Testimonios para la Iglesia, Tomo 5

78/126

La mundanalidad

Estimado hermano F,

Ya es tiempo de que examinemos nuestros corazones para ver si estamos o no en la fe y en el amor de Dios. Si no hay un despertar entre nosotros, que hemos recibido tan grande luz y tantos privilegios, nos hundiremos en la ruina, y nuestro destino será peor que el de Corazín y Betsaida; “Porque”, como Cristo dijo acerca de esas ciudades, “si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en vosotras, ya hace tiempo que se hubieran arrepentido en saco y en ceniza”. Mateo 11:21. 5TPI 499.2

Ya es tiempo de que usted esté profundamente preocupado por su alma y las almas de sus hijos. Su llamado en Cristo lo requiere. Mi alma está sobrecargada de dolor, mi corazón está enfermo y triste, cuando considero su condición; porque yo sé que a menos que usted se transforme, su anclaje se moverá de un lado a otro constantemente. Oh, “buscad al Señor mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano”. Isaías 55:6. Le ruego que humille su corazón ante Dios y que nunca, pero nunca deje de esforzarse hasta que sea un hombre diferente. Siento un profundo interés en su condición espiritual y quiero verlo luchar fervientemente en favor de su propia salvación y la de sus queridos hijos, quienes me consta son manejados de una manera muy parecida a la que usaba Elí para gobernar a los suyos. Que sus hijos vean que usted no es una persona que actúa impulsivamente, sino que es un hombre que no vacila en sus principios. Ellos imitarán el ejemplo que usted les dé. Hasta que yo no vea un cambio para el bien en usted, no dejaré de implorarle y exhortarlo. 5TPI 499.3

Estamos acercándonos al fin del tiempo. Deseamos no solamente enseñar la verdad presente en el púlpito, sino vivirla fuera de él. Examine cuidadosamente el fundamento de su esperanza de salvación. Mientras ocupe usted el puesto de heraldo de la verdad, de centinela sobre las murallas de Sión, no puede permitir que su interés esté entretejido con negocios de minas o bienes raíces y al mismo tiempo llevar a cabo eficazmente la sagrada obra que le ha sido encomendada. Cuando están en peligro las almas de los hombres, y se trata de intereses eternos, el interés no puede estar dividido sin peligro. Esto es especialmente cierto en el caso suyo. Mientras ha estado envuelto en este negocio, usted no ha estado cultivando una consagración genuina. Ha tenido un deseo febril de obtener ganancias. Les ha hablado a muchas personas acerca de las ventajas financieras que hay en invertir en la compra de terrenos en _____. Repetidas veces se ha ocupado usted en representar ante otros las ventajas de estas empresas; y lo ha hecho siendo un ministro ordenado de Cristo, comprometido a entregar su alma, cuerpo y espíritu a la obra de la salvación de las almas. Al mismo tiempo estaba usted recibiendo dinero de la tesorería para su sostén y el de su familia. Sus palabras han tenido el propósito de desviar la atención y el dinero de la gente para que no lo entregaran a nuestras instituciones, y a la obra de fomentar el reino de nuestro Redentor en la tierra. La tendencia de sus palabras ha sido la de engendrar en ellos el deseo de invertir sus recursos donde usted les aseguraba que se duplicarían en corto tiempo, y de halagarlos con la perspectiva de que podrían ayudar a la obra mucho más si lo hacían así. Quizá usted no les aconsejó conscientemente que retiraran sus recursos de la obra de la causa de Dios; pero algunos no tenían ningún dinero a mano excepto el que habían invertido en nuestras instituciones, y les ha sido quitado para ser invertido conforme a sus instrucciones. 5TPI 500.1

En cierto sentido somos guardas de nuestros hermanos. Estamos individualmente relacionados con almas que pueden, a través de los méritos de Cristo, buscar gloria, honor, e inmortalidad. Su pureza, sinceridad, celo, constancia y consagración son afectados por nuestras palabras, nuestras obras, nuestro comportamiento, nuestras oraciones y nuestro fiel cumplimiento del deber. Cristo dijo a sus discípulos: “Vosotros sois la luz del mundo”. Los ministros de Jesucristo deben enseñar tanto en la iglesia como ante los individuos, el hecho de que una profesión de fe, aun cuando la hagan los adventistas del séptimo día, no tiene poder para el bien a menos que proceda de una sincera devoción sentida de corazón. La luz de la religión ha de irradiar de la iglesia, y en especial de los ministros, en rayos nítidos y constantes. No ha de fulgurar en ocasiones especiales para luego opacarse y parpadear, como si estuviera a punto de apagarse. La excelencia de Jesucristo brillará para siempre en el carácter de los verdaderos creyentes, y ellos engalanarán la doctrina de nuestro Salvador. De esa manera se revelan la excelencia y el poder del Evangelio. Se requiere que cada miembro de la iglesia se mantenga en conexión viva con la Fuente de toda luz, y que sea un obrero espiritual y que haga su parte para reflejar luz al mundo por medio de sus buenas obras. 5TPI 501.1

Especialmente el ministro debiera mantenerse libre de toda atadura mundanal y unirse a la Fuente de todo poder, para representar correctamente lo que significa ser cristiano. Debe desprenderse de todo lo que en alguna forma distraiga su mente de Dios y de la gran obra para este tiempo. Cristo espera que él, como siervo a su servicio, sea como él en mente, pensamiento, palabra y acción. Espera que todo hombre que exponga las Escrituras ante los demás trabaje cautelosa e inteligentemente, sin ejercer sus facultades imprudentemente para poder hacer toda buena obra para el Señor. Toda alma es llamada a prestar servicio activo en alguno de los varios departamentos de la obra, y el pastor guiará y conducirá su rebaño. 5TPI 501.2

El ministro no debe emplear su lengua para decir a los hombres cuál es la mejor manera de enterrar sus bienes en la tierra; debe decirles cómo invertirlos con seguridad en el banco del cielo. Que el Señor le imparta discernimiento espiritual es mi oración; porque de seguro que su fe naufragará a menos que entre usted en una condición espiritual diferente. Usted necesita el poder convertidor de Dios, y a menos que sea transformado, se apartará de la verdad. Pero aunque se gane el mundo entero, sería una recompensa pobre a cambio de la pérdida de su alma. Que el Señor le ayude, hermano mío, a recobrar pronto su buen sentido y actuar como un hombre que tiene una mente equilibrada. Que realice usted su trabajo con corazón y labios consagrados y camine con humildad ante Dios. 5TPI 501.3

*****