Testimonios para la Iglesia, Tomo 5
La elaboración de vino y sidra
Estimados hermanos y hermanas de la iglesia de_____,
Se me ha mostrado que como iglesia, no estáis creciendo en gracia ni en el conocimiento de la verdad. No existe esa consagración a Dios, esa devoción a su servicio, ni esa labor desinteresada para la edificación de su causa que os haría una iglesia próspera y sana. No estáis sujetos los unos a los otros. Hay demasiados entre vosotros que tienen sus propias ideas que sostener y sus propios planes egoístas para llevar a cabo, y entre éstos hay algunos que ocupan puestos prominentes en la iglesia. 5TPI 332.4
El hermano K no se ha preocupado de añadir a la gloria de Dios; no ve las cosas desde un punto de vista correcto. Está acatando las sugestiones de Satanás y siguiendo el consejo de su propio criterio no santificado, y echa mano de cada palabra que le pueda servir para justificar su proceder equivocado. Se engaña a sí mismo; no se da cuenta de que se está recluyendo fuera del alcance del Espíritu de Dios. Cuando se inició en este camino, no se daba cuenta de los peligros que corría ni sabía a dónde lo conduciría. Todos los que transitan por el mismo camino deberían por su bien plantar sus pies sin demora en el sendero seguro. 5TPI 333.1
Vivimos en una época de intemperancia, y satisfacer el apetito del bebedor de sidra es una ofensa contra Dios. Juntamente con otros, habéis participado en esta obra porque no estábais siguiendo la luz. Si hubieseis estado en la luz, no podríais haber hecho esto. Cada uno de vosotros que ha participado en esta obra caerá bajo la condenación de Dios, a menos que cambiéis de negocio. Os hace falta obrar con sinceridad. Es menester que comencéis la obra en seguida para librar vuestras almas de la condenación. 5TPI 333.2
Algunos de vosotros en _____ desarrollasteis un celo maravilloso en la denunciación de los clubes de cinta roja. Hasta donde fuisteis motivados por el deseo de condenar el mal que existe en estas sociedades, teníais razón; pero cuando actuásteis como si fuera un crimen hablar en su favor, o mostrarles la menor buena voluntad, os fuisteis al extremo. Debéis ser consecuentes en todas las cosas. Habéis albergado odio contra el mero nombre “club de cinta roja”, lo cual no está conforme al Espíritu de Cristo, y vuestros sentimientos de amargura no os han ayudado a vosotros ni a nadie más. 5TPI 333.3
Habéis tomado los testimonios dados referentes a la asociación de nuestro pueblo con las sociedades de temperancia en perjuicio de su interés espiritual, y pervirtiéndolos, los habéis utilizado para oprimir y agobiar a las almas. Al tratar la luz de esta manera, habéis desacreditado mi obra. No había ni la menor necesidad de hacer esto, y algunos de vosotros tenéis una obra que hacer para rectificar este asunto. Armáis cama de hierro para los demás; si son muy cortos, hay que estirarlos; si son muy largos hay que doblarlos. “No juzguéis para que no séais juzgados”. Mateo 7:1. 5TPI 333.4
Después de haber tomado una posición decidida contra la participación activa en la obra de las sociedades de temperancia, todavía hubieseis podido mantener vuestra influencia sobre otros para el bien, si hubierais actuado concienzudamente en conformidad con la santa fe que profesáis; pero al dedicaros a la elaboración de la sidra, habéis dañado mucho vuestra influencia; y peor aún, habéis traído reproche a la verdad, y vuestras propias almas han sido averiadas. Habéis estado levantando una barrera entre vosotros y la causa de la temperancia. Vuestra conducta ha hecho que los incrédulos pongan en duda vuestros principios. No habéis seguido senderos rectos, y los cojos están vacilando y tropezando contra vosotros para su perdición. 5TPI 334.1
