Primeros Escritos

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La abnegación

Vi que existía el peligro de que los santos hiciesen demasiados preparativos para las conferencias; que algunos estaban recargados porque tenían que servir demasiado; que uno debe negarse a satisfacer el apetito. Existe el peligro de que algunos asistan a las reuniones por los panes y los peces. Vi que todos los que halagaban al yo haciendo uso de la hierba mala y sucia que es el tabaco, debían ponerlo a un lado y dedicar sus recursos a fines mejores. Realizan un sacrificio los que se privan de alguna satisfacción y, tomando los recursos antes dedicados a satisfacer el apetito, lo ponen en la tesorería del Señor. Como las dos blancas de la viuda, esos donativos serán notados por Dios. La cantidad puede ser pequeña; pero si todos obran así, se verán los resultados en la tesorería. Si todos procurasen ser más económicos en su indumentaria, privándose de algunas cosas que no son realmente necesarias, y pusieran a un lado cosas inútiles y perjudiciales como el té y el café, y dieran su costo a la causa, recibirían más bendiciones aquí y una recompensa en el cielo. Muchos piensan que por el hecho de que Dios les ha dado los recursos, pueden vivir casi sin escasez, comer alimentos suculentos, tener abundancia de ropas, y que no hay virtud en negarse a sí mismos cuando tienen bastante. Los tales no hacen sacrificios. Si vivieran un poco más como pobres y diesen a la causa de Dios para ayudar a hacer progresar la verdad, esto sería un sacrificio de su parte, y Dios lo recordaría cuando recompense a cada uno según sus obras. PE 121.2

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