es vida de peregrino. No tenemos sabiduría para planear nuestra vida. No nos incumbe amoldar lo futuro en nuestra existencia... PUD 155.2

“Dejad que Dios haga planes para vosotros. Como niños, confiad en la dirección de Aquel que... no guía jamás a sus hijos por otro sendero que el que ellos mismos escogerían si pudieran ver el fin desde el principio” (MC 380). PUD 155.3