No entiendo cómo, a la luz de la ley de Dios, los cristianos pueden concienzudamente dedicarse a la cosecha de lúpulo o a la elaboración de vino y sidra para el mercado. Todos estos artículos pueden dedicarse a buen uso y llegar a ser una bendición, o pueden dedicarse a un mal uso y llegar a ser una tentación y una maldición. La sidra y el vino pueden envasarse cuando están frescos y mantenerse dulces por mucho tiempo y si se usan en un estado no fermentado, no destronan la razón. Pero los que producen sidra de las manzanas para el mercado no se fijan bien en la condición de la fruta que usan y en muchos casos se extrae jugo de manzanas descompuestas. Los que de ninguna manera comerían manzanas podridas, beben la sidra hecha de las mismas y la consideran algo delicioso; pero el microscopio revelaría las bacterias que este jugo contiene, el cual no es bueno para el estómago humano, aunque acabe de salir de la prensa. Si se hierve y cuidadosamente se le sacan las impurezas, es menos dañino. 5TPI 334.2
A menudo he oído decir a la gente: “¡Oh! esta es solamente sidra dulce; no hace absolutamente ningún daño, y hasta es saludable”. Muchos litros son llevados a la casa. Por varios días se conserva dulce; luego comienza la fermentación. El sabor picante la hace aún más aceptable a muchos paladares, y los que son amantes del vino dulce o de la sidra están poco dispuestos a admitir que su bebida favorita pueda hacerse alguna vez fuerte y agria. Las personas pueden intoxicarse de veras con vino y sidra como con bebidas más fuertes y la peor clase de ebriedad la producen estas bebidas supuestamente más livianas. Las pasiones se pervierten más; la transformación del carácter es mayor, más determinada, más obstinada. Unos cuantos litros de sidra o vino pueden despertar el gusto por bebidas más fuertes, y en muchos casos los que se han convertido en borrachos empedernidos echaron así el cimiento de su hábito de beber. Para ciertas personas no es de ninguna manera seguro tomar vino o sidra en la casa. Han heredado el apetito por los estimulantes, el cual Satanás procura constantemente que satisfagan. Si ceden a sus tentaciones, no paran; el apetito clama por la complacencia y es gratificado para su ruina. El cerebro se entorpece y anubla; la razón pierde su dominio y se dan a la concupiscencia. El libertinaje, el adulterio y los vicios de casi todo tipo son practicados como resultado de la satisfacción del apetito por el vino y la sidra. El que profesa la religión, que ama estos estimulantes y se acostumbra a su uso, nunca crece en la gracia. Se vuelve grosero y sensual, las pasiones animales controlan las facultades superiores de la mente, y se desprecia la virtud. 5TPI 334.3
La bebida en moderación es la escuela en la que la humanidad está recibiendo una educación para la carrera de borracho. Tan gradualmente aparta Satanás de las fortalezas de la temperancia, tan insidiosamente ejercen su influencia sobre el paladar el vino y la sidra inofensivos, que se entra insospechadamente en el camino de la borrachera. Se cultiva el gusto por los estimulantes; el sistema nervioso se trastorna; Satanás mantiene la mente en un estado de acalorada inquietud; y la pobre víctima, pensando que está perfectamente segura, sigue más y más, hasta que toda barrera se quebranta y todo principio se sacrifica. Las determinaciones más serias quedan socavadas; y los intereses eternos no son lo suficientemente fuertes para mantener el apetito degradado bajo el dominio de la razón. 5TPI 335.1
Algunos nunca están realmente ebrios, pero siempre están bajo la influencia de la sidra o del vino fermentado. Están calenturientos, desequilibrados mentalmente, en realidad no delirantes, pero en un estado igualmente malo, porque todas las facultades nobles de la mente están pervertidas. La tendencia a las enfermedades de diferentes clases, tales como hidropesía, afecciones del hígado, nervios inestables, hipertensión, etc. resultan del uso habitual de la sidra fermentada. Por medio de su uso muchos acarrean sobre sí enfermedades permanentes. Algunos mueren de consunción o caen postrados bajo el poder de la apoplejía por esta causa solamente. Otros padecen de dispepsia. Toda función vital se afecta y los médicos les dicen que sufren del hígado, cuando si rompiesen el barril de sidra sin reponerlo nunca, las fuerzas vitales maltratadas recobrarían su vigor. 5TPI 335.2
