Testimonios para la Iglesia, Tomo 6

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Las primicias

Además del diezmo, el Señor exige las primicias de todas nuestras ganancias. Se las ha reservado a fin de que su obra en la tierra pueda ser sostenida ampliamente. Los siervos del Señor no han de verse limitados a una mísera porción. Sus mensajeros no deben verse restringidos en su obra de presentar la palabra de vida. A medida que enseñan la verdad, deben tener recursos que invertir en el adelantamiento de la obra; algo que debe hacerse a su debido tiempo para ejercer influencia mejor y más poderosa para salvar. Deben realizarse acciones de misericordia; debe ayudarse a los pobres y dolientes. Deben asignarse donativos y ofrendas para este propósito. Esto debe hacerse especialmente en los campos nuevos, donde nunca se ha enarbolado el estandarte de la verdad. Si todos los que profesan ser hijos de Dios, tanto ancianos como jóvenes, cumpliesen su deber, no habría escasez en la tesorería. Si todos pagasen fielmente el diezmo y dedicasen a Dios las primicias de sus ganancias, habría abundante provisión de recursos para la obra. Pero la ley de Dios no es respetada ni obedecida, y esto ha ocasionado una necesidad apremiante. 6TPI 384.4