Testimonios para la Iglesia, Tomo 1

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Número 13—Testimonio para la iglesia

Introducción

Una vez más siento que es mi deber hablar al pueblo de Dios con mucha franqueza. Me es humillante señalar los errores y la rebeldía de aquellos que han estado relacionados por tanto tiempo con nosotros y nuestra obra. Lo hago para corregir declaraciones equivocadas que han trascendido al exterior concerniente a mi esposo y a mí misma, y como advertencia para otros; declaraciones que han tenido la intención de causar daño a la obra. Si el sufrimiento fuera solamente para mi esposo y para mí, guardaría silencio; pero cuando la causa está en peligro de reproche y sufrimiento, es mi deber hablar, auque sea humillante. Hay hipócritas y orgullosos que se ensalzarán por sobre nuestros hermanos porque son suficientemente humildes para confesar sus pecados. Dios ama a su pueblo que guarda sus mandamientos, y los reprende, no porque son los peores, sino porque son el mejor pueblo en el mundo. “Porque a los que amo”, dice Jesús, “reprendo y castigo”. 1TPI 495.1

Deseo llamar especialmente la atención de mis lectores a los notables sueños registrados en esta obrita, todos ilustrando lo mismo en forma clara y armoniosa. Multitud de sueños surgen de las cosas comunes de la vida, con las cuales el Espíritu de Dios no tiene nada que ver. Hay también sueños falsos así como visiones falsas, inspirados por el espíritu de Satanás. Pero los sueños provenientes del Señor están categorizados en la palabra de Dios con las visiones y son tan ciertamente frutos del espíritu de profecía como lo son las visiones. Tales sueños, tomando en cuenta las personas que los tienen y las circunstancias bajo las cuales son dados, contienen sus propias pruebas de autenticidad. Que las bendiciones de Dios acompañen a esta obrita. 1TPI 495.2

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