El consumo de sidra lleva al uso de bebidas más fuertes. El estómago pierde su vigor natural y se necesita algo más fuerte para que entre en acción. En cierta ocasión, cuando mi esposo y yo estábamos viajando, nos vimos obligados a pasar varias horas esperando el tren. Mientras estábamos en la estación, un agricultor hinchado y de rostro enrojecido entró al restaurante del lugar y con voz fuerte y tosca preguntó: “¿Tienen brandy de primera calidad?” Le dijeron que sí y él pidió medio tazón. “¿Tienen salsa picante?” Le respondieron que sí. “Entonces añádanle dos buenas cucharadas”. Luego pidió que le agregaran dos cucharadas de alcohol y terminó pidiendo que le espolvorearan “una buena dosis de pimienta negra”. El hombre que preparaba la bebida preguntó: “Y ¿qué va a hacer usted con esta mixtura?” El contestó: “Pienso que va a caerme bien”, y llevando el vaso a sus labios, apuró ese ardiente brebaje. Ese hombre había usado estimulantes hasta el punto de destruir la sensibilidad de las delicadas membranas del estómago. 5TPI 336.1
Muchos al leer esto se reirán de la advertencia de peligro y quizás digan: “Seguramente el poquito de vino o sidra que yo tomo no puede hacerme daño”. Satanás ha señalado a estas personas como presa suya; las conduce paso a paso y ellas no se dan cuenta hasta que las cadenas del hábito y el apetito son demasiado fuertes para romperse. Vemos el poder que el apetito por las bebidas fuertes ejerce sobre la humanidad; vemos como muchos de diversas profesiones que llevan pesadas responsabilidades, hombres que ocupan altos puestos, que poseen talentos eminentes, de grandes logros, finos sentimientos, de buen temple y de buen criterio, todo lo sacrifican por darle gusto al apetito, hasta que se reducen al nivel de los animales; y en muchísimos casos su curso descendente comenzó con el uso de vino o de sidra. 5TPI 336.2
Se me entristece el corazón cuando hombres y mujeres inteligentes que profesan ser cristianos arguyen que no hay daño en hacer vino o sidra para el mercado, porque cuando está sin fermentar no intoxica. Yo sé que el asunto encierra otro aspecto que ellos rehusan ver; porque el egoísmo ha cerrado sus ojos a los terribles males que pueden resultar del uso de estos estimulantes. No comprendo cómo nuestros hermanos pueden abstenerse de toda apariencia del mal y a la vez involucrarse profundamente en el negocio de cosechar el lúpulo, sabiendo el uso que se le da. Los que ayudan a producir estas bebidas que originan y predisponen el apetito a estimulantes más fuertes, recibirán su pago conforme a sus obras. Son transgresores de la ley de Dios y serán castigados por los pecados que cometen y por los que han causado que otros cometan mediante las tentaciones que han puesto en su camino. 5TPI 337.1
Todos los que profesan creer la verdad para este tiempo y ser reformadores, deben actuar en conformidad con su fe. Si alguien cuyo nombre está registrado en los libros de la iglesia fabrica vino o sidra para el mercado, hay que amonestarlo y si continúa su práctica, la iglesia debe ponerlo bajo censura. Los que insistan en continuar este trabajo no son dignos de ocupar puestos en la iglesia ni de tener su nombre entre el pueblo de Dios. Hemos de ser seguidores de Cristo y debemos afirmar nuestro corazón e influencia contra toda mala práctica. ¿Cómo nos sentiríamos si en el día en que los juicios de Dios sean derramados, conociésemos hombres que se hicieron borrachos por causa de nuestra influencia? Estamos viviendo en el día antitípico de la expiación, y nuestros casos pronto serán revisados ante Dios. ¿Cómo compareceremos ante los atrios celestiales si nuestro proceder ha dado lugar al uso de estimulantes que pervierten la razón y destruyen la virtud, la pureza y el amor de Dios? 5TPI 337.2
El intérprete de la ley le preguntó a Jesús: “Maestro, ¿qué bien haré para heredar la vida eterna?” El Señor le dijo: “¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees?” La respuesta fue: “Amarás al Señor tu Dios de todo corazón, y con toda tu alma, y con toda tu fuerza, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a tí mismo”. El Señor le dijo: “Bien has contestado; haz esto y vivirás”. La vida eterna es el premio que está en juego, y Cristo nos dice cómo ganarla. Nos señala la palabra escrita: “¿Cómo lees?” Aquí se nos señala el camino; hemos de amar a Dios sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Pero si amamos a nuestro prójimo como a nosotros mismos, no lanzaremos al mercado nada que le sirva de tropiezo. 5TPI 337.3
