Testimonios para la Iglesia, Tomo 7
El conocimiento de las leyes de la salud
Hemos llegado a un tiempo en el cual cada miembro de la iglesia debe hacer obra misionera médica. Este mundo se parece a un hospital lleno de víctimas de enfermedades físicas y espirituales. Por todas partes, hay gente que muere por carecer del conocimiento de las verdades que nos han sido confiadas. Es necesario que los miembros de la iglesia despierten y comprendan su responsabilidad en cuanto a dar a conocer estas verdades. Los que han sido alumbrados por la verdad deben ser portaluces para el mundo. En el tiempo actual, ocultar nuestra luz sería una gravísima falta. El mensaje que Dios dirige a su pueblo hoy es éste: “Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti” Isaías 60:1. 7TPI 63.1
Por todas partes se ve a personas que han tenido mucha luz y conocimiento elegir voluntariamente el mal antes que el bien. No tratan de reformarse, y empeoran de día en día. Mas los hijos de Dios no deben vivir en las tinieblas. Como reformadores, deben andar en la luz. 7TPI 63.2
La obra médica misionera abrirá muchas puertas delante del verdadero reformador. No es necesario esperar hasta ser llamado a algún campo lejano para ayudar a los demás. Dondequiera que estemos podemos empezar inmediatamente. Se presentan ocasiones para todos. Emprendamos el trabajo del cual somos responsables, la obra que debe hacerse en nuestra casa y en nuestro vecindario. No esperemos a que se nos inste a obrar. Con temor de Dios, echemos mano a la obra sin dilación, acordándonos de nuestra responsabilidad personal delante de Aquel que dio su vida por nosotros. Obremos como quienes oyen a Cristo llamarlos personalmente a hacer cuanto sea posible para servirle. No miremos en derredor nuestro para ver quiénes más están listos. Si somos verdaderamente consagrados, Dios traerá a la verdad, por nuestro ministerio, a otras personas de las que podrá servirse para comunicar la luz a buen número de aquellos que andan a tientas en las tinieblas. 7TPI 63.3
Todos pueden hacer algo. Algunos dirán, tratando de disculparse: “Mis deberes domésticos y mis hijos exigen todo mi tiempo y todos mis recursos”. Padres, vuestros hijos pueden ser para vosotros una ayuda que acreciente vuestras fuerzas y capacidades de trabajar para el Maestro. Los niños son los miembros más jóvenes de la familia del Señor. Deben ser inducidos a consagrarse a Dios, a quien pertenecen por derecho de creación y de redención. Se les debe enseñar que todas sus energías del espíritu, del cuerpo y del alma pertenecen al Señor. Hay que enseñarles a servir en diferentes actividades útiles y desinteresadas. No permitáis que vuestros hijos sean impedimentos. Ellos deben compartir con vosotros vuestras cargas espirituales así como las materiales. Al ayudar a otros, ellos acrecientan su propia felicidad y utilidad. 7TPI 64.1
Nuestros hermanos y hermanas deben demostrar que se interesan intensamente en la obra misionera médica. Deben prepararse para hacerse útiles estudiando los libros escritos para nuestra instrucción en este sentido. Dichos libros son dignos de nuestra atención y merecen que se los aprecie más que en lo pasado. Una gran parte de las verdades que todos debieran conocer para su propio bien fueron escritas con la intención de instruirnos acerca de los principios de la salud. Los que estudian y ponen en práctica dichos principios serán abundantemente bendecidos, física y espiritualmente. Una comprensión de la filosofía de la salud será una salvaguardia contra los muchos males que continuamente van en aumento. 7TPI 64.2
Muchos de los que quisieran adquirir conocimientos en el ramo médico misionero tienen deberes domésticos que les impiden a veces unirse a otros para el, estudio. En tal caso, pueden aprender muchas cosas en su casa acerca de la voluntad de Dios con referencia a dicha obra misionera y aumentar así su capacidad de ayudar a otros. Padres y madres, tratad de obtener cuanta ayuda os sea posible del estudio de nuestros libros y periódicos. Leed la revista Good Health (Buena salud); está llena de enseñanzas útiles. Tomad tiempo para leer a vuestros hijos partes de nuestros libros referentes a la salud, así como de aquellos que tratan más particularmente temas religiosos. Enseñadles la importancia que tiene el cuidado de nuestro cuerpo -este tabernáculo que habitamos. Formad un círculo de lectura en el cual cada miembro de la familia, poniendo a un lado los cuidados del día, se dedicará al estudio. Padres, madres, hermanos, hermanas, tomad a pecho esa tarea y veréis cuán ampliamente se beneficiará con ello vuestra familia. 7TPI 64.3
Sobre todo, los jóvenes que han adquirido la costumbre de leer novelas recibirán beneficios de este estudio de la velada en casa. Jóvenes de ambos sexos, leed las obras que puedan daros un conocimiento verdadero para contribuir a la ayuda de toda la familia. Decid con firmeza: “No quiero perder un tiempo precioso leyendo lo que no me reportará ningún provecho y que sólo puede impedirme ser útil a los demás. Quiero consagrar mi tiempo y mis pensamientos a hacerme capaz de servir a Dios. Quiero apartar los ojos de las cosas frívolas y culpables. Mis oídos pertenecen al Señor, y no quiero escuchar los raciocinios sutiles del enemigo. Mi voz no quedará, en ninguna manera, a la disposición de una voluntad que no esté bajo la influencia del Espíritu de Dios. Mi cuerpo es templo del Espíritu Santo y emplearé todas las facultades de mi ser para perseguir un noble fin”. 7TPI 65.1
