Promesas para los últimos días

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CAPÍTULO 37—PROMESAS PARA LOS JÓVENES

“Dios se compadece de los jóvenes y los ama, y quiere que encuentren la felicidad en él. El murió para redimirlos y los bendecirá si acuden a él con humildad y sinceridad” (4T 43). PUD 156.1

“A cada joven llega la invitación de Dios: ‘Hijo mío, dame tu corazón; lo conservaré puro; satisfaré sus anhelos con verdadera felicidad’. Dios se deleita en hacer felices a los jóvenes, y por esto quiere que entreguen su corazón a su custodia, para que todas las facultades que les dio se conserven en condición vigorosa y sana. Dios les ha confiado el don de la vida. Hace palpitar el corazón; da fuerza a toda facultad” (HC 450, 451). PUD 156.2

“En medio de los peligros de los últimos días, la única seguridad para los jóvenes reside en una vigilancia siempre creciente y en la oración. El joven que encuentre alegría en la lectura de la Palabra de Dios, y en la hora de oración, constantemente se sentirá refrigerado por los sorbos de la Fuente de la vida. Alcanzará una altura de excelencia moral y una amplitud de pensamiento que otros no pueden concebir” (HH 138). PUD 156.3

“Jesús ama a los jóvenes. Murió para salvarlos... ¡Oh, si ellos pudieran tan sólo saber cuánto los ama Dios! El quiere hacerlos buenos y puros, nobles, amables y corteses, para que puedan vivir con los ángeles puros y santos por la eternidad” (LC 218). PUD 157.1

“¡Qué posibilidades se presentan ante los jóvenes que se aferran de las divinas seguridades de la Palabra de Dios! Apenas puede comprender la mente humana lo que es la anchura y profundidad y altura de las adquisiciones espirituales que se pueden alcanzar al llegar a ser participantes de la naturalezsa divina” (AFC 161). PUD 157.2

“Los jóvenes de nuestros días pueden ser obreros juntamente con Cristo si así lo desean; y al hacerlo, se fortalecerá su fe y aumentará su conocimiento de la voluntad divina. Todo propósito verdadero y todo acto de bien hacer será registrado en el libro de la vida” (3T 370). PUD 157.3

“Si los consejos de la Palabra de Dios son seguidos fielmente, la gracia salvadora será llevada a nuestra juventud, porque los niños que son educados a amar y obedecer a Dios y que se entregan al poder modelador dor de su Palabra, son los objetos del especial cuidado y bendición de Dios” (LC 215). PUD 157.4

“Quisiera que todos los jóvenes pudieran comprender cuán valiosa es la ofrenda de un corazón joven que se entrega a Dios. Con cuánto amor los ángeles velan los pasos de los jóvenes que aman y temen al Señor. Jesús los conoce por nombre, y su ejemplo ayuda a otros jóvenes a hacer lo recto. El joven que ha acumulado en su corazón y mente las palabras de ánimo y advertencia de Dios, las valiosas perlas que son sus promesas, a las que puede recurrir en cualquier momento, será un conducto viviente de luz. Está en relación directa con la Fuente de toda luz” (MeM 165). PUD 158.1

“Los niños y jóvenes, con sus frescos talentos, energías y ánimo, y su rápida disposición para recibir las impresiones, son amados de Dios, y él desea ponerlos en armonía con los agentes divinos... Pertenecen a Cristo. Son la posesión adquirida por su sangre, el objeto de su amor. Viven porque él los guarda con su poder” (LC 217). PUD 158.2

“Cuando los jóvenes se encuentran sufriendo pruebas, que abran la Palabra Divina ante sus ojos y con fe y corazón humildes, busquen al Señor pidiéndole sabiduría para hallar el camino de Dios y recibir fuerza para andar por él...” (MeM 325). PUD 158.3

“Presentad a Dios vuestras necesidades, gozos, tristezas, cuidados y temores. No podéis agobiarlo ni cansarlo. El que tiene contados los cabellos de vuestra cabeza no es indiferente a las necesidades de sus hijos. ‘Porque el Señor es muy misericordioso y compasivo vo’. Su amoroso corazón se conmueve por nuestras tristezas y aun por nuestra presentación de ellas. Llevadle todo lo que confunda vuestra mente. Ninguna cosa es demasiado grande para que él no la pueda soportar; él sostiene los mundos y gobierna todos los asuntos del universo. Ninguna cosa que de alguna manera afecte nuestra paz es tan pequeña que él no la note. No hay en nuestra experiencia ningún pasaje tan oscuro que él no pueda leer, ni perplejidad tan grande que él no pueda desenredar. Ninguna calamidad puede acaecer al más pequeño de sus hijos, ninguna ansiedad puede asaltar el alma, ningún gozo alegrar, ninguna oración sincera escaparse de los labios, sin que el Padre celestial lo note, sin que tome en ello un interés inmediato” (CC 100, 101). PUD 158.4

“Dios no pide nada sin hacer provisión para su cumplimiento. Por medio de la gracia de Cristo podemos realizar todo lo que Dios requiere” (PVGM 242). PUD 159.1

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