Amar a Dios y al prójimo es el todo del hombre. La ley de amor está escrita sobre las tablas del alma, el Espíritu de Dios mora en él, y su carácter se manifiesta en buenas obras. Jesús se hizo pobre para que por medio de su pobreza nosotros seamos hechos ricos. ¿Qué sacrificios estamos dispuestos a hacer por su causa? ¿Está su amor entronizado en nuestros corazones? ¿Amamos al prójimo como Cristo nos amó a nosotros? Si poseemos este amor por las almas, ese mismo amor nos hará considerar seriamente si por medio de nuestras palabras, hechos o de alguna manera con nuestra influencia, estamos colocando la tentación frente a los que tienen poca fuerza moral. No censuraremos a los débiles y a los que sufren como constantemente lo hacían los fariseos, sino que procuraremos quitar toda piedra de tropiezo del camino de nuestro hermano, no sea que el cojo se desvíe del sendero. 5TPI 338.1
Como pueblo, profesamos ser reformadores, portadores de luz al mundo, fieles centinelas de Dios, defendiendo todas las avenidas por las que Satanás pueda entrar con sus tentaciones para pervertir el apetito. Nuestro ejemplo y nuestra influencia han de ser una fuerza en favor de la reforma. Hemos de abstenemos de toda práctica que pueda embotar la conciencia o alentar la tentación. No abriremos ninguna puerta que le dé a Satanás acceso a la mente de un ser humano creado a la imagen de Dios. Si todos vigilaran y fuesen fieles en proteger las pequeñas aberturas hechas por el uso moderado del vino y la sidra, que se suponen ser inofensivos, el camino hacia la embriaguez quedaría cerrado. Lo que se necesita en cada comunidad es un propósito firme y fuerza de voluntad para no tocar, gustar ni manejar esta clase de bebidas; entonces la reforma de temperancia se fortalecerá en forma permanente y cabal. 5TPI 338.2
El amor por el dinero llevará a los hombres a violar su conciencia. Quizá ese mismo dinero sea llevado a la tesorería del Señor, pero él no aceptará una ofrenda tal; es una ofensa para él. Fue obtenido mediante la transgresión de su ley, la cual requiere que el hombre ame a su prójimo como a sí mismo. No vale que el transgresor se excuse diciendo que si él no hubiese elaborado el vino o la sidra, otro lo hubiera hecho, y que su prójimo se hubiera convertido en borracho de todas maneras. De modo que porque alguien más pondrá la botella en la boca de su prójimo, ¿se aventurarán los cristianos a manchar sus vestiduras con la sangre de esas almas y atraer sobre sí la maldición pronunciada contra los que colocan la tentación en el camino de hombres errantes? Jesús pide que sus seguidores se coloquen bajo su bandera y ayuden a destruir las obras del diablo. 5TPI 339.1
El Redentor del mundo, que conoce bien la condición de la sociedad en los últimos días, nos presenta el comer y el beber como los pecados que condenan a este mundo. Nos dice que como fue en los días de Noé, así será en los días en que se manifestará el Hijo del hombre. “Estaban comiendo y bebiendo, casándose y dándose en matrimonio, hasta el día en que Noé entró en el arca, y no se dieron cuenta hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos”. Mateo 24:38-39. Esa misma situación existirá en los últimos días, y los que creen estas advertencias se cuidarán hasta lo máximo para no seguir un comportamiento que los coloque bajo su condenación. 5TPI 339.2
Hermanos, veamos este asunto a la luz de las Escrituras y ejerzamos influencia positiva en favor de la temperancia en todas las cosas. Las manzanas y las uvas son dones de Dios; se les puede dar un uso excelente como artículos comestibles, o se puede abusar de ellas y darles un mal uso. Dios ya está malogrando las viñas y las cosechas de manzanas debido a las prácticas pecaminosas de los hombres. Comparecemos ante el mundo como reformadores; no demos lugar a que los infieles o incrédulos reprochen nuestra fe. Jesús declaró: “Vosotros sois la sal de la tierra”, “la luz del mundo”. Demostremos que nuestros corazones y conciencia están bajo la influencia de la gracia divina, y que nuestras vidas están gobernadas por los principios puros de la ley de Dios, aunque estos principios requieran el sacrificio de los intereses temporales. 5TPI 339.3
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