La opresión de los asalariados
Querido Hno. J,
Un gran sentido de solemnidad se ha apoderado de mi mente desde la visión que se me dio la tarde del viernes 12 de junio de 1868. Se me mostró que usted no se conoce a sí mismo. No se ha reconciliado con el testimonio que se le dio referente a su caso, y no ha hecho tampoco una cabal obra de reforma. Se me hizo notar esta declaración de Isaías: “¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo? ¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano?” Isaías 58:6-7. Si usted hace estas cosas, recibirá la bendición prometida.
2TPI 141.3
Puede hacer esta pregunta: “¿Por qué... ayunamos, y no hiciste caso; humillamos nuestras almas, y no te diste por entendido?” vers. 3. Dios ha dado razones para explicar por qué sus oraciones no han recibido respuesta. Usted creyó que otros eran la causa, y los acusó de ello. Pero vi que había suficientes razones en usted mismo. Tiene que hacer una obra especial para poner en orden su propio corazón. Debe comprender que esta obra tiene que comenzar en usted mismo. Ha oprimido a los destituidos, y se ha beneficiado aprovechándose de sus necesidades. En lo que se refiere a los medios económicos, usted ha sido mezquino, y ha tratado injustamente a su prójimo. No ha manifestado esa clase de actitud amable, noble y generosa que debería caracterizar siempre la vida de un seguidor de Cristo. Ha oprimido a sus empleados y obreros en lo que se refiere a sus salarios. Usted vio a una mujer pobremente vestida, trabajadora, que sabía era concienzuda y temerosa de Dios; pero se aprovechó de ella porque podía hacerlo. Vi que el dejar de ver sus necesidades y no comprenderlas, más el bajo salario que usted le pagaba, todo está escrito en los Cielos como si hubiera sido hecho a Jesús en la persona de uno de sus santos. Al hacerlo a la última de sus discípulas, se lo ha hecho a él mismo. El Cielo ha observado la mezquindad manifestada por usted hacia los que han servido en su casa, y permanecerá fielmente anotada en su contra, a menos que se arrepienta y haga restitución. Un solo error puede hacer más daño que el que se puede deshacer en años; si el malhechor pudiera ver hasta dónde llega el mal, surgirían de su alma clamores angustiosos. Usted es egoísta con respecto a sus medios económicos. En el caso del Hno. K el ángel de Dios lo señaló a usted y dijo: “Por cuanto lo hicisteis a uno de los discípulos de Cristo, se lo hicisteis a Jesús en persona”.
2TPI 142.1
Los casos que le he mencionado no son los únicos. Me gustaría que usted viera estas cosas como el Cielo me las ha mostrado. Las mentes están sometidas a un triste engaño. Usted necesita la religión de Cristo. El no se complació a sí mismo, sino que vivió en beneficio de los demás. Usted tiene una obra que hacer, y no debiera perder tiempo para humillar su corazón delante de Dios, y mediante humilde confesión eliminar las manchas que aparecen en su carácter cristiano. Entonces podrá dedicarse a la solemne tarea de trabajar por la salvación de los demás sin cometer tantos errores.
2TPI 143.1
¿De qué ha valido el tiempo que usted ha dedicado a hacer una obra que el Señor no le había pedido que hiciera? Se han producido impresiones en las mentes y se han tenido experiencias que para borrarlas se va a necesitar mucho trabajo. Algunas almas errarán en tinieblas, perplejidad e incredulidad, y otras jamás se recuperarán. Con ayuno y oración ferviente, con profundo escudriñamiento del corazón, con estricto examen propio, desnude su alma, y trate de que ningún acto suyo escape a su examen crítico. Entonces, con el yo muerto, y con su vida escondida con Cristo en Dios, eleve sus humildes peticiones. Si usted alberga iniquidad en el corazón, el Señor no lo oirá. Si hubiera escuchado sus oraciones, usted se habría exaltado. Satanás estaba a su lado para sacar el mayor provecho posible de la ventaja que había obtenido.
2TPI 143.2
¡Oh, cuán importante es que la fidelidad en las cosas pequeñas caracterice nuestras vidas, que una verdadera integridad se manifieste en toda nuestra conducta, y que siempre tengamos presente que los ángeles de Dios están al tanto de todos nuestros actos! Y que lo que les hagamos a los demás recaerá sobre nosotros. Siempre deberíamos tener temor de tratar injusta y egoístamente a los demás. Mediante la enfermedad y la adversidad el Señor nos quitará mucho más de lo que hemos obtenido explotando a los pobres. Un Dios justo evalúa exactamente todos nuestros motivos y actos.
2TPI 143.3
Se me mostró el caso del Hno. L y su esposa. El amor al mundo ha corroído de tal manera la verdadera piedad, y ha anublado de tal forma las facultades de sus mentes, que la verdad no ha podido ejercer una influencia transformadora sobre sus vidas y sus caracteres. El amor al mundo ha cerrado sus corazones a la compasión y a la consideración de las necesidades de los demás; su actitud los ha separado de Dios. Hermano, hermana: Tienen una obra que hacer para salir de debajo de la basura del mundo; necesitan hacer esfuerzos fervientes para vencer su amor al mundo, su egoísmo y su mezquindad. Son pecados que están acarreando maldición al pueblo de Dios. Se me mostró la comunidad donde vivían ustedes antes de trasladarse a _____. Eran tacaños y exigentes en sus transacciones allí, y se aprovechaban del prójimo todas las veces que podían hacerlo. Traté de buscar en las vidas de ustedes algunos actos caracterizados por la abnegación y la generosidad, y no los pude encontrar: eran tan raros. Su luz iluminó a los demás de tal manera que se sintieron disgustados con ustedes y con la fe que profesaban. La verdad ha sido despreciada allí por la mezquindad y el carácter doloso de sus transacciones comerciales. Quiera Dios ayudarles a verlo todo como él lo ve, y a odiar el mal como él lo hace. Así alumbre la luz de ustedes sobre los demás, de manera que al ver sus buenas obras se sientan inducidos a glorificar a nuestro Padre que está en los cielos. A Dios le ha desagradado la conducta de ustedes, porque ha llevado la marca del interés propio. Continúa su desagrado por ella, y tendrán que vérselas con él en el juicio, a menos que se desembaracen de esa actitud mezquina, y traten de que la verdad los santifique. La fe sola, sin obras, es muerta. La fe nunca los salvará a menos que esté respaldada por las obras. Dios requiere que ustedes sean “ricos en buenas obras, dadivosos, generosos; atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna”. 1 Timoteo 6:18-19.
