Testimonios para la Iglesia, Tomo 2
La recreación cristiana*
He estado pensando en el contraste que habría entre nuestra reunión de hoy aquí y las reuniones que celebran generalmente los incrédulos. En vez de hacer oración y mencionar a Cristo y las cosas religiosas, se oirían risas torpes y conversaciones triviales. Su objeto sería pasar momentos alegres. La reunión comenzaría con insensatez y terminaría con vanidad. Nosotros queremos que estas reuniones sean dirigidas de tal manera, y que nos conduzcamos de tal modo que podamos volver a nuestros hogares con una conciencia libre de ofensas contra Dios y el hombre, con el conocimiento de que no hemos herido en nada a aquellos con quienes nos hemos asociado, ni hemos ejercido-influencia perniciosa sobre ellos. 2TPI 518.2
En esto fracasan muchos. No consideran que son responsables de la influencia que ejercen diariamente; que deben dar cuenta a Dios de las impresiones que causan y de la influencia que difunden en todo su trato de la vida. Si esta influencia es tal que tienda a apartar de Dios la mente de otros y atraerlos hacia la vanidad y la insensatez, induciéndolos a buscar su propio placer en diversiones y complacencias insensatas tendrán que dar cuenta de ello. Si estas personas son hombres y mujeres de influencia, si su posición es tal que su ejemplo afectará a otros, recaerá sobre ellos un pecado mayor por no regir su conducta de acuerdo con la norma bíblica. 2TPI 518.3
La ocasión que estamos celebrando hoy concuerda precisamente con mis ideas acerca de la recreación. He procurado exponer mis opiniones al respecto, pero es más fácil ilustrarlas que exponerlas. Estuve en este terreno hace más o menos un año, cuando asistí a una reunión similar a esta. Casi todo transcurrió muy agradablemente entonces, pero había una cosa que objetar. Algunos se entregaron a muchas bromas. No todos eran observadores del sábado, y se manifestaba una influencia que no era tan agradable como podríamos haber deseado. 2TPI 519.1
Pero creo que aun mientras procuramos refrigerar nuestros espíritus y vigorizar nuestros cuerpos, Dios requiere de nosotros que empleemos todas nuestras facultades en todos los momentos con el mejor propósito. Podemos asociarnos como lo hacemos hoy, y hacerlo todo para gloria de Dios. Podemos y debemos dirigir nuestras recreaciones de tal manera que nos dejen más idóneos para desempeñar con éxito los deberes que nos incumben, y para que nuestra influencia sea más benéfica sobre aquellos con quienes tratamos. Tal debiera ser especialmente el caso en una ocasión como ésta, que debiera alegrarnos a todos. Podemos volver a nuestras casas con el espíritu animado y el cuerpo refrigerado, preparados para reanudar el trabajo con mejor esperanza y más valor. 2TPI 519.2
Creemos que cada día de nuestra vida es nuestro privilegio glorificar a Dios aquí en la tierra; que no hemos de vivir en este mundo simplemente para divertirnos y agradarnos a nosotros mismos. Estamos aquí para beneficiar a la humanidad, para ser una bendición para todos. Y si dejamos que nuestro espíritu se rebaje al nivel en el cual muchos de los que procuran solamente la vanidad y la insensatez permiten que se espacie el suyo, ¿cómo podemos beneficiar a la sociedad, a nuestra especie y generación? No podemos dedicarnos inocentemente a cualquier diversión que nos incapacite para el más fiel desempeño de los deberes comunes de la vida. 2TPI 519.3
Queremos buscar lo elevado y hermoso. Queremos desviar la mente de lo superficial vano e inestable. Lo que deseamos es obtener nuevas fuerzas de todo aquello en lo cual participamos. De todas estas reuniones destinadas a la recreación, de todo trato agradable, queremos obtener nueva fuerza para llegar a ser mejores hombres y mujeres. De toda fuente posible adquiramos nuevo valor, nueva fuerza, nuevo poder, a fin de elevar nuestra vida a la pureza y la santidad, y no descender al bajo nivel de este mundo. 2TPI 520.1
Oímos a muchos que profesan la religión de Cristo hablar a menudo así: “Debemos todos descender a cierto nivel”. Para los cristianos no hay tal descenso. Abrazar la verdad de Dios y la religión de la Biblia no es descender, es ascender a un nivel elevado, a un punto más alto, donde podemos comunicarnos con Dios. 2TPI 520.2