El Señor ha designado a los jóvenes para que acudan en su ayuda. Si en cada iglesia, se consagraran a él, si manifestaran espíritu de sacrificio en el hogar, aliviando a la madre de familia agotada por el trabajo, ésta hallaría tiempo para visitar a sus vecinos, y los niños podrían ellos también, cuando se presentara la ocasión, hacer algunas diligencias con espíritu de compasión y amor. Los libros y las revistas que tratan de la salud y de la temperancia podrían colocarse en muchas casas. La difusión de esos impresos es algo importante, porque gracias a ellos pueden comunicarse conocimientos preciosos acerca del tratamiento de las enfermedades, conocimientos que resultarán en un gran beneficio para quienes no pueden pagar las consultas de un médico. 7TPI 65.2
Los padres deben tratar de interesar a sus hijos en el estudio de la fisiología. Pocos jóvenes tienen un conocimiento preciso de los misterios de la vida. Muchos padres no se interesan bastante en el estudio del maravilloso organismo humano, de las relaciones y la interdependencia de sus complicados órganos. Aunque Dios les dice: “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma” (3 Juan 2), no comprenden, sin embargo, la influencia del cuerpo sobre el espíritu ni del espíritu sobre el cuerpo. Dedican su atención a cosas triviales y luego alegan que les falta el tiempo para obtener la información necesaria que les permitiría instruir convenientemente a sus hijos. 7TPI 65.3
Si cada uno quisiera obtener conocimientos al respecto y sintiera la importancia de ponerlos en práctica, presenciaríamos un mejor estado de cosas. Padres, enseñad a vuestros hijos a razonar de las causas a los efectos. Mostradles que si violan las leyes de la salud tendrán que pagar la transgresión con sufrimientos. Mostradles que la temeridad respecto a la salud del cuerpo favorece la temeridad en las cosas morales. Vuestros hijos necesitan cuidado paciente y fiel. No basta que los alimentéis y los vistáis. Debéis tratar también de desarrollar su fuerza mental y llenar su corazón de principios justos. Mas ¡cuán a menudo sucede que la belleza del carácter y la amabilidad del genio son descuidados para atender a la apariencia externa! ¡Oh, padres, no os dejéis gobernar por la opinión del mundo y no tratéis de alcanzar su norma! Decidid por vosotros mismos cuál debe ser el objeto esencial de la vida y luego dedicad todos vuestros esfuerzos a alcanzarlo. No podéis descuidar impunemente la educación de vuestros hijos. Los defectos de su carácter publicarán vuestro descuido a este respecto. Los males que dejéis pasar sin corrección, los modales bruscos, groseros, la falta de respeto y obediencia, las costumbres de indolencia y la falta de atención, deshonrarán vuestro nombre y amargarán vuestra vida. El destino de vuestros hijos está en gran medida en vuestras manos. Al faltar a vuestro deber con respecto a ellos, podéis colocarlos en las filas del enemigo y hacer de ellos agentes suyos para arruinar a otros; por otra parte, instruyéndolos fielmente, ofreciéndoles con vuestra vida un ejemplo de piedad, podéis conducirlos a Cristo. A su vez, ellos ejercerán sobre otros la misma influencia, y así, por vuestro medio, podrá salvarse gran número de almas. 7TPI 66.1
Padres y madres, ¿comprendéis la importancia de la responsabilidad que recae sobre vosotros? ¿Comprendéis la necesidad de preservar a vuestros hijos del descuido y de las costumbres desmoralizadoras? No les permitáis entrar en relación con otras personas fuera de aquellas que ejercerán una buena influencia sobre su carácter. No los dejéis salir de noche a menos que sepáis adónde van y lo que hacen. Instruídlos en los principios de la pureza moral. Si habéis descuidado el enseñarles a este respecto precepto tras precepto, renglón tras renglón, un poco aquí y un poco allá, cumplid inmediatamente este deber. Haceos cargo de vuestra responsabilidad, y trabajad para el tiempo presente y para la eternidad. No dejéis transcurrir ni un día más sin confesar vuestra negligencia a vuestros hijos. Decidles que habéis decidido ahora hacer la obra que Dios os ha asignado. Pedidles que emprendan con vosotros esa reforma. Haced esfuerzos diligentes para redimir lo pasado. No permanezcáis por más tiempo en el estado de la iglesia de Laodicea. En el nombre del Señor, suplico a cada familia que enarbole su verdadero estandarte. Reformad la iglesia que tenéis en vuestro hogar. 7TPI 66.2
Mientras cumplís vuestros deberes hacia vuestra familia, el padre como sacerdote de la casa y la madre como misionera del hogar, multiplicaréis agentes capaces de hacer bien fuera de la casa. Al emplear vuestras facultades, os capacitaréis mejor para trabajar en la iglesia y entre vuestros vecinos. Al vincular a vuestros hijos con vosotros mismos y con Dios, todos, padres e hijos, llegaréis a ser colaboradores de Dios. 7TPI 67.1
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La vida del verdadero creyente revela la presencia interior del Salvador. El seguidor de Jesús es semejante a Cristo tanto en espíritu como en temperamento. Como él, es manso y humilde. Su fe obra por medio del amor y purifica el alma. Toda su vida es un testimonio del poder y de la gracia de Cristo. Las doctrinas puras del Evangelio nunca degradan al que las recibe, nunca lo hacen áspero ni duro ni descortés. El Evangelio proporciona finura, nobleza y elevación; santifica el juicio y ejerce influencia sobre toda la vida. 7TPI 67.2
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Dios no permitirá que uno de sus verdaderos obreros sea dejado para luchar solo contra grandes dificultades y ser vencido. A cada uno cuya vida está escondida con Cristo en Dios, él lo preserva como si fuera una joya preciosa. De cada uno de ellos dice: “Te pondré como anillo de sellar; porque yo te escogí” Hageo 2:23. 7TPI 67.3