El propósito de Dios para la iglesia
Dios tiene el propósito de dar a conocer los principios de su reino a través de su pueblo. Para que ellos revelen dichos principios en su vida y en su carácter, desea que se aparten de las costumbres y las prácticas del mundo. Procura atraerlos más a sí mismo a fin de revelarles mejor su voluntad.
6TPI 18.1
Este era su propósito cuando libró a Israel de Egipto. Moisés, frente a la zarza que ardía, recibió de Dios este mensaje para el rey de Egipto: “Deja ir a mi pueblo, para que me sirva en el desierto”. Éxodo 7:16. Dios sacó a la hueste hebrea de la tierra de servidumbre con mano poderosa y brazo extendido. La liberación que obró a favor de ellos fue maravillosa, al castigar con la destrucción total a sus enemigos que se negaban a escuchar su Palabra.
6TPI 18.2
Dios deseaba apartar a su pueblo del mundo y prepararlo para recibir su Palabra. De Egipto lo condujo al monte Sinaí, donde le reveló su gloria. Allí no había nada que atrajera sus sentidos ni distrajera sus mentes de Dios. Mientras la vasta multitud contemplaba las altas montañas que la dominaban, podía darse cuenta de su propia insignificancia a la vista de Dios. Junto a aquellas rocas, inconmovibles excepto por el poder de la voluntad divina, Dios se comunicó con los hombres. Y para que su Palabra permaneciera siempre clara y visible en sus mentes, proclamó con terrible majestad en medio de rayos y truenos, la ley que había dado en el Edén y que era el trasunto de su carácter. Luego las palabras divinas fueron escritas por el propio dedo de Dios sobre tablas de piedra. Así la voluntad del Dios infinito se reveló al pueblo que él había llamado para dar a conocer a toda nación, tribu y lengua los principios de su gobierno en el cielo y en la tierra.
6TPI 18.3
Dios ha llamado a sus hijos en la actualidad para que realicen esa misma obra. Les ha revelado su voluntad, y requiere que ellos le obedezcan. En los últimos días de la historia de esta tierra, la voz que habló en el Sinaí sigue diciendo a los hombres: “No tendrás dioses ajenos delante de mí”. Éxodo 20:3. El hombre ha opuesto su voluntad a la de Dios, pero no puede acallar dicha orden. Aunque la mente humana sea incapaz de comprender su obligación hacia el poder superior, no por eso puede evadirla. Pueden abundar las teorías y especulaciones complicadas, los hombres pueden tratar de oponer la ciencia a la revelación para desechar la ley de Dios; pero el Espíritu les presentará con fuerza cada vez más intensa la orden: “Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás”. Mateo 4:10.
6TPI 19.1
¿Cómo considera el mundo la ley de Dios? Por doquiera la gente se rebela contra los preceptos divinos. En su deseo de evadir la cruz que acompaña a la obediencia, aun las iglesias están poniéndose de parte del gran apóstata al sostener que la ley de Dios ha sido cambiada o abrogada. La gente, en su ceguera, se jacta de haber realizado progresos admirables y adquirido iluminación espiritual; pero los vigilantes celestiales ven que la tierra está toda llena de corrupción y violencia. A causa del pecado la atmósfera de nuestro mundo ha llegado a ser semejante a la de un hospital de infecciosos.
6TPI 19.2
Se debe realizar una obra de gran importancia en la divulgación de las verdades salvadoras del Evangelio, ya que es el medio ordenado por Dios para detener la marea de corrupción. Es el medio que él emplea para restaurar su imagen moral en los seres humanos. Es su remedio para la desorganización universal. Es el poder que une a la gente. La divulgación de estas verdades es el propósito del mensaje del tercer ángel. El Señor desea que la proclamación de este mensaje sea la obra más destacada y grandiosa que se lleve hoy a cabo.
6TPI 19.3
Satanás insta constantemente a los seres humanos a aceptar sus normas. Así procura contrarrestar la obra de Dios. Trata continuamente de presentar al pueblo escogido de Dios como un pueblo que ha sido engañado. Es el acusador de los hermanos, y emplea en forma persistente su poder contra los que obran justicia. El Señor desea contestar por medio de su pueblo las acusaciones de Satanás, mostrando a través del mismo el resultado de la obediencia a los principios correctos.
