Testimonios para la Iglesia, Tomo 8
El incendio de la Review and Herald
Santa Helena, California,
5 de enero de 1903,
A los hermanos de Battle Creek
Hoy recibí una carta del pastor Daniells concerniente a la destrucción por fuego de las oficinas de la Review and Herald. Me siento muy triste al considerar la gran pérdida que esto significa para la causa de Dios. Estoy segura de que este tiempo es muy difícil para los hermanos encargados de la obra y los empleados en las oficinas. Sufro juntamente con todos los que sufren. Pero no me sorprendió la mala noticia porque en visiones de la noche he visto un ángel que estaba con una espada de fuego extendida sobre Battle Creek. En una ocasión, siendo de día, mientras tenía mi pluma en mano, perdí el conocimiento, y parecía como si esta espada de fuego se estuviera moviendo primero en una dirección y luego en otra. Parecía que caía un desastre tras otro por haber sido Dios deshonrado por los designios de hombres que procuraban exaltarse y glorificarse ellos mismos. 8TPI 104.1
Esta mañana me sentí constreñida a orar fervientemente para que el Señor moviera a todos los que están conectados con las oficinas de la Review and Herald a examinarse diligentemente para que vean en qué forma han descuidado los mensajes que Dios les ha dado con frecuencia. 8TPI 104.2
Hace algún tiempo los hermanos de las oficinas de la Review and Herald me pidieron consejo sobre la erección de otro edificio. En aquella ocasión contesté que si a los que estaban en favor de añadir otro edificio a las oficinas de la Review and Herald se les hubiera podido trazar un mapa del futuro, si hubieran podido ver lo que habría de acontecer en Battle Creek, no habrían tenido nada que preguntar respecto a la construcción de otro edificio allí. Dios dijo: “Mi palabra ha sido despreciada; y a ruina, a ruina lo reduciré”. 8TPI 104.3
En el congreso de la Asociación General que se llevó a cabo en 1901, en Battle Creek, el Señor dio testimonio a su pueblo en favor de una reforma. Hubo convicción y fueron tocados los corazones, pero no se llevó a cabo una obra profunda. Si los corazones endurecidos se hubieran quebrantado en arrepentimiento ante Dios, habríamos visto una de las más grandes manifestaciones del poder de Dios que jamás se haya visto. Pero Dios no fue honrado. No se hizo caso a los testimonios de su Espíritu. Los hombres no se apartaron de las prácticas que estaban en oposición directa a los principios de la verdad y la justicia, que siempre deben ser sostenidos en la obra del Señor. 8TPI 105.1
Los mensajes dirigidos a las iglesias de Éfeso y Sardis me han sido repetidos con frecuencia por Aquel que me da instrucción para su pueblo: “Escribe al ángel de la iglesia en Éfeso: El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto: Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado. Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido”. Apocalipsis 2:1-5. 8TPI 105.2
“Escribe al ángel de la iglesia en Sardis: El que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas, dice esto: Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto. Sé vigilante, afirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios. Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído: y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti”. Apocalipsis 3:1-3. 8TPI 105.3
Estamos viendo el cumplimiento de estas advertencias. Nunca antes se había cumplido una escritura tan al pie de la letra como éstas. 8TPI 106.1
Los hombres pueden levantar edificios construidos con el mayor esmero y hechos a prueba de fuego, pero un solo toque de la mano de Dios, una sola chispa del cielo, arrasará todo refugio. 8TPI 106.2
Se me ha preguntado si tengo algún consejo que dar. Ya he dado el consejo que Dios me ha dado a mí, con la esperanza de evitar la caída de la espada de fuego que se blandía sobre Battle Creek. Ahora ha llegado lo que yo temía: la noticia del incendio del edificio de la Review and Herald. Cuando me llegó, no sentí ninguna sorpresa, y no tenía ni una palabra que pronunciar. Lo que he tenido que decir de vez en cuando en forma de advertencias no ha surtido ningún efecto excepto el de endurecer a los que las oyeron, y ahora sólo puedo decir: Lo siento mucho, de corazón, que haya sido necesario experimentar este azote. Se había dado bastante luz. Si se hubiera aprovechado, no se necesitaría más luz. 8TPI 106.3
Se me ha ordenado decir a nuestro pueblo, a ministros y a miembros laicos: “Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar”. Isaías 55:6, 7. 8TPI 106.4
Que cada alma esté alerta. El enemigo os persigue. Sed vigilantes y estad despabilados para que no os sobrecoja algún engaño bien encubierto y genial. Que los descuidados e indiferentes se cuiden para que el día del Señor no venga sobre ellos como ladrón en la noche. Muchos se desviarán del sendero de la humildad y, echando a un lado el yugo de Cristo, se dirigirán por caminos extraños. Ciegos y desconcertados, dejarán el camino angosto que conduce a la ciudad de Dios. 8TPI 106.5
Un hombre no puede ser cristiano a menos que sea un cristiano despierto. El que vence ha de velar porque por medio de embrollos mundanales, el error y la superstición, Satanás se esfuerza por ganarse a los seguidores de Cristo. No basta que evitemos los peligros patentes y el proceder arriesgado. Hemos de mantenernos al lado de Cristo, andando por el camino de la abnegación y sacrificio. Estamos en terreno del enemigo. El que fue echado fuera del cielo ha descendido con gran poder. Valiéndose de todos los artificios y estratagemas posibles, procura llevar cautivas a las almas. A menos que estemos en vela, fácilmente seremos presa de sus innumerables engaños. 8TPI 107.1
