El Evangelismo

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Finanzas y presupuesto

Sentaos y contad el costo—El pueblo de Dios no ha de avanzar ciegamente en la inversión de medios que no tiene y que no sabe de dónde obtener. Debemos manifestar sabiduría en los movimientos que hacemos. Cristo ha trazado ante nosotros el plan en virtud del cual su obra ha de ser realizada. Los que desean edificar mucho, siéntense primeramente y cuenten el costo, para ver si son capaces de terminar el edificio. Antes de empezar a realizar sus planes, deben consultar con consejeros sabios. Si un obrero, al no razonar bien de causa a efecto, está en peligro de hacer movimientos insensatos, sus colaboradores han de hablarle palabras de sabiduría, mostrándole dónde se encuentra el error.—Carta 182, 1902. Ev 67.1

Estricta economía—Que todos los que se hagan cargo de la obra en nuestras grandes ciudades sean cuidadosos en este respecto: en ningún lugar debe haber innecesaria inversión de dinero. No es por la ostentación externa como los hombres y mujeres han de aprender lo que abarca la verdad presente. Nuestros obreros han de practicar una estricta economía. Dios prohíbe toda extravagancia. Toda suma de dinero que esté a nuestra disposición ha de ser gastada con economía. No ha de efectuarse ninguna gran ostentación. El dinero de Dios ha de ser empleado para realizar, de la manera en que él lo indica, la obra que él ha declarado que debe ser hecha en nuestro mundo.—Carta 107, 1905. Ev 67.2

Comenzad sin ostentación—¿Por qué debemos demorar en comenzar la obra en nuestras ciudades? No hemos de esperar a que se realice algo maravilloso, o que se provea algún costoso aparato, para poder hacer una gran ostentación. ¿Qué es la paja en comparación con el trigo? Si andamos y trabajamos humildemente ante Dios, él preparará el camino delante de nosotros.—Carta 335, 1904. Ev 67.3

Un evangelismo equilibrado—Dios prohibe que haya un gran despliegue de medios en pocos lugares, sin considerar las necesidades de los muchos campos que apenas tienen alguna ayuda. La abnegación ejercida por los hermanos de las localidades favorecidas a fin de que pueda darse el auxilio adecuado a los campos necesitados, ayudará en la realización de una obra que traerá gloria a Dios. Nadie puede permitirse edificar una alta torre de influencia en una localidad, mientras se dejan otros lugares sin trabajar. El Señor conceda que nuestro entendimiento sea santificado, y que aprendamos a medir nuestras ideas con el trabajo y las enseñanzas de Cristo.—Carta 320, 1908. Ev 67.4

Costeando los gastos de un obrero—En las grandes ciudades han de ponerse a la obra muchos elementos. Los que están ubicados de tal manera que no pueden realizar una parte en el trabajo personal, pueden interesarse en costear los gastos de un obrero que puede ir. No presenten excusas nuestros hermanos y hermanas por no empeñarse en una obra fervorosa. Ningún cristiano vive para sí mismo.—Manuscrito 128, 1901. Ev 68.1

Las iglesias deberían financiar la obra en nuevos lugares—Los que conocen la verdad deben fortalecerse mutuamente y decir a los pastores: “Id al campo de la siega en el nombre del Señor, y nuestras oraciones os acompañarán como hoces agudas”. Así es como nuestras iglesias deberían dar un testimonio definido en favor de Dios, y también deberían dar sus dones y ofrendas, para que los que van al campo de labor tengan con qué trabajar por las almas.—Manuscrito 73a, 1900. Ev 68.2

La provisión de Dios para la obra en la ciudad—He tenido mensajes del Señor, que he transmitido repetidamente a nuestros hermanos, según los cuales hay muchos hombres adinerados que son susceptibles a las influencias e impresiones del mensaje evangélico. El Señor tiene un pueblo que aun no ha escuchado acerca de la verdad. Proseguid en vuestra obra, y las propiedades que se donarán para el adelanto de la verdad utilícense para establecer un centro en -----. Desígnese a las personas debidas, que no han manifestado el espíritu egoísta y codicioso que impide la afluencia de los recursos que deberían emplearse en las grandes ciudades, para que lleven a cabo la obra, porque Dios los reconoce como sus elegidos... Ev 68.3

Dios obrará en los corazones de personas adineradas cuando la Biblia y la Biblia sola, sea presentada como la luz del mundo. En esas ciudades la verdad ha de brillar como una lámpara ardiendo. Ev 68.4

Se ha formulado esta pregunta: ¿Por qué habéis hecho vuestra especialidad el trabajar por la clase más baja mientras pasáis por alto a hombres distinguidos y talentosos? Hay un campo que está maduro para la siega, y el Señor tiene los medios con los cuales trabajar esos campos. Hay hombres de grandes capacidades comerciales que aceptarán la verdad, hombres que confían en las Escrituras, quienes, del tesoro del corazón pueden sacar cosas nuevas y viejas. Dirigidos por el Espíritu Santo, estos hombres avanzarán de una manera que despejará las obstrucciones, de tal suerte que el pueblo pueda ser amonestado acerca de la pronta venida del Señor... Ev 68.5

En muchos testimonios he declarado que hombres ricos, que tienen el dinero de su Señor, serán inducidos por el Espíritu de Dios a abrir puertas al avance de la verdad en las grandes ciudades. Usarán los medios que se les ha confiado para preparar el camino del Señor, para enderezar camino en el desierto para nuestro Dios. Ev 68.6

