Palabras de Vida del Gran Maestro
Un solo talento
El hombre que recibió un solo talento, “fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su Señor”. PVGM 290.1
El que había recibido el menor don fue el que dejó su talento sin aprovechar. Aquí se da una amonestación a todos los que sienten que la pequeñez de sus dones los excusa de presentar servicio a Cristo. Si pudieran hacer algo grande, cuán gozosamente lo emprenderían; pero debido a que sólo pueden servir en cosas pequeñas, creen que están justificados por no hacer nada. En esto se equivocan. El Señor está probando el carácter en la manera en que distribuye los talentos. El hombre que deja de aprovechar su talento demuestra que es un siervo infiel. Si hubiera recibido cinco talentos, los habría enterrado lo mismo como enterró el único que recibió. El descuido de un solo talento mostró que despreciaba los dones del cielo. PVGM 290.2
“El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel”.20 La importancia de las cosas pequeñas es a menudo menospreciada a causa de su pequeñez; pero ellas proveen una gran parte de la actual disciplina de la vida. En realidad no hay nada que no sea esencial en la vida cristiana. El edificio de nuestro carácter se verá lleno de riesgos si menospreciamos la importancia de las cosas pequeñas. PVGM 290.3
“El que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto”.20 Por la infidelidad en los deberes más pequeños, el hombre roba a su Hacedor el servicio que le debe. Esta infidelidad tiene su reacción sobre él mismo. No obtiene la gracia, el poder y la fortaleza de carácter que pueden alcanzarse mediante una entrega sin reservas a Dios. Al vivir apartado de Cristo está sujeto a las tentaciones de Satanás, y comete equivocaciones en su obra por el Maestro. Por causa de que no es guiado por los debidos principios en las cosas pequeñas, deja de obedecer a Dios en los asuntos de mayor importancia que él considera como su obra especial. Los defectos acariciados al tratar con los detalles menores de la vida, pasan a los asuntos más importantes. Actúa según los principios a los cuales se ha acostumbrado. Así las acciones repetidas forman los hábitos, los hábitos forman el carácter, y por el carácter se decide nuestro destino para el tiempo y la eternidad. PVGM 290.4
Únicamente merced a la fidelidad en las cosas pequeñas puede el alma prepararse para actuar con fidelidad en las responsabilidades mayores. Dios puso a Daniel y a sus compañeros en relación con los grandes hombres de Babilonia, a fin de que estos paganos pudieran llegar a familiarizarse con los principios de la verdadera religión. En medio de una nación de idólatras, Daniel había de representar el carácter de Dios. ¿Cómo llegó él a estar preparado para un puesto de tanta confianza y honor? Fue su fidelidad en las cosas pequeñas lo que le dio carácter a su vida entera. El honraba a Dios en los deberes más pequeños, y el Señor cooperaba con él. Dios dio a Daniel y a sus compañeros “conocimiento e inteligencia en todas letras y ciencia: mas Daniel tuvo entendimiento en toda visión y sueños”.21 PVGM 291.1
Así como Dios llamó a Daniel para que le fuera testigo en Babilonia, él nos llama a nosotros para que le seamos testigos en el mundo hoy día. Tanto en los pequeños como en los más grandes asuntos de la vida él desea revelar a los hombres los principios de su reino. PVGM 291.2
Durante su vida en la tierra, Cristo enseñó la lección de la atención cuidadosa que debe dispensarse a las cosas pequeñas. La gran obra de la redención pesaba continuamente sobre su alma. Mientras enseñaba y sanaba, todas las energías de su mente y su cuerpo eran esforzadas hasta el límite; no obstante notaba las cosas más sencillas de la vida y la naturaleza. Sus lecciones más instructivas fueron aquellas en las cuales, mediante las cosas sencillas de la naturaleza, ilustró las grandes verdades del reino de Dios. No pasó por alto las necesidades del más humilde de sus siervos. Su oído oía cada clamor de necesidad. Estaba atento al toque de la mujer enferma aun en medio de la multitud; el más leve toque de fe obtuvo respuesta. Cuando resucitó de la muerte a la hija de Jairo, recordó a los padres que debían darle algo de comer. Cuando por su propio gran poder resucitó de la tumba, no desdeñó doblar y colocar cuidadosamente en su debido lugar los lienzos en los cuales se lo había envuelto. PVGM 291.3
La obra a la cual somos llamados como cristianos, es la de cooperar con Cristo en la salvación de las almas. Para hacer esta obra hemos hecho pacto con él. Descuidar la obra es ser desleales a Cristo. Pero a fin de realizar esta obra, debemos seguir su ejemplo de fiel y concienzuda atención a las cosas pequeñas. Este es el secreto del éxito en todo ramo de esfuerzo e influencia cristianos. PVGM 292.1
