Testimonios para la Iglesia, Tomo 9

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Un tiempo de preparación

Estamos viviendo en el gran día de la expiación, cuyo prototipo es el día de la expiación de Levítico 23. Debemos buscar a Dios en forma individual. Esta es una obra personal. Acerquémonos a Dios, y no permitamos que ninguna cosa interfiera con nuestros esfuerzos y distorsione la verdad para este tiempo. Que cada cual confiese sus propios pecados y no los de su prójimo. Que humille su corazón delante de Dios y que sea tan lleno con el Espíritu Santo que su vida demuestre que ha nacido de nuevo. Leemos: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”. Juan 1:12. 9TPI 175.2

Hay que vivir y practicar el evangelio de Cristo en la vida diaria. Los siervos de Dios tienen que limpiarse de toda frialdad y egoísmo. La sencillez, la humildad y la mansedumbre son los grandes valores que deben ponerse en evidencia en la obra de Dios. Procurad unir a los obreros con vínculos de confianza y amor. Si no podéis conseguir esto, sed rectos vosotros mismos y dejad el resto a cargo de Dios. Trabajad con fe y oración. Elegid a jóvenes cristianos y preparadlos para que no sean obreros con corazón de hierro, sino obreros dispuestos a actuar en armonía con los demás. Oro para que el Señor cambie los corazones de aquellos que, a menos que reciban más gracia, caerán en la tentación. Oro para que él suavice y subyugue todo corazón. Necesitamos vivir en estrecha comunión con Dios, para amarnos unos a otros así como Cristo nos amó. Por este medio el mundo ha de conocer que somos sus discípulos. Que no haya exaltación de sí mismo. Si los obreros humillan sus corazones delante de Dios, vendrá la bendición. Mientras tanto recibirán nuevas ideas y se producirá un admirable reavivamiento de la obra médica evangélica y misionera. 9TPI 175.3

La gran obra que tenemos por delante, como cristianos, consiste en extender el reino de Cristo tan rápidamente como sea posible, de acuerdo con la comisión divina. El Evangelio debe avanzar de conquista en conquista, y de victoria en victoria. La grandeza del reino bajo todo el cielo se dará a los santos del Altísimo y ellos recibirán el reino y lo poseerán eternamente. 9TPI 175.4