Testimonios para la Iglesia, Tomo 4

51/95

Preparación para la venida de Cristo

En la reciente visión que me fue dada en Battle Creek, durante nuestra reunión general, se me mostró el peligro que corremos como pueblo de llegar a asemejarnos al mundo más bien que a la imagen de Cristo. Estamos ahora en los mismos umbrales del mundo eterno; pero es el propósito del adversario de las almas inducirnos a postergar la terminación del tiempo. Satanás asaltará de toda manera posible a los que profesan ser el pueblo que guarda los mandamientos de Dios y espera la segunda aparición de nuestro Salvador en las nubes de los cielos con poder y grande gloria. Inducirá a tantos como pueda a postergar el día malo, a identificarse en espíritu con el mundo y a imitar sus costumbres. Me sentí alarmada al ver que el espíritu del mundo estaba dominando los corazones y las mentes de muchos que hacen alta profesión de la verdad. Albergan el egoísmo y la complacencia propia; pero no cultivan la verdadera piedad ni la estricta integridad. 4TPI 301.1

El ángel de Dios me señaló a los que profesan la verdad, y con voz solemne repitió estas palabras: “Mirad por vosotros, que vuestros corazones no sean cargados de glotonería y embriaguez, y de los cuidados de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día. Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra. Velad pues, orando en todo tiempo, que seáis tenidos por dignos de evitar todas estas cosas que han de venir, y de estar en pie delante del Hijo del hombre”. Lucas 21:34-36. 4TPI 301.2

Al considerar el poco tiempo que nos queda, debiéramos velar y orar como pueblo, y en ningún caso dejarnos distraer de la solemne obra de preparación para el gran acontecimiento que nos espera. Porque el tiempo se alarga aparentemente, muchos se han vuelto descuidados e indiferentes en sus palabras y acciones. No comprenden su peligro, y no ven ni entienden la misericordia de nuestro Dios al prolongar el tiempo de gracia a fin de que tengan oportunidad de adquirir un carácter digno de la vida futura e inmortal. Cada momento es del más alto valor. Se les concede tiempo, no para que lo dediquen a estudiar sus propias comodidades y a transformarse en moradores de la tierra, sino para que lo empleen en la obra de vencer todo defecto de su carácter, y en ayudar a otros, por su ejemplo y esfuerzo personal, a ver la belleza de la santidad. Dios tiene en la tierra un pueblo que, con fe y santa esperanza, está siguiendo el rollo de la profecía que rápidamente se cumple, y cuyos miembros están tratando de purificar sus almas obedeciendo a la verdad a fin de no ser hallados sin manto de boda cuando Cristo aparezca. 4TPI 301.3

Muchos de los que tomaron el nombre de adventistas han incurrido en el error de fijar fechas para la venida de Cristo. Lo han hecho repetidas veces, pero el resultado ha sido, cada vez, el fracaso. Se nos declara que el tiempo definido de la venida de nuestro Señor está fuera del alcance de los mortales. Aun los ángeles que ministran a los que han de ser herederos de la salvación no conocen ni el día ni la hora. “Empero del día y hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino mi Padre solo”. Mateo 24:36. Por haber pasado repetidas veces la fecha fijada por algunos, el mundo se encuentra en un estado de incredulidad más decidida que antes con respecto al próximo advenimiento de Cristo. El mundo considera con digusto el fracaso de los que fijaron fechas; y porque hubo hombres que se dejaron seducir de este modo, muchos se apartan de la verdad presentada por la Palabra de Dios según la cual el fin de todas las cosas está cercano. 4TPI 302.1

Los que tan presuntuosamente predican una fecha definida, al hacerlo, satisfacen al adversario de las almas, porque promueven más la incredulidad que el cristianismo. Mediante textos de las Escrituras erróneamente interpretados, presentan una cadena de argumentos que aparentemente sostienen su teoría. Pero sus fracasos demuestran que son falsos profetas, que no interpretan correctamente el lenguaje de la Inspiración. La Palabra de Dios es verdad y certidumbre, pero los hombres han pervertido su significado. Esos errores han desprestigiado la verdad de Dios para estos últimos días. Los ministros de todas las denominaciones ridiculizan a los adventistas; sin embargo, los siervos de Dios no deben callar. Las señales predichas en la profecía se están cumpliendo rápidamente en derredor nuestro. Esto debe inducir a todo aquel que sigue verdaderamente a Cristo a actuar con celo. 4TPI 302.2

