Testimonios para la Iglesia, Tomo 9

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Hay que trabajar con celo

Los siervos de Cristo deben testificar por su Jefe con el poder del Espíritu Santo. El intenso deseo con el cual el Salvador anheló salvar a los pecadores debe caracterizar todos sus esfuerzos. La misericordiosa invitación, hecha primero por el Salvador, debe ser repetida por voces humanas, y resonar en todo el mundo: “Y el que quiere, tome del agua de la vida de balde”. Apocalipsis 22:17. La iglesia debe decir: “Ven”. Todas las energías de la iglesia deben ser movilizadas al servicio de Cristo. Los discípulos de Jesús deben unirse con el fin de realizar un esfuerzo enérgico para llamar la atención del mundo hacia las profecías de la Palabra de Dios, que se están cumpliendo rápidamente. La incredulidad y el espiritismo están adquiriendo sobre el mundo un dominio cada vez mayor. ¿Permanecerán ahora también fríos e incrédulos los que recibieron gran luz? 9TPI 35.1

Estamos en vísperas del tiempo de angustia y nos esperan dificultades apenas sospechadas. Un poder de abajo impulsa a los hombres a guerrear contra el Cielo. Hay seres humanos que se han coligado con las potencias satánicas para anular la ley de Dios. Los habitantes de la tierra se están volviendo rápidamente como los contemporáneos de Noé, que el diluvio se llevó, y como los habitantes de Sodoma, que el fuego consumió. Las potencias de Satanás se esfuerzan por distraer las mentes de las realidades eternas. 9TPI 35.2

El enemigo ha dispuesto las cosas de manera que favorezcan sus planes. Negocios, deportes, modas; he aquí las cosas que ocupan las mentes de hombres y mujeres. El juicio es falseado por las diversiones y por las lecturas frívolas. Una larga procesión sigue por el ancho camino que lleva a la ruina eterna. El mundo, presa de la violencia, del libertinaje y de la embriaguez, está convirtiendo a la iglesia. La ley de Dios, divina norma de la justicia, es declarada abolida. 9TPI 35.3

En este tiempo, un tiempo de iniquidad desbordante, una nueva vida procedente de la Fuente de toda vida debe posesionarse de los que tienen el amor de Dios en sus corazones, e impulsarlos a proclamar con poder el mensaje de un Salvador crucificado y resucitado. Deben hacer esfuerzos enérgicos y perseverantes para salvar almas. El ejemplo que ellos den debe ser tal que ejerza sobre quienes los rodean una influencia decisiva para el bien. Deben considerar todas las cosas como una pérdida en comparación con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús Señor nuestro. 9TPI 35.4

Un celo intenso debe posesionarse ahora de nosotros. Nuestras energías adormecidas deben despertarse y consagrarse a un esfuerzo incansable. Obreros consagrados deben ir al campo de labor, para preparar el camino del Rey y ganar victorias en nuevas localidades. Hermano mío, hermana mía, ¿os deja indiferentes saber que cada día bajan a la tumba almas que no han sido amonestadas ni salvadas, ignorantes de su necesidad de la vida eterna y de la expiación que el Salvador hizo por ellas? ¿Os deja indiferentes saber que muy pronto este mundo tendrá que comparecer ante Jehová para rendir cuenta de la transgresión de su ley? Los ángeles del cielo se asombran al ver que los que por tantos años han tenido la luz, todavía no han llevado la antorcha de la verdad a los lugares oscuros de la tierra. 9TPI 36.1

El valor infinito del sacrificio requerido para efectuar nuestra redención muestra cuán terrible mal es el pecado. Dios habría podido borrar de la creación esta mancha impura barriendo al pecador de la faz de la tierra. Pero “de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. Juan 3:16. ¿Por qué son tantos los que quedan ociosos? ¿Por qué todos los que declaran amar a Dios no tratan de alumbrar a sus vecinos y relaciones para que no descuiden por más tiempo tan grande salvación? 9TPI 36.2