Por esta misma razón Cristo se humilló a sí mismo, tomó nuestra naturaleza para que por su propia humillación, sufrimiento y sacrificio él pudiera llegar a ser un escalón para los hombres caídos, para que por los méritos de Cristo pudieran elevarse, y para que por medio de la excelencia y virtud de Cristo, sus esfuerzos por guardar la ley de Dios pudieran ser aceptos por él. Aquí no hay tal cosa como descender a cierto nivel. Estamos tratando de colocar nuestros pies sobre la elevada y exaltada plataforma de la verdad eterna. Tratamos de llegar a ser más semejantes a los ángeles celestiales, y ser más puros de corazón, más libres de pecado, inocentes e inmaculados. 2TPI 520.3
Buscamos la pureza y la santidad de la vida, para que al final podamos estar aptos para la sociedad celestial en el reino de gloria. Y el único medio para lograr esta elevación del carácter cristiano es Jesucristo. No hay otro modo de exaltar la familia humana. ¡Algunos hablan de la humillación que sufren y del sacrificio que hacen al adoptar la verdad de origen celestial! Es cierto que el mundo no acepta la verdad, los incrédulos no la reciben. Ellos pueden hablar de los que han abrazado la verdad y buscado al Salvador, y presentarlos como quienes lo han dejado todo, renunciado a todo, y sacrificado todo lo que vale la pena retener. Pero no me digan eso a mí. Yo conozco la realidad. Por experiencia sé que es todo lo contrario. No pueden decir que tenemos que abandonar nuestros tesoros más queridos sin recibir algo equivalente. ¡Por cierto que no! El Creador, que preparó el hermoso Edén para nuestros primeros padres, que ha plantado para nosotros los bellos árboles y flores, y proveyó todo lo que es hermoso y glorioso en la naturaleza para que la raza humana lo disfrute, se propuso que los seres humanos lo disfrutaran. Entonces no piensen que Dios desea que abandonemos todo lo que nos da felicidad. El requiere que abandonemos sólo lo que no sería para nuestro bien y felicidad retener. 2TPI 520.4
Ese Dios que ha plantado estos nobles árboles y los ha vestido con su rico follaje, que nos ha dado las brillantes y hermosas tonalidades de las flores, y cuya bella obra vemos en el reino de la naturaleza, no tiene la intención de hacernos infelices; no se propone que no gustemos ni disfrutemos de estas cosas. Es su voluntad que las disfrutemos y seamos felices con los encantos de la naturaleza, que son su propia creación. 2TPI 521.1
Es correcto que elijamos lugares como este bosquecillo para períodos de esparcimiento y recreación. Pero no estamos aquí para dedicar nuestra atención meramente a nosotros mismos, y desperdiciar precioso tiempo en entretenimientos que han de fomentar la aversión por las cosas sagradas. No hemos venido aquí para complacernos en chistes y bromas, en tontas conversaciones y risas sin sentido. Aquí contemplamos las bellezas de la naturaleza. ¿Qué haremos entonces? ¿Nos postraremos y las adoraremos? Por cierto que no. Pero mientras contemplamos estas obras de la naturaleza debiéramos permitir que la mente se eleve al Dios de la naturaleza; que se eleve al Creador del universo, y luego adorar al Creador que ha hecho todas estas bellezas para nuestro beneficio y felicidad. 2TPI 521.2
Muchos se deleitan con bellos cuadros y están dispuestos a alabar el talento que puede producir un hermoso dibujo, pero ¿de dónde obtienen su inspiración los que dedican su vida a esta obra? ¿De dónde los artistas extraen ideas que han de plasmar en la tela? De las hermosas escenas de la naturaleza, sólo de la naturaleza. Hay individuos que dedican toda su fuerza y prodigan todos sus afectos a sus gustos por estas cosas. Muchos apartan su mente de las bellezas y glorias de la naturaleza que nuestro Creador ha preparado para su deleite, y dedican toda su capacidad a perfeccionar su arte; sin embargo, todas estas cosas son sólo copias imperfectas de la naturaleza. El arte nunca alcanza la perfección que se ve en la naturaleza. 2TPI 521.3
