Testimonios para la Iglesia, Tomo 8

16/197

Nuestro deber hacia el mundo

Granville, Australia, 1894.

Debe haber un cambio marcado en el espíritu y el carácter de la obra en los lugares donde los hombres y mujeres han recibido una luz mayor. ¿Qué están haciendo para advertir a los que no entienden que el Señor viene pronto? “Porque he aquí que Jehová sale de su lugar para castigar al morador de la tierra por su maldad contra él; y la tierra descubrirá la sangre derramada sobre ella, y no encubrirá ya más sus muertos”. Isaías 26:21. ¿Quién, pregunto yo, lleva la carga de responsabilidad por las almas que perecen sin Cristo? ¿Quiénes saldrán fuera del campo, llevando el reproche? ¿Quiénes dejarán las placenteras casas y los queridos vínculos de parentesco para llevar la preciosa luz de la verdad a tierras lejanas? Para aquellos a quienes ha sido encomendada la luz de la verdad, cada día, cada momento, llega colmado de la terrible comprensión de que los hombres y mujeres en todas las tierras se están preparando para bien o para mal, fijando su destino eterno. 8TPI 60.3

Dios ha hecho sorprendentes sacrificios en favor de los seres humanos. Ha empleado gran energía para rescatar al hombre de la transgresión y el pecado y llevarlo a la lealtad y la obediencia; pero se me ha mostrado que él no hace nada sin la cooperación de los agentes humanos. Toda dotación de gracia y poder y eficiencia ha sido ampliamente provista. Los motivos más convincentes han sido presentados para despertar y mantener vivo en el corazón humano el espíritu misionero, de modo que así queden combinados los medios divinos y humanos. Pero, ¿qué ha hecho nuestro pueblo en cuanto a mudarse de Battle Creek para llevar la luz a regiones donde el estandarte nunca ha sido fijado? En el reciente congreso de la Asociación, ¿no abrió el Señor las ventanas de los cielos para derramaros bendiciones? ¿Qué uso le habéis dado al don de Dios? Él os ha provisto la fuerza motivadora de acción, para que con paciencia y esperanza y vigilancia incansables pudierais presentar a Cristo, y a éste crucificado, instando a los hombres a que se arrepientan de sus pecados, dando la nota de advertencia de que Cristo pronto vendrá con poder y gran gloria. 8TPI 61.1

Si los miembros de la iglesia de Battle Creek no despiertan ahora y se ponen a trabajar en campos misioneros, van a recaer en un sueño como de muertos. ¿Cómo trabajó el Espíritu Santo en vuestro corazón?... ¿No os sentisteis inspirados a ejercer los talentos que Dios os ha dado, para que cada hombre, mujer y joven los empleen para exponer la verdad para este tiempo, haciendo esfuerzos personales, entrando en las ciudades donde la verdad nunca ha sido proclamada, y levantando en alto el estandarte? 8TPI 62.1

¿No han sido avivadas vuestras fuerzas por la bendición que Dios os ha otorgado? ¿No ha hecho la verdad una impresión más profunda en vuestra alma? ¿No veis con mayor claridad la importancia de esta verdad con referencia a los que perecen sin Cristo? Desde que Dios claramente mostró su bendición, ¿estáis testificando por Cristo de una manera más positiva y decidida que nunca antes? 8TPI 62.2

El Espíritu Santo decididamente os ha traído a la mente las verdades importantes y vitales para este tiempo. ¿Ocultaréis y enterraréis esta verdad? No, no. Ha de ser dada a los banqueros. Conforme el hombre va utilizando fielmente sus talentos, no importa cuán pequeños sean, el Espíritu Santo toma las cosas de Dios, y las presenta de un modo nuevo a la mente. Por medio del Espíritu, Dios hace de su palabra un poder vivificador. Es viva y eficaz y ejerce una poderosa influencia sobre las mentes, no por causa del conocimiento ni la inteligencia del instrumento humano, sino porque el poder divino trabaja con el poder humano. Y es al poder divino a quien ha de darse toda la honra. 8TPI 62.3

¿Nos dejaremos atraer por el egoísmo y la holgura con que viven los que disfrutan de comodidades temporales y tienen casas atractivas? ¿Dejaremos de ser agentes morales y nos negaremos a usar nuestras facultades para la salvación de las almas? ¿Se apagarán nuestras voces? Dios entonces dejará caer su maldición sobre nosotros, que hemos tenido tan grande luz, e inscribirá sobre las paredes de nuestras casas las palabras: “Amadores de los deleites más que de Dios”. 2 Timoteo 3:4. Les dará lengua a las piedras, y ellas hablarán; pero Dios manda a los que están en Battle Creek que marchen adelante. 8TPI 62.4