El Evangelismo

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Planes para una obra permanente*

Arar la superficie: una cosecha limitada—Nos encontramos en peligro de esparcirnos sobre mayor territorio y comenzar más empresas de las que podemos atender prósperamente, y éstas llegarán a ser una carga agobiadora y dispendiosa. Debemos cuidarnos del peligro de recargar algunos ramos de nuestra obra y dejar algunas partes importantes de la viña del Señor descuidadas. El emprender y planear una gran cantidad de trabajo y no hacer nada perfectamente, sería un mal plan. Hemos de avanzar, pero únicamente con el consejo de Dios. No debemos apartarnos tanto de la sencillez de la obra, que perdamos nuestra percepción espiritual y nos resulte imposible cuidar los muchos ramos acumulados de trabajos y de empresas iniciadas, sin sacrificar a nuestros mejores ayudantes para mantener las cosas en orden. La vida y la salud deben ser objeto de consideración. Ev 63.1

Aun cuando debemos estar siempre listos a seguir las providencias de Dios que abren puertas, no debemos trazar planes más amplios en lugares donde nuestra obra está representada, ni ocupar más terreno que aquel en el cual tengamos ayuda y recursos para consolidar bien la obra. El arar superficialmente conduce a una cosecha limitada y dispersa. Sostened y aumentad el interés ya despertado, hasta que la nube avance, y entonces seguidla. Aun cuando hay planes más amplios y campos que se abren constantemente para los obreros, nuestras ideas y puntos de vista deben ampliarse con respecto a los obreros que deben trabajar en nuevos campos en la viña del Señor para traer almas a la verdad.—Carta 14, 1886. Ev 63.2

Esparciendo una capa muy delgada—No se inviertan los medios que están a vuestra disposición en tantos lugares que nada satisfactorio pueda lograrse en ninguna parte. Es posible que los obreros esparzan sus esfuerzos sobre tan extenso territorio que nada se haga en forma adecuada en los mismos lugares donde, por la dirección de Dios, la obra deba ser fortalecida y perfeccionada.—Carta 87, 1902. Ev 63.3

Meticulosidad en los detalles de una campaña—Si nuestro temperamento activo reúne tal cantidad de trabajo que no tengamos ni la fuerza ni la gracia de Cristo para realizar con comprensión, orden y exactitud, cualquier cosa que emprendamos mostrará imperfección, y la obra será constantemente perjudicada. Dios no será glorificado, por bueno que sea el motivo. Hay una falta de sabiduría que se revela muy sencillamente. El obrero se queja de que tiene constantemente cargas demasiado pesadas que llevar, cuando Dios no se agrada de que asuma tales cargas; y hace que su vida sea una vida de congojas y ansiedades y cansancio, porque no quiere aprender las lecciones que Cristo le ha dado: de llevar el yugo de Cristo y sus cargas más bien que el yugo y las cargas de su propia creación... Ev 63.4

Dios quiere obreros inteligentes, que hagan su obra, no en forma precipitada, sino cuidadosa y cabalmente, conservando siempre la humildad de Jesús. Aquellos que consagran atención y esfuerzo duro a los más altos deberes, deben poner cuidado y atención en los deberes más humildes, manifestando exactitud y diligencia. ¡Oh! cuánto trabajo descuidado se realiza, cuántas cosas se dejan sin terminar porque existe un constante deseo de emprender obras mayores. Se pasa por encima del hecho de que la obra se relaciona con el servicio de Dios, porque acumulan tanto trabajo ante sí que nada se hace cuidadosamente. Pero toda la obra ha de soportar el escudriñamiento del Juez de toda la tierra. Los deberes más humildes relacionados con el servicio del Maestro asumen importancia, porque se trata del servicio de Cristo.—Carta 48, 1886. Ev 64.1

No debemos despertar nuevos intereses hasta que los otros hayan sido consolidados—No debemos planear grandes comienzos mientras tengamos tan poca fuerza para completar lo que ya ha sido comenzado. No se acometan nuevas empresas antes de tiempo, para absorber en otros lugares los recursos que deben ser empleados para edificar la obra en -----. Los intereses en ese lugar deben quedar firmemente establecidos antes de entrar en otro territorio.—Carta 87, 1902. Ev 64.2

Hay que mantener el interés en el mensaje—La experiencia recogida en esta serie de reuniones, además de las instrucciones que he recibido en diferentes oportunidades con respecto a la celebración de reuniones de reavivamiento en las grandes ciudades, me ha inducido a recomendar que cada año se celebre un mayor número de estas reuniones, aunque algunas de ellas sean pequeñas, porque constituyen un medio poderoso para atraer la atención de las masas. Mediante estas reuniones de reavivamiento celebradas en las ciudades, miles de personas serán atraídas para que oigan la invitación a la fiesta: “Venid, que ya todo está preparado”. Lucas 14:17. Ev 64.3

Después de despertar el interés del público, no debemos terminar estas reuniones, no debemos desarmar las carpas y dejar que la gente piense que todo ha concluido, justamente en el momento cuando cientos de personas han comenzado a manifestar interés. Es precisamente entonces cuando puede llevarse a cabo una gran cantidad de bien por medio de una obra realizada fielmente y con fervor. Hay que dirigir las reuniones en tal forma que se mantenga el interés del público. Ev 64.4