Se olvida al Hacedor de todas las cosas bellas. He visto a muchos que se extasiaban ante la pintura de una puesta de sol, mientras que al mismo tiempo podrían tener el privilegio de ver una real y gloriosa puesta de sol casi todas las tardes del año. Pueden ver los hermosos tintes con los cuales el invisible Artista Maestro, con divina destreza ha pintado gloriosas escenas en la cambiante tela de los cielos, y sin embargo se vuelven descuidadamente del cuadro pintado por el cielo, a las obras de arte diseñadas por dedos imperfectos, y casi se postran y las adoran. ¿Cuál es la razón de esto? Es que el enemigo está casi constantemente tratando de desviar la mente de Dios. Cuando presentamos a Dios y la religión de Cristo, ¿los reciben? Por cierto que no. No pueden aceptar a Cristo. ¿Qué? ¿Han de hacer ellos el sacrificio que tendrían que hacer para recibirlo? ¡De ninguna manera! Pero, ¿qué se requiere? Simplemente los mejores y más santos afectos del corazón para el que dejó la gloria del Padre y descendió a morir por una raza de rebeldes. Dejó sus riquezas, su majestad, y su alto mando y tomó sobre sí nuestra naturaleza, para abrir una vía de escape; ¿para hacer qué? ¿para humillarnos? ¿para degradarnos? Por cierto que no. Para abrirnos una vía de escape de la desesperada miseria, y elevarnos finalmente a su mano derecha en su reino. Por eso hizo el grande, el inmenso sacrificio. Y ¿quién puede comprender este gran sacrificio? ¿Quién puede apreciarlo? Ninguno sino los que comprenden el misterio de la piedad, los que han gustado los poderes del mundo por venir, los que han bebido de la copa de salvación que se nos ha ofrecido. El Señor nos ofrece esta copa de salvación, mientras que con sus propios labios vació, en nuestro lugar, la amarga copa que nuestros pecados habían preparado, y que había sido servida para que la bebiéramos nosotros. No obstante, hablamos como si Cristo, quien ha hecho tal sacrificio, y manifestado tal amor por nosotros, quisiera privarnos de todo lo que deseamos. 2TPI 522.1
¿De qué bienes nos privaría? Nos privaría del privilegio de rendirnos a las pasiones naturales del corazón carnal. No podemos enojarnos cuando nos plazca, y a la vez mantener una conciencia limpia y la aprobación de Dios. Pero ¿no estamos deseosos de abandonar esto? El entregarnos a las pasiones corruptas ¿nos hará en algo más felices? Es porque no nos hace más felices que se nos imponen esas restricciones. Enojarnos y cultivar un carácter perverso no nos ayuda a estar gozosos. No nos traerá felicidad seguir las tendencias del corazón natural. Y ¿seremos mejores al complacernos en ella? No; ellas arrojarán una sombra sobre nuestro hogar y una mortaja sobre nuestra felicidad. Ceder a los apetitos naturales perjudicará nuestra salud y destruirá el organismo. Por lo tanto, Dios quiere que restrinjamos el apetito, que controlemos las pasiones y tengamos en sujeción a todo nuestro ser. Y él ha prometido darnos fuerza si nos ocupamos de esta obra. 2TPI 523.1
El pecado de Adán y Eva causó una tremenda separación entre Dios y el hombre. Y Cristo se ubica entre el hombre caído y Dios, y le dice al hombre: “Todavía puedes llegar al Padre; hay un plan trazado por el cual Dios puede ser reconciliado con el hombre, y el hombre con Dios; a través de un Mediador puedes acercarte a Dios”. Y ahora está él para mediar por vosotros. El es el gran Sumo Sacerdote que intercede por vosotros; y vosotros debéis venir y presentar vuestro caso al Padre por medio de Jesucristo. Así podéis tener acceso a Dios, aunque pequéis; vuestro caso no es desesperado. “Si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo”. 1 Juan 2:1. 2TPI 523.2
Doy gracias a Dios porque tenemos un Salvador. Y no hay modo por el que podamos ser exaltados, excepto por medio de Cristo. Entonces que ninguno piense que es una gran humillación de su parte aceptar a Cristo; porque cuando damos ese paso, nos asimos de la cuerda de oro que une al hombre finito con el infinito Dios; damos el primer paso hacia la verdadera exaltación, para poder ser idóneos para la compañía de los ángeles celestiales y puros en el reino de gloria. 2TPI 523.3
No se desanimen, no se desalienten. Aunque sufran tentaciones y sean acosados por el artero enemigo, si el temor de Dios está delante de ustedes, ángeles excelsos en fortaleza serán enviados para ayudarles, y podrán ser un rival superior a los poderes de las tinieblas. Jesús vive. Murió para proveer una vía de escape para la raza caída, y vive hoy para interceder por nosotros, para que podamos ser exaltados a su diestra. Esperen en Dios. El mundo anda por la senda ancha; y mientras ustedes transiten por la senda angosta, y tengan que luchar con principados, potestades y poderes, y enfrentar la oposición de los enemigos, recuerden que se ha hecho provisión para ustedes. La ayuda está depositada en Alguien que es poderoso, y por medio de él puedan vencer. 2TPI 523.4