6TPI 20.1
Toda la luz dada en tiempos pasados, y toda la que resplandece actualmente y se extiende hasta el futuro, según se revela en la Palabra de Dios; es para todo aquel que desee recibirla. La gloria de esa luz, que es la misma gloria del carácter de Cristo, debe manifestarse en el cristiano de manera individual, en la familia, en la iglesia, en el ministerio de la Palabra y en toda institución establecida por el pueblo de Dios. Él desea que todas estas cosas sean símbolos de lo que se puede hacer a favor del mundo. Deben ser ejemplos del poder salvador de las verdades del Evangelio. Son instrumentos en el cumplimiento del gran propósito de Dios para la humanidad.
6TPI 20.2
*****
Los hijos de Dios deben ser conductos para la manifestación de la más elevada influencia del universo. En la visión de Zacarías, se nos presentan dos olivos que están delante de Dios de los cuales fluye el áureo aceite por tubos de oro hacia el depósito del santuario. Este aceite alimenta las lámparas del santuario, para que emitan de manera continua una luz brillante y resplandeciente. Así también mediante los santos ungidos que están en la presencia de Dios se imparte a su pueblo la plenitud de la luz divina, del amor y del poder, para que puedan comunicar a sus semejantes luz, gozo y refrigerio. Deben ser como conductos mediante los cuales los instrumentos divinos comuniquen al mundo la corriente del amor de Dios.
6TPI 20.3
El plan que Dios se propone llevar a cabo hoy mediante su pueblo, es el mismo que deseaba llevar a cabo mediante Israel cuando lo sacó de Egipto. Contemplando la bondad, la misericordia, la justicia y el amor de Dios revelados en la iglesia, el mundo ha de obtener una representación de su carácter. Y cuando la ley de Dios quede así manifestada en su vida, el mundo reconocerá la superioridad de los que aman, temen y sirven a Dios por encima de todos los demás habitantes de la tierra.
6TPI 21.1
Los ojos del Señor observan a cada uno de sus hijos; él tiene planes para cada uno de ellos. Él se propone que quienes practiquen sus santos preceptos constituyan un pueblo distinguido. Al pueblo de Dios de este tiempo, tanto como al antiguo Israel, se le aplican las palabras que Moisés escribió por inspiración del Espíritu: “Porque tú eres pueblo santo para Jehová tu Dios; Jehová tu Dios te ha escogido para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la tierra”. “Mirad, yo os he enseñado estatutos y decretos, como Jehová mi Dios me mandó, para que hagáis así en medio de la tierra en la cual entráis para tomar posesión de ella. Guardadlos, pues, y ponedlos por obra; porque esta es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia ante los ojos de los pueblos, los cuales oirán todos estos estatutos, y dirán: Ciertamente pueblo sabio y entendido, nación grande es esta . Porque, ¿qué nación grande hay que tenga dioses tan cercanos a ellos como lo está Jehová nuestro Dios en todo cuanto le pedimos? Y ¿qué nación grande hay que tenga estatutos y juicios justos como es toda esta ley que yo pongo hoy delante de vosotros?” Deuteronomio 7:6; 4:5-8.
6TPI 21.2
Ni siquiera estas palabras alcanzan a expresar la grandeza y la gloria de lo que Dios realizará mediante su pueblo. Es necesario que no tan sólo a este mundo, sino que al universo entero le sean revelados los principios del reino divino. El apóstol Pablo, escribiendo bajo la dirección del Espíritu Santo, dice: “A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo, y de aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creo todas las cosas; para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales”. Efesios 3:8-10.
6TPI 21.3
Hermanos, “hemos llegado a ser espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres.” “¡Cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios!” 1 Corintios 4:9; 2 Pedro 3:11, 12.
6TPI 22.1
*****
A fin de manifestar el carácter de Dios, a fin de que no nos engañemos a nosotros mismos, a la iglesia ni al mundo con un cristianismo falsificado, debemos llegar a relacionarnos personalmente con Dios. Si tenemos comunión con Dios, seremos sus ministros aunque nunca prediquemos ante una congregación. Colaboramos con Dios al presentar la perfección de su carácter ante la humanidad.
6TPI 22.2
231
6TPI
Testimonios para la Iglesia, Tomo 6
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