Mensajera del Señor

Capitulo 27—Principios de Salud/4
Principios y Normas

“Téngase siempre presente que el gran objeto de la reforma higiénica es asegurar el más alto desarrollo posible de la mente, el alma y el cuerpo.Todas las leyes de la naturaleza —que son las leyes de Dios— han sido ideadas para nuestro bien. Su obediencia promoverá nuestra felicidad en esta vida, y nos ayudará a prepararnos para la vida futura”. 1 MDS 310.1

Elena de White expuso ciertas pautas que ayudarían a todos a efectuar decisiones positivas y progresistas, especialmente con respecto a la reforma pro salud. El primer principio, que se aplica a todas las áreas de las responsabilidades cristianas, es que cada uno conozca por sí mismo cuál es su “deber conocido”. En cualquier momento dado, un “deber conocido” puede no ser el mismo para dos personas, quienesquiera que sean. Sin embargo, resistirse a un “deber conocido”, poco o mucho, revela el corazón de un rebelde, un problema más profundo que un asunto de dieta. 2 MDS 310.2

En 1893 Elena de White escribió: “Nadie puede creer con el corazón para la justicia y obtener así la justificación por la fe mientras continúe en la práctica de aquellas cosas que prohíbe la Palabra de Dios, o mientras descuide cualquier deber conocido”. 3 MDS 310.3

Descuidar un “deber conocido” causará “debilidad y oscuridad, y nos someterá a una tremenda tentación”. 4 En otras palabras, oír las instrucciones que Dios confirmó a través de Elena de White pero no incorporarlas a la vida de uno, abre la puerta a otras tentaciones y a las tinieblas espirituales. MDS 310.4

El segundo principio es que debiéramos hacer lo mejor posible bajo toda circunstancia. Por ejemplo, en los días cuando no había suplementos nutricionales, o cuando no se podía conseguir fácilmente una variedad de vegetales y frutas, Elena de White sugirió que el jugo de uva en la mejor forma disponible era apropiado como un suplemento alimenticio para propósitos medicinales.5 Obviamente ella no estaba sugiriendo que debía usarse el vino como una bebida recreativa o como un elemento de la dieta regular de uno. MDS 310.5

Cuando ella recomendó “vino doméstico” para propósitos medicinales, sabía que la persona enferma necesitaba las propiedades nutritivas de la uva, nutrientes que el cuerpo podría asimilar rápidamente. Considerando las circunstancias, si el vino doméstico contenía un poco de alcohol, aún proveería más beneficio que no tomándolo. En 1868, en uno de sus artículos de preguntas y respuestas, Jaime White escribió: “Durante el año pasado, la Sra. White ha tenido, en tres o cuatro ocasiones, una sensación de gran debilidad y mareo en la mañana... Para prevenir mareos penosos en esos momentos, ella, inmediatamente después de levantarse, tomaba un huevo disuelto en un poco de vino puro, doméstico, quizás una cucharada a la vez, y nunca pensó que esto tenía que ver con drogas, como ella usa el término en sus escritos, más que con el hombre en la luna. Durante el año pasado ella puede haber usado cerca de medio litro de vino (una pinta). El uso de vino se justifica sólo en casos extremos, y entonces permítase ‘un poco de vino’, para estimular suavemente a los que están sumidos en el abatimiento”. 6 MDS 310.6

En Australia, durante la década de 1890, era difícil encontrar una dieta de calidad y la carne era el alimento más económico disponible. En cierta ocasión, cuando había enfermos en la casa de un vecino, la Sra. White recordó que “en la casa no había nada adecuado para comer. Y ellos rehusaron comer nada que nosotros les lleváramos. Habían estado acostumbrados a la carne. Creimos que debía hacerse algo. Le dije a Sara [McEnterfer]: ‘Saque algunos pollos de mi casa y prepáreles un poco de sopa’... Pronto se recuperaron”. MDS 311.1

¿La lección? “Aunque nosotros mismos no usábamos carne, cuando pensábamos que era esencial para esa familia en su tiempo de enfermedad, les dimos lo que creíamos que necesitaban. Hay ocasiones en que debemos encontrar a la gente donde está”. 7 MDS 311.2

Sin embargo, aquí nuevamente se necesita sentido común: el primero y el segundo principio considerados juntos debieran darles sabiduría a la persona que provee el cuidado de la salud y a la persona enferma. MDS 311.3

El tercer principio es evitar “todo lo perjudicial” y el cuarto, “usar cuerdamente lo que es saludable”. 8 MDS 311.4

El quinto principio pone énfasis en el dominio propio. “La excesiva indulgencia en comer, beber, dormir, y ver, es pecado”. 9 La indulgencia propia se manifiesta a menudo “en el vestir” y en el “exceso de trabajo”, con lo que se indica que la mente no está “bajo el dominio de la razón y la conciencia”. 10 MDS 311.5

El sexto principio es que no debiéramos prescribir “un régimen [alimenticio] definido”. 11 Obviamente, se dieron advertencias claras y precisas sobre ciertos alimentos malsanos. Pero al referirse a la dieta que debiera reemplazar los alimentos perjudiciales, Elena de White trazó pautas amplias, tales como “los cereales, las frutas carnosas, las oleaginosas y las legumbres”. 12 ¿Por qué trazos amplios sin “líneas precisas”? Porque ella admitía que una dieta saludable debe reconocer diferencias individuales en cuanto al clima, la ocupación y las características físicas. 13 MDS 311.6

El séptimo principio revela una actitud solícita y compasiva: no debiera urgirse una dieta sin carne hasta tanto estén disponibles los sustitutos apropiados de la proteína y se comprendan las razones para la sustitución de la carne. 14 MDS 311.7

El octavo principio destaca la motivación que hay detrás de la reforma pro salud: la reforma pro salud no es un conjunto de deberes por los cuales impresionamos a Dios y ganamos su amor (legalismo). Antes bien, es una revelación más de un Dios amante en cuanto a cómo evitar mejor las circunstancias tristes que resultan de decisiones equivocadas. La reforma pro salud contiene esas instrucciones que apresurarán el desarrollo del carácter y una vida de servicio, lo que es el objeto de la redención y el propósito de la existencia. La reforma pro salud encama un sistema de elecciones que se entiende progresivamente a través de la experiencia. Por esta razón, el consumo de carne, por ejemplo, nunca ha sido una “prueba de discipulado” en la Iglesia Adventista. 15 MDS 311.8

El noveno principio está mejor expresado en la simple fórmula de Elena de White: “No me constituyo en criterio de ninguna otra persona”. Ella no intentaba ser conciencia para otros, ni hacía “inspecciones” en las mesas de aquellos que seguían más lentamente la luz progresiva. 16 MDS 311.9

El décimo principio permea los nueve anteriores: Debemos razonar de causa a efecto, lo que está quizás mejor expresado en el consejo de Pablo: “Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará” (Gál. 6:7). 17 MDS 311.10