Salgan de en medio de ellos, y apártense, dice el Señor, y yo los recibiré, y serán hijos e hijas del Señor Todopoderoso. ¡Qué promesa es ésta! Es una garantía de que lleguen a ser miembros de la familia real, herederos del reino celestial. Si una persona recibiera honores de algún monarca de la tierra, o se conectara con él, la noticia pasaría a todos los periódicos del día y despertaría la envidia de los que se consideran menos afortunados. Pero hay Uno que es Rey sobre todos, el Monarca del universo, el Origen de todo lo bueno; y él nos dice: Los haré mis hijos e hijas; los uniré a mí mismo; llegarán a ser miembros de la familia real e hijos del Rey celestial. 2TPI 524.1
Pablo dice: “Puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios”. 2 Corintios 7:1. ¿Por qué no habremos de hacer esto, cuando tenemos tal incentivo, el privilegio de llegar a ser hijos del Altísimo, el privilegio de llamar al Dios del cielo nuestro Padre? ¿No es eso suficiente? Y ¿llaman a esto privarse de todo lo que vale la pena tener? ¿Es esto abandonar todo lo que vale la pena poseer? Déjenme unirme a Dios y a los santos ángeles, pues ésta es mi más elevada ambición. Ustedes pueden quedarse con todas las posesiones de este mundo; pero yo quiero tener a Jesús, quiero tener el derecho a la herencia inmortal, la riqueza eterna. Déjenme gozar las bellezas del reino de Dios. Dejen que me deleite con las pinturas que sus propios dedos han coloreado. Yo las puedo disfrutar. Ustedes también pueden disfrutarlas. No podemos adorarlas, pero por medio de ellas podemos ser llevados a él y contemplar la gloria del que hizo todas estas cosas para nuestro deleite. 2TPI 524.2
Nuevamente digo: Tengan ánimo. Confíen en el Señor. No permitan que el enemigo les robe las promesas. Si se han separado del mundo, Dios ha dicho que él será su Padre, y ustedes seréis sus hijos e hijas. ¿No es eso suficiente? ¿Qué mayor aliciente se les podría presentar? ¿Tiene algún sentido ser una mariposa y no tener principios u objetivos en la vida? ¡Oh! Déjenme en la plataforma de la verdad eterna. Denme valores inmortales. Déjenme asirme de la cadena de oro que desciende del cielo a la tierra, y dejen que me eleve a Dios y a la gloria. Esta es mi ambición, este es mi objetivo. Si los demás no tienen un objetivo más elevado que el vestido, si pueden deleitarse en el despliegue exterior y satisfacer su alma con moños y cintas y fantasías, que los disfruten. Pero a mí permítanme tener el adorno interior. Dejen que me vista de Dios. Y yo se los recomiendo, jóvenes y Señoritas, porque es más precioso a su vista que el oro de Ofir. Esto es lo que hace al hombre más precioso que el oro fino, más precioso aún que el oro de Ofir. Mis hermanas, y ustedes jóvenes, este espíritu las hará más preciosas a la vista del Cielo que el oro fino, más preciosas aún que el oro de Ofir. Les recomiendo a Jesús, mi bendito Salvador. Yo lo adoro, lo magnifico. ¡Oh, si pudiera tener una lengua inmortal para alabarlo como deseo! ¡Si pudiera estar frente al universo congregado y hablar en alabanza de sus siniguales encantos! 2TPI 525.1
Y mientras que yo lo adoro y magnifico, ustedes magnifíquenlo conmigo. Alaben al Señor aun cuando caigan en la oscuridad. Alábenlo aun en la tentación. “Regocijaos en el Señor siempre -dice el apóstol-. Otra vez digo: ¡Regocijaos!” ¿Traerá eso penumbras y tinieblas a sus familias? No, por cierto; traerá un rayo de sol. Así reciban rayos de luz eterna del trono de gloria y los esparcirán a su alrededor. Permítanme exhortarlos a realizar esta obra: esparzan esta luz y esta vida a su alrededor, no sólo en vuestra propia senda, sino en las sendas de los que se relacionan con ustedes. Que su objetivo sea mejorar a los que los rodean, elevarlos, señalarles el cielo y la gloria, y guiarlos a buscar, por sobre todas las cosas terrenales, los bienes eternos, la herencia inmortal, las riquezas imperecederas. 2TPI 525.2