En algunos casos puede ser difícil contar con los servicios de los oradores principales durante algunas semanas con el fin de aprovechar el interés suscitado por las reuniones; puede resultar costoso el alquiler del terreno y tener en pie una cantidad suficiente de carpas familiares con el objeto de mantener la apariencia de una serie de reuniones de reavivamiento efectuadas en carpa; puede ser un sacrificio para varias familias tener que acampar en tiendas con el propósito de ayudar a los pastores y obreros bíblicos en la tarea de visitar los hogares y de dar estudios bíblicos a los interesados, y para invitar a la gente; pero los resultados de esto bien valen el esfuerzo que debe realizarse. Ha sido mediante estos esfuerzos fervorosos y enérgicos como algunas de nuestras reuniones de reavivamiento han sido el instrumento para levantar iglesias fuertes y activas; y es precisamente mediante esta obra decidida como el mensaje del tercer ángel ha de llevarse a los habitantes de nuestras ciudades.—The Review and Herald, 4 de abril de 1899. Ev 65.1

Un trabajo organizado y de larga duración—Algunas veces un gran número de oradores colabora durante unos pocos días en una serie de reuniones de reavivamiento, y justamente cuando el interés de la gente ha comenzado a manifestarse plenamente, casi todos ellos se van a otra reunión dejando en el lugar a dos o tres oradores para que luchen contra la influencia deprimente ejercida por la tarea de desarmar y transportar todas las carpas familiares. Ev 65.2

Cuánto mejor sería en muchos casos si las reuniones se continuaran durante más tiempo; si de cada iglesia cercana vinieran algunos miembros preparados para quedar en el lugar durante un mes o más a fin de colaborar en las reuniones y para aprender a trabajar en forma aceptable. Si hicieran esto, podrían volver a sus iglesias con una valiosa experiencia. Cuánto mejor sería si algunos de los mismos oradores que despiertan el interés en el público durante las reuniones que cuentan con mayor asistencia, permaneciesen en el lugar para continuar la obra comenzada por medio de un trabajo cabalmente organizado y proseguido durante un tiempo prolongado.—The Review and Herald, 4 de abril de 1899. Ev 65.3

La cosecha que no se recoge—Sería mucho mejor, y se realizaría un mayor bien, si hubiese menos reuniones de reavivamiento en carpas y si hubiese un conjunto mayor de personas con diversos dones dedicados al trabajo. Además de esto, habría que permanecer el mayor tiempo posible en un mismo lugar donde se ha despertado interés.* Ha habido demasiada prisa por desarmar la carpa. Algunas personas* comienzan a ser impresionadas favorablemente y esto hace necesario que se lleven a cabo esfuerzos perseverantes hasta que sus mentes se afirmen y ellos puedan entregarse a la verdad. Ev 65.4

En muchos lugares donde se habían levantado las carpas, los ministros permanecieron hasta que el prejuicio comenzó a desaparecer, y entonces algunas personas escuchaban con sus mentes libres de prevención; pero justamente entonces se desarma la carpa y se la envía a otro lugar. Y allí se repiten las idas y venidas, y esto insume tiempo y recursos, y los siervos de Dios ven muy pocos frutos como resultado de estas reuniones de reavivamiento en carpas. Sólo pocas personas son llevadas al conocimiento de la verdad, y los siervos de Dios viendo muy poco resultado en el que puedan gozarse y encontrar ánimo, y que pueda estimularlos a desarrollar sus dones particulares, pierden, en lugar de ganar, su eficacia, su espiritualidad y su poder.—Testimonies for the Church 1:148 (1857). Ev 66.1

Obreros para continuar el trabajo—He estado pensando en lo que ocurría cuando la proclamación en alta voz del mensaje del primer ángel fue dada en Portland y en la ciudad de Boston. Los esfuerzos llevados a cabo en esos lugares fueron seguidos por un trabajo continuo similar al que Ud. pastor ----- y Hna. ----- y vuestros colaboradores estáis haciendo. Esta obra es realmente la obra del Señor.—Carta 182, 1906. Ev 66.2

Llevad familias que mantengan despierto el interés—Consideramos la localidad de Toronto [Australia] un lugar de veraneo. Todos estos lugares distan de 15 a 30 km de Cooranbong, y deben ser trabajados tan pronto como encontremos familias consagradas que puedan ser ubicadas allí para mantener despierto el interés. Todos estos campos están blancos para la siega, pero no podemos hacer nada sin contar con obreros dedicados que puedan entrar para despertar y mantener el interés.—Carta 76, 1899. Ev 66.3

Se necesita una táctica sabia—Se necesita una táctica sabia en la selección de los campos de labor. Deben efectuarse planes antes de entrar en un campo, con respecto a cómo estas almas han de ser cuidadas. ¿Quiénes ministrarán a estas personas que aceptarán la verdad? Han aceptado una verdad impopular. ¿Quién las educará después que hayan aprendido su A B C? ¿Quién dará el molde espiritual a su experiencia? Ev 66.4

El trabajar a un alto costo para traer almas a la verdad y entonces dejarlas para que modelen su propia experiencia de acuerdo con las ideas falsas que han recibido y que han entretejido en su experiencia religiosa, dejaría esa obra mucho peor de lo que sería si la verdad nunca les hubiera sido traída. Dejar la obra incompleta y deshaciéndose es peor que esperar hasta que se hagan planes bien delineados para cuidar de aquellos que aceptan la fe.—Carta 60, 1886. Ev 66.5