Testimonios para la Iglesia, Tomo 8

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La ciencia que debe dominarse

Hay una ciencia del cristianismo que debe dominarse; es una ciencia más profunda, más amplia, más elevada que ninguna otra ciencia humana, como los cielos son más altos que la tierra. La mente ha de disciplinarse, educarse, y adiestrarse; porque debemos servir a Dios en formas que no están en armonía con las inclinaciones innatas. Hay tendencias hacia el mal hereditarias y cultivadas que deben ser vencidas. Frecuentemente, la formación y la educación de toda una vida tienen que ser descartadas para que uno se haga discípulo en la escuela de Cristo. Debemos educar nuestros corazones para que lleguen a ser constantes en Dios. Hemos de formar hábitos de pensamiento que nos capaciten para resistir la tentación. Tenemos que aprender a poner la mira en las cosas de arriba. Debemos entender de qué manera se aplican a nuestra vida diaria los principios de la Palabra de Dios: principios que son tan altos como los cielos y que abarcan la eternidad. Cada acto, cada palabra, cada pensamiento, ha de estar de acuerdo con esos principios. 8TPI 328.1

Las preciosas gracias del Espíritu Santo no se desarrollan en un momento. El valor, la fortaleza, la humanidad, la fe, la invariable confianza en el poder de Dios para salvar, se adquieren mediante la experiencia de años. Una vida de esfuerzo santificado y de inquebrantable apego a lo correcto, es lo que sellará el destino de los hijos de Dios. 8TPI 328.2