Los que creen que deben predicar una fecha definida a fin de causar impresión sobre la gente, no actúan de acuerdo con el debido punto de vista. Los sentimientos de los oyentes se pueden conmover y despertarse sus temores; pero no obran basados en buenos principios. Se crea excitación, y cuando pasa la fecha, como ha sucedido repetidas veces, los que se conmovieron por la proximidad de la misma, recaen en la frialdad, las tinieblas y el pecado, y es casi imposible despertar su conciencia sin recurrir a alguna gran excitación. 4TPI 302.3

En el tiempo de Noé, los habitantes del mundo se burlaban de lo que llamaban los temores y presentimientos supersticiosos del predicador de la justicia. Se lo denunciaba como un visionario, fanático y alarmista. “Mas como los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre”. Mateo 24:37. Los hombres rechazarán en nuestra época el solemne mensaje de amonestación como lo rechazaron en el tiempo de Noé. Se referirán a esos falsos maestros que predijeron el acontecimiento y citaron la fecha definida, y dirán que no tienen más fe en nuestra advertencia que en la de ellos. Tal es la actitud del mundo hoy. La incredulidad está muy difundida y la predicación de la venida de Cristo es asunto de burla y ridículo. Esto contribuye a que sea aún más esencial que los que creen en la verdad presente manifiesten su fe por sus obras. Deben ser santificados por la verdad que profesan creer porque son en verdad sabor de vida para vida o de muerte para muerte. 4TPI 303.1

Noé predicó a sus contemporáneos que Dios les daría ciento veinte años en los cuales podrían arrepentirse de sus pecados y hallar refugio en el arca. Pero ellos rechazaron la misericordiosa invitación. Les fue concedido abundante tiempo para apartarse de sus pecados, vencer sus malas costumbres y adquirir un carácter justo. Pero la inclinación al pecado, aunque débil al principio en muchos, se fortaleció por la repetida participación en el pecado, y los precipitó a una ruina irreparable. La misericordiosa amonestación de Dios fue rechazada con mofas, burlas y ridículo; y ellos fueron dejados en tinieblas para seguir el curso que su corazón pecaminoso había escogido. Pero su incredulidad no impidió que se cumpliese el acontecimiento predicho. Llegó, y grande fue la ira de Dios que se mostró en la ruina general. 4TPI 303.2

Estas palabras de Cristo deben grabarse en el corazón de todos los que creen la verdad presente: “Mirad por vosotros, que vuestros corazones no sean cargados de glotonería y embriaguez y de los cuidados de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día”. Lucas 21:34. Cristo mismo nos presenta el peligro que nos acecha. Él conocía los riesgos que encontraríamos en estos postreros días y quería que nos preparásemos. “Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre”. Mateo 24:37. Comían y bebían, plantaban y edificaban, se casaban y se daban en matrimonio, y no conocieron hasta el día que Noé entró en el arca y el diluvio vino y los barrió a todos. El día de Dios encontrará a los hombres absortos igualmente en los negocios y placeres del mundo, en banquetes y glotonerías, y en la complacencia del apetito pervertido, en el consumo contaminador de bebidas y del narcótico tabaco. Tal es ya la condición de nuestro mundo, y estas prácticas se encuentran hasta en los que profesan pertenecer al pueblo de Dios, algunos de los cuales siguen las costumbres del mundo y participan de sus pecados. Abogados, mecánicos, agricultores, negociantes y aun ministros claman desde el púlpito: “Paz y seguridad” (1 Tesalonicenses 5:3), cuando la destrucción está por sobrevenirles. 4TPI 303.3

Creer en la próxima venida del Hijo del Hombre en las nubes de los cielos no inducirá a los verdaderos cristianos a ser descuidados y negligentes en los asuntos comunes de la vida. Los que aguardan la pronta aparición de Cristo no estarán ociosos. Al contrario, serán diligentes en sus asuntos. No trabajarán con negligencia y falta de honradez, sino con fidelidad, presteza y esmero. Los que se lisonjean de que el descuido y la negligencia en las cosas de esta vida son evidencia de su espiritualidad y de su separación del mundo incurren en un gran error. Su veracidad, fidelidad e integridad se prueban mediante las cosas temporales. Si son fieles en lo poco, lo serán en lo mucho. 4TPI 304.1