Los que trabajan en las grandes ciudades deben alcanzar, si fuere posible, a los grandes del mundo, y aun a los dirigentes políticos. ¿Dónde está nuestra fe? Dios me ha presentado el caso de Nabucodonosor. El Señor manifestó su poder para lograr que el rey más poderoso de la tierra lo reconociese como Rey sobre todos los reyes. Obró sobre la mente del orgulloso rey hasta que Nabucodonosor lo reconoció como el “Altísimo”, “cuyo dominio es sempiterno, y su reino por todas las edades”. Daniel 4:34.—Carta 132, 1901. Ev 69.1

Solicitad de los ricos—Presenten los que trabajan en los intereses de la causa de Dios las necesidades de la obra de ----- ante los hombres ricos del mundo. Hacedlo juiciosamente. Decidles lo que estáis tratando de hacer. Solicitad donaciones de ellos. Son los medios de Dios los que ellos tienen y deben ser empleados en iluminar al mundo. Ev 69.2

Hay almacenados en el mundo grandes tesoros de oro y plata. Las riquezas de los hombres han sido acumuladas. Id a estos hombres con un corazón lleno del amor por Cristo y por la sufriente humanidad y pedidles que os ayuden en la obra que estáis tratando de hacer para el Maestro. Al ver que vosotros reveláis los sentimientos de benevolencia divinos, será tocada una cuerda en sus corazones. Se darán cuenta de que pueden ser la mano ayudadora de Dios al efectuar obra médica misionera. Serán inducidos a cooperar con Dios, a proporcionar las facilidades necesarias para poner en marcha la obra que debe ser hecha.—Manuscrito 40, 1901. Ev 69.3

Otros también deben tener facilidades—El pastor ----- emplea con prodigalidad el dinero que debe ir al sostén de los obreros en diferentes partes del campo. Necesita recordar que otros, además de él mismo, han de tener oportunidad de emplear sus talentos en la obra del Señor. Y ha de dárseles facilidades para el trabajo, de manera que puedan trabajar sin sacrificar la salud y aún la vida misma. Un obrero no ha de absorber una gran cantidad de dinero para realizar su ramo de trabajo de acuerdo con sus propios planes, dejando a su colaborador sin los medios que debiera tener a fin de realizar el trabajo que le fuere asignado. Aun cuando este dinero venga de los que no son de nuestra fe, es el dinero del Señor. Dios no ha ordenado que un obrero tenga superabundancia, mientras sus colaboradores se hallen tan atados por falta de recursos que no puedan realizar la obra que debe ser hecha.—Carta 49, 1902. Ev 69.4

Almas convertidas han de proveer recursos—A medida que los hombres y mujeres son guiados a la verdad en las ciudades, los medios comenzarán a entrar. Tan seguramente como las almas honestas se convertirán, sus recursos serán consagrados al servicio del Señor, y veremos un aumento de nuestros medios.—Manuscrito 53, 1909. Ev 69.5

Formad un fondo de reserva—La obra evangélica no ha de ser hecha de la manera egoísta y con exaltación propia en que el pastor ----- la ha realizado. Los medios que llegan a las manos de los obreros en la causa del Señor pertenecen a Dios y han de ser empleados de una manera económica. Cuando grandes sumas de dinero sean donadas para la obra, póngase a un lado una parte de estos medios, porque habrá emergencias a las cuales hacer frente en la gran viña del Señor.—Carta 149, 1901. Ev 70.1

Buenos administradores para nuevos campos—Tiene mucha importancia un buen comienzo cuando se inicia la obra en un nuevo lugar. Se me ha mostrado que la obra en ----- ha estado trabada sin realizar el adelanto que debería haber hecho si hubiese comenzado bien. Habría podido llevarse a cabo mucho más con un método diferente de administración, y así se habrían insumido menos recursos de la tesorería. Tenemos un legado grande y sagrado en las verdades superiores que nos han sido encomendadas.—Carta 14, 1887. Ev 70.2

No debe haber exceso de economía—Aun cuando debemos ser económicos, no hemos de llevar la economía hasta el exceso. Es una de las cosas tristes y extrañas de la vida que los grandes errores se hacen a veces por llevar la virtud de la abnegación hasta el extremo. Es posible que los obreros del Señor sean presuntuosos y lleven demasiado lejos la abnegación que los induzca a pasarlo sin suficiente alimento y sin suficiente vestido a fin de hacer que cada peso alcance el máximo posible. Algunos obreros trabajan en exceso y lo hacen prescindiendo de algunas cosas que deben tener, porque no hay suficiente dinero en la tesorería para sostener el número de obreros que debieran estar en el campo de labor. Habría más dinero si todos trabajaran de acuerdo con el mandato de Cristo: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”. Mateo 16:24.—Carta 49, 1902. Ev 70.3

Evitad la mezquindad—El objetivo que debe ser tenido en cuenta entre nosotros es el de ser reformadores y no fanáticos. Al tratar con los no creyentes, no manifestéis un despreciable espíritu de ruindad, porque si os detenéis a regatear por una pequeña suma, perderéis al fin una suma mucho mayor. Ellos dirán: “Ese hombre es un estafador; él lo defraudaría y lo despojaría a Ud. de sus derechos si lo pudiera hacer, de manera que manténgase en guardia cuando tenga algo que tratar con él”. Pero si en una transacción, una friolera que estaría a vuestro favor, es cedida a la otra persona, ella tratará con vosotros de acuerdo con el mismo plan generoso. La mezquindad engendra mezquindad, la tacañería engendra tacañería. Los que siguen esta conducta no saben cuán mezquina les parece a los demás, especialmente a aquellos que no son de nuestra fe; y la causa preciosa de la verdad queda marcada por este defecto.—Carta 14, 1887. Ev 70.4