La experiencia de los discípulos en el Jardín de Getsemaní contiene una lección para el pueblo de Dios hoy día. Llevando consigo a Pedro, Jacobo y Juan, Cristo se fue al Getsemaní a orar. “Y les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí y velad. Yéndose un poco adelante, se postró en tierra, y oró que si fuese posible, pasase de él aquella hora. Y decía: Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti; aparta de mí esta copa, mas no lo que yo quiero, sino lo que tú. Vino luego y los halló durmiendo; y dijo a Pedro: Simón, ¿duermes? ¿No has podido velar una hora? Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil”. Marcos 14:34-38. 8TPI 107.2
Leed estas palabras cuidadosamente. Muchos están dormidos hoy, como lo estaban los discípulos. No están velando y orando para no caer en tentación. Leamos y estudiemos estos trozos de la Palabra de Dios que aluden especialmente a estos últimos días y señalan los peligros que amenazan al pueblo de Dios. 8TPI 107.3
Necesitamos poseer una capacidad de percepción penetrante y santificada. Esta perspicacia no se ha de utilizar para criticarse y censurarse unos a otros, sino para discernir las señales de los tiempos. Hemos de cuidar nuestros corazones con toda diligencia para que nuestra fe no naufrague. Algunos que en un tiempo fueron creyentes sólidos en la verdad se han vuelto descuidados con respecto a su bienestar espiritual y están cediendo, sin la menor resistencia, a las bien trazadas tramas de Satanás. Ya es tiempo de que nuestro pueblo saque a sus familias de las ciudades y las lleven a localidades más retiradas, de lo contrario muchos de los jóvenes, y muchos también de los de mayor edad, serán engañados y cautivados por el enemigo. 8TPI 107.4
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7 de enero de 1903
Todos estamos muy entristecidos por la noticia de la terrible pérdida que ha sufrido la causa como resultado del incendio de las oficinas de la Review and Herald. Dentro del espacio de uno o dos años dos de nuestras instituciones más grandes han sido destruidas por fuego. La noticia de esta reciente calamidad nos ha hecho lamentar profundamente, pero fue el Señor quien permitió que nos sobrecogiera, y no debiéramos quejarnos, sino más bien aprender de ella la lección que el Señor nos quiere enseñar. 8TPI 108.1
La destrucción del edificio de la Review and Herald no debe pasarse por alto como algo desprovisto de significado. Todo el que tiene conexión con las oficinas debiera preguntarse: “¿En qué sentido me merezco yo esta lección? ¿En qué sentido he andado contrariamente a un ‘Así dice Jehová’, para que él tuviera que dirigirme esta lección a mí? ¿He hecho caso de las advertencias y reprensiones que él ha enviado, o he seguido yo mis propios caminos?” 8TPI 108.2
Que el Dios que examina los corazones reprenda a los que yerran, y que cada uno se arrodille ante él con humildad y contrición, poniendo a un lado todo fariseísmo y presunción, confesando y dejando todo pecado, y pidiendo perdón a Dios en nombre del Redentor. Dice Dios: “Al que a mí viene, no le echo fuera” (Juan 6:37), y los que con sinceridad se presentan ante él serán perdonados y justificados, y recibirán poder para ser hijos de Dios. 8TPI 108.3
Ruego que los que se han opuesto a la luz y a la evidencia, rehusando escuchar las advertencias de Dios, vean en la destrucción de las oficinas de la Review and Herald una súplica para volverse a Dios con toda sinceridad de corazón. ¿No se darán cuenta de que Dios les habla con la mayor seriedad? Él no está procurando destruir vidas, sino salvarlas. En la reciente devastación, la vida de los trabajadores fue amablemente preservada para que todos tengan la oportunidad de ver que Dios los estaba corrigiendo por medio de un mensaje que venía, no de fuentes humanas, sino del cielo. El pueblo de Dios se ha apartado de él; no ha seguido su instrucción, y él se ha acercado a ellos para corregirlos; pero él no ocasionó la pérdida de vidas. Ni un alma falleció. A todas se les ha permitido vivir para que reconozcan el Poder que nadie puede negar. 8TPI 109.1
Alabemos al Señor porque la vida de sus hijos fue estimada ante sus ojos. Pudo haber talado a los trabajadores en medio de su descuido y autosuficiencia. Sin embargo, ¡no lo hizo! Él dice: “Les daré otra oportunidad. Permitiré que el fuego les hable y veré si contravienen lo que en mi providencia he hecho. Los probaré con fuego para ver si aprenden la lección que deseo enseñarles”. 8TPI 109.2
Cuando el Sanatorio de Battle Creek fue destruido, Cristo se entregó a sí mismo para proteger las vidas de hombres y mujeres. Por medio de esta destrucción Dios suplicaba a su pueblo que volvieran a él. Y por medio de la destrucción de las oficinas de la Review and Herald, y la protección de vidas, él les suplica por segunda vez. Él desea que vean que el poder milagroso del Infinito ha sido ejercido para salvar vidas, para que todo obrero tenga la oportunidad de arrepentirse y convertirse. Dios dice: “Si ellos se vuelven a mí, les volveré el gozo de mi salvación. Pero si siguen sus propios caminos, me acercaré aún más a ellos; y la aflicción vendrá sobre las familias que dicen creer la verdad, pero que no la practican, que no hacen del Señor Dios de Israel su temor y su miedo”. 8TPI 109.3
Que todos se examinen personalmente para ver si están en la fe. Que el pueblo de Dios se arrepienta y convierta para que sus pecados sean borrados cuando vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio. Que determinen en qué respecto han dejado de caminar por el sendero que Dios ha designado, y de purificar sus almas teniendo en cuenta sus consejos. 8TPI 110.1