Testimonios para la Iglesia, Tomo 1

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Extremos en la manera de vestir

No consideramos que armonice con nuestra fe vestirnos con el traje americano, usar vestidos con armadura de alambre o ir hasta el extremo de llevar vestidos excesivamente largos que barren las veredas y las calles. Si las mujeres usaran vestidos que llegaran a unos tres a cinco centímetros sobre el sucio suelo de la calle, éstos serían modestos, podrían mantenerse limpios con mayor facilidad y durarían más. Un vestido con estas características armonizaría con nuestra fe. He recibido varias cartas de hermanas que consultaban mi opinión con respecto al uso de faldas acordonadas. Envié la respuesta por carta a esta hermana del Estado de Wisconsin. A continuación transcribo la carta para beneficio de otros: 1TPI 375.1

“Como pueblo, no consideramos que es nuestro deber retirarnos del mundo para estar fuera de moda. Si tenemos un estilo de vestir pulcro, sencillo, modesto y cómodo, y si los mundanos eligen vestirse como nosotros, ¿tenemos por eso que cambiar nuestro estilo para diferenciarnos del mundo? No, es innecesario ser raros o excéntricos en nuestra manera de vestir para diferir del mundo, a fin de que no nos desprecien por hacerlo. Los cristianos son la luz del mundo y la sal de la tierra; por lo tanto su ropa debe ser pulcra y modesta, su conversación debe ser casta y celestial y su comportamiento irreprochable. 1TPI 375.2

“¿Como debemos vestirnos? Si algunas damas usaban vestidos de tela gruesa y acolchada antes de la introducción de la moda de los vestidos con armazón de alambre, sólo por ostentación y no por comodidad, pecaron contra sí mismas al perjudicar su salud, puesto que tienen el deber de preservarla. Si los usan ahora para causar la impresión de que su ropa tiene armazón de alambre, están pecando porque procuran imitar una moda que es vergonzosa. Antes de la introducción de la moda de los vestidos con armazón de alambre se usaban las faldas acordonadas. Yo misma he usado una falda ligeramente acordonada desde la edad de catorce años, no por ostentación sino por comodidad y decencia. No abandoné su uso cuando aparecieron los vestidos con armazón de alambre. ¿Debiera desechar ahora mi estilo de vestir porque surgió la moda de la ropa con armazón de alambre? No, porque eso sería llevar las cosas a un extremo. 1TPI 375.3

“Debo recordar siempre que debo ser un ejemplo para otros, de modo que no debo cambiar constantemente de moda de vestir, sino tener siempre un proceder parejo e independiente sin incurrir en extremos en la manera de vestir. Descartar mi vestido acordonado, que siempre fue modesto y cómodo, y usar en su lugar una delgada falda de algodón y así parecer ridícula, sería incorrecto, porque entonces no daría un ejemplo apropiado, sino que pondría un argumento en boca de las que se visten con trajes con armazón de alambre. Para justificarse por usar vestidos con armazón, me señalarían como alguien que no los usa, y dirían que no se humillarían en esa forma. Al incurrir en esos extremos destruiríamos toda la influencia que de otro modo podríamos ejercer e induciríamos a las que usan ropa con armazón a justificar su proceder. Debemos vestirnos modestamente, sin siquiera preocuparnos de la moda de los vestidos con armazón de alambre. 1TPI 375.4

“Existe una posición intermedia en todo esto. Ojalá que todas encontráramos esa posición y nos mantuviéramos en ella. En este tiempo solemne escudriñemos nuestros corazones, arrepintámonos de nuestros pecados y humillémonos ante Dios. La obra que debemos realizar es entre Dios y nuestras almas. Se trata de una obra individual, y todas tendrán bastante que hacer sin criticar el vestido, las acciones y los motivos de sus hermanos y hermanas. ‘Buscad a Jehová todos los humildes de la tierra, los que pusisteis por obra su juicio; buscad justicia, buscad mansedumbre; quizás seréis guardados en el día del enojo de Jehová’. Sofonías 2:3. Esta es nuestra obra. Aquí no se está hablando a pecadores, sino a los humildes de la tierra, a los que han llevado a cabo sus juicios u obedecido sus mandamientos. Hay una obra para cada uno, y si todos obedecen, veremos una placentera unión en las filas de los observadores del sábado”. 1TPI 376.1

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