2TPI 143.4
Se me mostró que habían oprimido a sus empleados mediante los salarios que les habían pagado. Se aprovecharon de las circunstancias y obtuvieron beneficios pagando el salario más bajo posible. Esto ha disgustado a Dios. Deberían haber pagado generosamente a sus empleados, es decir todo lo que habían ganado. Dios ve y sabe. El Escudriñador de los corazones está al tanto de los pensamientos, las intenciones y los propósitos del corazón. Cada peso que hayan ganado de esa manera, reteniéndolo, lo perderán como consecuencia de la adversidad y la aflicción. El mundo, el mundo, el mundo ha estado a la orden del día con respecto a ustedes. La salvación del alma ha ocupado un lugar secundario. ¡Ah, si pudieran ver estas cosas a la luz de la eternidad, tal como Dios las ve! Entonces se sentirían alarmados, y no estarían tranquilos ni descansarían hasta hacer restitución.
2TPI 144.1
Tenían la luz acerca de la reforma pro salud, pero no la recibieron ni vivieron de acuerdo con ella. Complacieron el apetito, y le dieron a su hijo una triste lección de complacencia propia dejándolo comer lo que quería y a cualquier hora. En su amor por el mundo, continuaron obrando sobre la base del plan de ceder a las mayores presiones. La mano de Dios se apartó, y ustedes quedaron librados a sus propias debilidades. Ambos, entonces, vacilaron al borde de la muerte; pero en muchos sentidos no aprendieron la lección que el Señor les quería dar. Conservaron su amor al mundo. Su egoísta amor al dinero, su actitud mezquina en sus transacciones comerciales no fue puesta a un lado. No apreciaron la simpatía, el cuidado amante y la tierna vigilancia de la persona que los cuidó cuando estaban enfermos. Si lo hubieran hecho, los habría inducido a manifestar una actitud noble y generosa, y no habrían sometido a esa persona, que había sido tan buena con ustedes, al trato ordinario a que la sometieron. Han oprimido al pobre; han tratado al prójimo injustamente. “Hay quienes reparten, y les es añadido más; y hay quienes retienen más de lo que es justo, pero vienen a pobreza”. Proverbios 11:24.
2TPI 145.1
Me pareció, mientras se me presentaban estas cosas, que Satanás ha tenido tal poder para enceguecer las mentes por medio del amor al mundo, que incluso los profesos cristianos se olvidaron o perdieron de vista el hecho de que Dios vive, y que sus ángeles están anotando todos los actos de los hijos de los hombres; y que todo acto mezquino, todo trato indigno, queda anotado en el registro de la vida. Cada día lleva su carga de anotaciones, de deberes incumplidos, negligencias, egoísmos, engaños, fraudes y estafas. ¡Qué cantidad de obras malas se está acumulando para el juicio final! Cuando Cristo venga, “su recompensa con él, y delante de él su obra” (Isaías 62:11), para pagar a cada uno según fueren sus obras, ¡qué revelación se hará entonces! ¡Qué vergüenza para aquellos cuyos actos aparezcan revelados en las páginas de la historia!
2TPI 145.2
“Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman? Pero vosotros habéis afrentado al pobre” Santiago 2:5-6. “Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma”. vers. 14-17. Ustedes pueden creer toda la verdad, pero si no aplican sus principios a sus vidas, su profesión de fe no los va a salvar. Satanás cree y tiembla. El obra. Sabe que su tiempo es corto y ha descendido con gran poder para hacer sus malas obras de acuerdo con su fe. En cambio, los profesos hijos de Dios no apoyan su fe con sus obras. Creen que el tiempo es corto, pero se aferran con tanto entusiasmo a los bienes de este mundo como si fuera a durar mil años más así como está.
2TPI 146.1
El egoísmo caracteriza la conducta de muchos. “Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad. Y en esto conocemos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones delante de él; pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón es Dios, y él sabe todas las cosas. Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios; y cualquier cosa que pidiéramos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él”. 1 Juan 3:17-22.
2TPI 146.2
Despójense del egoísmo, y hagan una obra cabal para la eternidad. Rediman el pasado y no representen la santa verdad que profesan donde viven ahora, como lo hicieron cuando vivían en aquel otro lugar. Así alumbre la luz de ustedes delante de los demás, de manera que al ver las buenas obras que hacen éstos se sientan inducidos a glorificar a nuestro Padre que está en los cielos. Permanezcan sobre la elevada plataforma de la verdad eterna. Realicen todas sus transacciones comerciales en esta vida en estricta armonía con la Palabra de Dios.
2TPI 146.3
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2TPI
Testimonios para la Iglesia, Tomo 2
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