Palabras de Vida del Gran Maestro

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Capítulo 8—El mayor tesoro

Este capítulo está basado en Mateo 13:44.

“Además, el reino de los cielos es semejante al tesoro escondido en el campo; el cual hallado, el hombre lo encubre, y de gozo de ello va, y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo”. PVGM 75.1

En los tiempos antiguos, los hombres acostumbraban esconder sus tesoros en la tierra. Los robos eran frecuentes, y cuando quiera que hubiese un cambio en el poder gobernante, los que tenían grandes posesiones estaban expuestos a que se les aplicasen pesados tributos. Por otra parte, el país estaba en constante peligro de ser invadido por ejércitos merodeadores. Por consiguiente, los ricos trataban de preservar sus riquezas ocultándolas, y la tierra era considerada como un seguro escondite. Pero a menudo se olvidaba el lugar en que se había escondido el tesoro; la muerte podía arrebatar al dueño; el encarcelamiento o el destierro podían alejarlo de su tesoro, y la riqueza cuya preservación le había costado tanto trabajo, era dejada para la persona afortunada que la encontrase. En los días de Cristo no era raro descubrir en un terreno descuidado viejas monedas y ornamentos de oro y plata. PVGM 75.2

Un hombre alquila un terreno para cultivarlo, y mientras ara la tierra con sus bueyes, desentierra un tesoro. En seguida ve que una fortuna se halla a su alcance. Restituyendo el oro a su escondite, regresa a casa y vende todo lo que tiene para comprar el terreno que contiene el tesoro. Su familia y sus vecinos piensan que procede como un loco. No ven valor alguno en ese terreno descuidado. Pero el hombre sabe lo que hace, y cuando tiene el título del campo, revuelve cada parte de él para encontrar el tesoro que ha conseguido. PVGM 75.3

Esta parábola ilustra el valor del tesoro celestial y el esfuerzo que deberíamos hacer para obtenerlo. El que encontró el tesoro en el campo estaba listo para abandonar todo lo que tenía y realizar una labor incansable, a fin de obtener las riquezas ocultas. Así el que halla el tesoro celestial no debe considerar ningún trabajo demasiado grande y ningún sacrificio demasiado caro para ganar los tesoros de la verdad. PVGM 76.1

En la parábola, el campo que contiene el tesoro representa las Sagradas Escrituras. Y el Evangelio es el tesoro. La tierra misma no se halla tan entretejida de vetas de oro ni está tan llena de cosas preciosas como sucede con la Palabra de Dios. PVGM 76.2