Testimonios para la Iglesia, Tomo 3

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Número 24—Testimonio para la iglesia

La gran rebelión

Coré, Datán y Abiram se rebelaron contra Moisés y Aarón, y por ende contra el Señor. El Señor había colocado responsabilidades especiales sobre Moisés y Aarón al seleccionarlos para el sacerdocio y al conferirles la dignidad y la autoridad de dirigir la congregación de Israel. Moisés se sentía afligido por la continua rebelión de los hebreos. Como dirigente visible y designado por Dios, había estado relacionado con los israelitas durante tiempos de peligro, y había soportado sus descontentos, sus celos y murmuraciones sin represalias y sin tratar de verse libre de su cargo difícil. 3TPI 371.1

Cuando los hebreos fueron colocados en escenas de peligro o en las que se restringía su apetito, en vez de confiar en Dios, que había hecho cosas maravillosas para ellos, murmuraban contra Moisés. El Hijo de Dios, aunque invisible para la congregación, era el dirigente de los israelitas. Su presencia iba delante de ellos y conducía todos sus viajes, mientras que Moisés era su líder visible, quien recibía instrucciones del Ángel, que era Cristo. 3TPI 371.2