Palabras de Vida del Gran Maestro

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Los dones del Espíritu Santo

Los talentos que Cristo confía a su iglesia representan especialmente las bendiciones y los dones impartidos por el Espíritu Santo. “A éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro palabra de ciencia según el mismo Espíritu, a otro, fe por el mismo Espíritu, y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu; a otro, operaciones de milagros, y a otro, profecía, y a otro, discreción de espíritus; y a otro, género de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. Mas todas estas cosas obra uno y el mismo Espíritu, repartiendo particularmente a cada uno como quiere”.2 Todos los hombres no reciben los mismos dones, pero se promete algún don del Espíritu a cada siervo del Maestro. PVGM 262.4

Antes de dejar a sus discípulos, Cristo “sopló, y díjoles: Tomad el Espíritu Santo”. Otra vez dijo: “He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros”.3 Sin embargo, este don no fue recibido en su plenitud hasta después de la ascensión. No fue recibido el derramamiento del Espíritu hasta que, mediante la fe y la oración, los discípulos se consagraron plenamente para efectuar la obra de Cristo. Entonces, en un sentido especial, los bienes del cielo fueron entregados a los seguidores de Cristo. “Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres”. “A cada uno de nosotros es dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo”, y el Espíritu reparte “particularmente a cada uno como quiere”.4 Los dones ya son nuestros en Cristo, pero su posesión verdadera depende de nuestra recepción del Espíritu de Dios. PVGM 263.1

La promesa del Espíritu no se aprecia como se debiera. Su cumplimiento no se comprende como se podría. La ausencia del Espíritu es lo que hace tan impotente el ministerio evangélico. Se puede poseer sabiduría, talentos, elocuencia, todo don natural o adquirido; pero sin la presencia del Espíritu de Dios no se conmoverá a ningún corazón ni ningún pecador será ganado para Cristo. Por el otro lado, si están relacionados con Cristo, si los dones del Espíritu son suyos, los más pobres y los más ignorantes de sus discípulos tendrán un poder que hablará a los corazones. Dios los convierte en los instrumentos que ejercen la más elevada influencia en el universo. PVGM 263.2