La Educación

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La experiencia de Salomón

En los primeros años de la vida de Salomón faltó la disciplina de los primeros años de la vida de David. En cuanto a condiciones, carácter y vida, parecía más favorecido que todos los demás. Noble en su juventud y en su adultez, amado por su Dios, Salomón se inició en un reinado que prometía gran prosperidad y honor. Las naciones se maravillaban del conocimiento y la perspicacia del hombre a quien Dios había dado sabiduría. Pero el orgullo de la prosperidad lo separó de Dios. Salomón se apartó del gozo de la comunión divina para buscar satisfacción en los placeres de los sentidos. Él mismo escribió: ED 136.2

“Acometí grandes obras, me edifiqué casas, planté viñas para mí; me hice huertos y jardines, y planté en ellos toda clase de árboles frutales [...]. Compré siervos y siervas, y tuve siervos nacidos en casa. Tuve muchas más vacas y ovejas que cuantos fueron antes de mí en Jerusalén. Amontoné también plata y oro, y preciados tesoros dignos de reyes y de provincias. Me hice de cantores y cantoras, y de toda clase de instrumentos musicales, y gocé de los placeres de los hijos de los hombres. Fui engrandecido y prosperé más que todos cuantos fueron antes de mí en Jerusalén [...]. No negué a mis ojos ninguna cosa que desearan, ni privé a mi corazón de placer alguno, porque mi corazón se gozaba de todo lo que hacía [...]. Miré luego todas las obras de mis manos y el trabajo que me tomé para hacerlas; y he aquí, todo es vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol. Después volví a considerar la sabiduría, los desvaríos y la necedad; pues ¿qué podrá hacer el hombre que venga después de este rey? Nada, sino lo que ya ha sido hecho”15. ED 136.3

“Aborrecí, por tanto, la vida [...]. Asimismo aborrecí todo mi trabajo que había hecho debajo del sol”16. ED 137.1

Por medio de su amarga experiencia, Salomón conoció la vanidad de una vida que busca su mayor bien en los placeres terrenales. Construyó altares a dioses paganos solo para comprender cuán vana es la promesa de descanso que ofrecen al alma. ED 137.2

En sus últimos años, Salomón se apartó, cansado y sediento, de las resquebrajadas cisternas de la tierra, y volvió a beber de la fuente de la vida. Inspirado por el Espíritu Santo, escribió para las futuras generaciones la historia de sus años malgastados, con sus lecciones de advertencia, y así aunque su pueblo cosechó el mal que él había sembrado, la obra de la vida de Salomón no se perdió totalmente. Al fin, la disciplina del sufrimiento llevó a cabo en él su obra. ED 137.3

Pero con semejante alborear, ¡cuán glorioso hubiera podido ser el día de su vida si Salomón hubiera aprendido en su juventud la lección que el sufrimiento había enseñado a otros! ED 137.4