Se me mostró que es en esto donde muchos no superan la prueba. Desarrollan su verdadero carácter en el manejo de las preocupaciones temporales. Son infieles, maquinadores y deshonestos en su trato con sus semejantes. No consideran que su derecho a la vida futura e inmortal depende de cómo se conducen en los asuntos de la presente, y que la más estricta integridad es indispensable para la formación de un carácter justo. En todas nuestras filas se práctica la falta de honradez; y ésta es la causa de la tibieza que notamos en muchos de los que profesan creer la verdad. Éstos no están relacionados con Cristo y están engañando sus propias almas. Me duele declarar que hay una alarmante falta de honradez aun entre los observadores del sábado. 4TPI 304.2

Se me llamó la atención al sermón de Cristo sobre el monte. Allí tenemos la orden del gran Maestro: “Todas las cosas que quisierais que los hombres hiciesen con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque ésta es la ley y los profetas” Mateo 7:12. Esta orden de Cristo es de máxima importancia, y debe ser estrictamente acatada. Es como “manzanas de oro con figuras de plata”. Proverbios 25:11. ¿Cuántos cumplen en su vida el principio que Cristo ordenó allí, y obran con otros como quisieran que se obrase con ellos en circunstancias similares? Al lector le dejo la respuesta. 4TPI 305.1

Un hombre honrado, según la medida de Cristo, es el que manifiesta integridad inquebrantable. El peso fraudulento y las balanzas falseadas con que muchos tratan de incrementar sus ganancias en el mundo son abominación a la vista de Dios. Sin embargo, muchos de los que profesan guardar los mandamientos de Dios trabajan con pesos y balanzas falseados. Cuando un hombre está verdaderamente relacionado con Dios y guarda su ley, su vida lo revelará, porque todas sus acciones estarán en armonía con las enseñanzas de Cristo. No venderá su honra por ganancia. Sus principios se basan en el fundamento seguro, y su conducta en asuntos mundanos es un trasunto de sus principios. La firme integridad resplandece como el oro entre la escoria y la basura del mundo. Se puede pasar por alto y ocultar a los ojos de los hombres el engaño, la mentira y la infidelidad, pero no a los ojos de Dios. Los ángeles del Señor, los cuales vigilan el desarrollo de nuestro carácter y pesan nuestro valor moral, registran en los libros del cielo estas transacciones menores que revelan el carácter. Si un obrero es infiel en las vocaciones diarias de la vida, y descuida su trabajo, el mundo no lo juzgará incorrectamente si estima su norma religiosa de acuerdo con su norma comercial. 4TPI 305.2

“El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel: y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto”. Lucas 16:10. No es la magnitud de un asunto lo que hace que sea justo o injusto. Así como un hombre trata con sus semejantes, tratará con Dios. El que es infiel en las riquezas injustas, no recibirá nunca las riquezas verdaderas. Los hijos de Dios no deben dejar de recordar que en todas sus transacciones comerciales son probados y pesados en la balanza del santuario. 4TPI 305.3

Cristo dijo: “No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos”. “Así que, por sus frutos los conoceréis”. Mateo 7:18, 20. Los hechos de la vida de un hombre son sus frutos. Si es infiel y le falta honradez en las cosas temporales, produce espinas y cardos; será infiel en la vida religiosa y robará a Dios en los diezmos y las ofrendas. 4TPI 306.1

La Biblia condena en los términos más enérgicos toda mentira, trato falso e improbidad. Lo bueno y lo malo se manifiestan claramente. Pero se me mostró que el pueblo de Dios se ha puesto en terreno del enemigo, ha cedido a sus tentaciones y ha seguido sus designios hasta que sus sentidos han quedado terriblemente embotados. Una ligera desviación de la verdad, una pequeña variación de los requisitos de Dios no se considera tan pecaminosa cuando entraña ganancia o pérdida pecuniaria. Pero el pecado es pecado, ya lo cometa el millonario o el mendigo de la calle. Los que obtienen propiedades por medio de la falsedad están trayendo condenación sobre su alma. Todo lo que se obtiene por medio del engaño y el fraude, será tan sólo una maldición para quien lo reciba. 4TPI 306.2