El Señor desea que su pueblo alcance el peldaño más alto de la escalera, a fin de que sus hijos puedan glorificarlo poseyendo la capacidad que él desea conferirles. Por la gracia de Dios se ha hecho toda provisión necesaria para que revelemos que actuamos según planes mejores que aquellos que emplea el mundo. Hemos de revelar una superioridad de intelecto, de entendimiento, de habilidad y conocimiento, porque creemos en Dios y en su poder de obrar en los corazones humanos. PVGM 292.2
Pero los que no poseen grandes dones no necesitan desanimarse. Usen los tales lo que tienen, vigilando fielmente todo punto débil en sus caracteres, y procurando fortalecerlo por la gracia divina. En toda acción de la vida hemos de entretejer la fidelidad y la lealtad, cultivando los atributos que nos capacitarán para llevar a cabo la obra. PVGM 292.3
Los hábitos de negligencia deben ser resueltamente vencidos. Muchos piensan que es suficiente excusa para sus mayores errores el invocar su mente olvidadiza. ¿Pero no poseen ellos, lo mismo que otros, facultades intelectuales? Entonces debieran disciplinar su mente para que sea retentiva. Es un pecado olvidar, es un pecado ser negligente. Si adquirís el hábito de la negligencia, puede ser que descuidéis la salvación de vuestra propia alma y al fin halléis que no estáis preparados para el reino de Dios. PVGM 293.1
Las grandes verdades deben ser llevadas al terreno de las cosas pequeñas. La religión práctica ha de ser llevada al campo de los deberes humildes de la vida cotidiana. La mayor cualidad que pueda tener un hombre es obedecer implícitamente la Palabra del Señor. PVGM 293.2
A causa de que no se hallan relacionados con alguna obra directamente religiosa, muchos sienten que su vida es inútil; que no están haciendo nada para el avance del reino de Dios. Pero esto es una equivocación. Si su obra es la que alguien debe hacer, no deben acusarse a sí mismos de inútiles en la gran familia de Dios. No han de descuidarse los más humildes deberes. Cualquier trabajo honesto es una bendición, y la fidelidad en él puede resultar una preparación para más elevados cometidos. PVGM 293.3
No importa cuán humilde sea, cualquier trabajo hecho para Dios con una completa entrega del yo, es aceptado por él como el más elevado servicio. Ninguna ofrenda es pequeña cuando se da con corazón sincero y alma gozosa. PVGM 293.4
Doquiera estemos, Cristo nos ordena que asumamos los deberes que se nos presenten. Si éstos están en el hogar, afrontémoslos voluntariamente y con fervor, para hacer del hogar un sitio agradable. Si sois madres, educad a vuestros hijos para Cristo. Esta es una obra tan ciertamente hecha para Dios como la que el ministro efectúa en el púlpito. Si vuestro deber está en la cocina, tratad de ser cocineras perfectas. Preparad alimentos que sean sanos, nutritivos y apetitosos. Y al emplear los mejores ingredientes en la preparación de los alimentos, recordad que habéis de alimentar vuestra mente con los mejores pensamientos. Si vuestra labor consiste en trabajar la tierra, u os ocupáis en otra cosa, haced de vuestros deberes un éxito. Aplicaos a lo que estáis haciendo. En todo vuestro trabajo, representad a Cristo. Hacedlo todo como lo haría él si estuviera en vuestro lugar. PVGM 293.5
Por pequeño que sea vuestro talento, Dios tiene un lugar para él. Ese solo talento, sabiamente usado, realizará la obra que le fue asignada. Mediante la fidelidad en los pequeños deberes, hemos de trabajar según el plan de adición, y Dios obrará en nuestro favor según el plan de multiplicación. Estas cosas pequeñas llegarán a ser las más preciosas influencias en su obra. PVGM 294.1
Corra una fe viva cual hilo de oro, en toda la ejecución de los deberes aun más humildes. Entonces toda la tarea diaria promoverá el crecimiento cristiano. Habrá una continua contemplación de Jesús. El amor por él dará fuerza vital a cuanto se emprenda. Y así, mediante el uso debido de nuestros talentos, podemos unirnos por medio de una cadena de oro al mundo más elevado. Esta es la verdadera santificación; porque la santificación consiste en la alegre ejecución de los deberes diarios en perfecta obediencia a la voluntad de Dios. PVGM 294.2
Pero muchos cristianos están esperando que se les presente alguna gran obra que hacer. A causa de que no pueden hallar un lugar suficientemente grande para satisfacer su ambición, dejan de realizar con fidelidad los deberes comunes de la vida. Estos parecen carecer de interés para ellos. Día tras día dejan escurrir las oportunidades que se les presentan de demostrar su fidelidad a Dios. Mientras están esperando una obra grande, la vida se pasa, sus propósitos quedan sin cumplirse, y su obra sin realizarse. PVGM 294.3