Adán y Eva sufrieron las terribles consecuencias resultantes de desobedecer la orden expresa de Dios. Podrían haber razonado: “Éste es un pecado muy pequeño, y nunca será tenido en cuenta”. Pero Dios trató el asunto como un mal temible, y la desgracia de su transgresión se sentirá a través de todos los tiempos. En la época en que vivimos los que profesan ser hijos de Dios cometen con frecuencia pecados aun mayores. En las transacciones comerciales, los que profesan ser hijos de Dios dicen y obran falsedades, y atraen sobre sí el desagrado de Dios y el oprobio sobre su causa. La menor desviación de la veracidad y la rectitud es una transgresión de la ley de Dios. Aunque participar continuamente del pecado acostumbra a la persona a hacer el mal no disminuye el carácter gravoso del pecado. Dios estableció principios inmutables que él no puede cambiar sin revisar toda su naturaleza. Si la Palabra de Dios fuese estudiada fielmente por todos los que profesan creer la verdad, éstos no serían enanos en las cosas espirituales. Los que desprecian los requerimientos de Dios en esta vida no respetarían su autoridad si estuviesen en el cielo. 4TPI 306.3

Toda especie de inmoralidad queda claramente delineada en la Palabra de Dios, y se nos exponen sus resultados. Ceder a las pasiones inferiores se nos presenta en su carácter más repugnante. Nadie, por oscuro que sea su entendimiento, está obligado a errar. Pero se me a mostrado que muchos de los que profesan andar en todos los mandamientos de Dios albergan este pecado. Dios juzgará a cada hombre por su Palabra. 4TPI 307.1

Dijo Cristo: “Escudriñad las Escrituras, porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí”. Juan 5:39. La Biblia es una guía infalible. Exige perfecta pureza en palabras, pensamientos y acciones. Únicamente los que tengan un carácter virtuoso y sin mancha podrán entrar en la presencia del Dios puro y santo. Si se estudia y obedece la Palabra de Dios, guiará a los hombres, así como los israelitas fueron conducidos por una columna de fuego de noche y una columna de nube de día. La Biblia es la voluntad de Dios expresada al hombre. Es la única norma perfecta de carácter y señala el deber del hombre en todas las circunstancias de la vida. En ella hay muchas responsabilidades que recaen sobre nosotros, cuyo descuido no sólo nos ocasionará sufrimientos a nosotros mismos, sino que causará pérdida a otros. 4TPI 307.2

Hombres y mujeres que profesan reverenciar la Biblia y seguir sus enseñanzas, dejan de cumplir en muchos aspectos lo que ella exige. En la educación de los niños siguen su propia naturaleza perversa antes que la revelada voluntad de Dios. Este descuido del deber entraña la pérdida de millares de almas. La Biblia traza reglas para la correcta disciplina de los niños. Si los hombres siguiesen estos requerimientos de Dios, veríamos hoy en escena una clase de jóvenes muy diferente. Pero los padres que profesan creer la Biblia y seguirla obran de una manera totalmente opuesta a sus enseñanzas. Oímos el clamor de tristeza y angustia de parte de padres y madres que lamentan la conducta de sus hijos sin darse cuenta de que ellos están trayendo esa tristeza y angustia sobre sí mismos y arruinando a sus hijos por su erróneo cariño. No se percatan de las responsabilidades que Dios les dio para que inculcasen en sus hijos hábitos correctos desde la infancia. 4TPI 307.3

Padres, sois en gran medida responsables de las almas de vuestros hijos. Muchos descuidan su deber durante los primeros años de la vida de éstos, pensando que cuando lleguen a ser mayores tendrán entonces mucho cuidado para reprimir lo malo y educarlos en lo bueno. Pero la época en que deben llevar a cabo esta obra es cuando los niños son tiernos lactantes en sus brazos. No es correcto que los padres mimen y echen a perder a sus hijos; ni tampoco es correcto que los maltraten. Una conducta firme, decidida y recta producirá los mejores resultados. 4TPI 308.1