Obreros Evangélicos

41/234

El colportaje como educación para el ministerio

Una de las mejores maneras en que los jóvenes pueden hacerse idóneos para el ministerio es la de entrar en el campo de colportaje. Vayan ellos a las ciudades y pueblos para vender los libros que contienen la verdad para este tiempo. En esta obra encontrarán oportunidades de hablar palabras de vida, y las semillas de verdad que siembran brotarán para dar fruto. Al encontrarse con la gente y presentarle nuestras publicaciones, obtendrán una experiencia que no conseguirían por la predicación. OE 100.1

Cuando los jóvenes entren en el campo del colportaje llenos de un intenso anhelo de salvar a sus semejantes, se cosechará una mies para el Señor como resultado de sus esfuerzos. Salgan, pues, como misioneros, para proclamar la verdad presente, orando constantemente por más luz, y por la dirección del Espíritu, a fin de que sepan decir palabras en sazón a los cansados. Aprovechen toda oportunidad de hacer actos de bondad, recordando que están haciendo diligencias para el Señor. OE 100.2

*****

Todos los que deseen tener oportunidad de servir de veras, y que quieran entregarse sin reserva a Dios, encontrarán en el colportaje oportunidad de hablar de muchas cosas relativas a la vida inmortal futura. La experiencia así adquirida será del mayor valor para aquellos que se están preparando para el ministerio. OE 100.3

Es la presencia junto a ellos del Espíritu Santo lo que prepara a los obreros de ambos sexos, para ser pastores del rebaño de Dios. Al albergar el pensamiento de que Cristo es su compañero, sentirán un santo temor, un gozo sagrado, en todas sus experiencias penosas y en todas sus pruebas. Aprenderán a orar a medida que trabajen. Se educarán en paciencia, bondad, afabilidad y utilidad voluntaria. Pondrán en práctica la verdadera cortesía cristiana, teniendo presente que Cristo, su compañero, no puede aprobar las palabras o los sentimientos duros y carentes de bondad. Sus palabras serán purificadas. Considerarán el don de la palabra como talento precioso, a ellos prestado para hacer una obra elevada y santa. OE 101.1

El agente humano aprenderá a representar al Compañero divino con quien está asociado. Manifestará respeto y reverencia hacia aquel Ser santo, porque lleva su yugo y está aprendiendo sus caminos puros y santos. Aquellos que tengan fe en su Acompañante divino progresarán en todo sentido. Serán dotados de poder para revestir el mensaje de verdad con una hermosura sagrada.—Testimonies for the Church 6:322. OE 101.2

*****

Proseguid, jóvenes, tratando de conocer al Señor, y sabréis que “como el alba está aparejada su salida.”1 Tratad constantemente de progresar. Esforzaos ardorosamente por obtener un íntimo compañerismo con el Redentor. Vivid por fe en Cristo. Haced la obra que él hizo. Vivid para salvar las almas por las cuales él dió su vida. Tratad de ayudar de toda manera a aquellos con quienes os relacionéis.... Hablad con vuestro Hermano mayor, quien completará vuestra educación renglón tras renglón, precepto tras precepto, un poco aquí un poco allí. Una íntima relación con Aquel que se ofreció en sacrificio para salvar un mundo que perecía, os hará obreros aceptables.—Testimonies for the Church 6:416. OE 101.3

*****

El ideal que Dios tiene para sus hijos supera en altura al más elevado pensamiento humano. El blanco a alcanzarse es la piedad, la semejanza a Dios. Ante el estudiante se abre un camino de progreso continuo. Tiene que alcanzar un objeto, lograr una norma que incluye todo lo bueno, puro y noble. Progresará tan rápidamente e irá tan lejos como fuere posible en todos los ramos del verdadero conocimiento.—La Educación, 16. OE 102.1

*****

El camino que Dios proveyó es tan completo, tan perfecto, que el hombre no puede, por ninguna obra suya, añadir nada a su perfección. Es suficientemente ancho para recibir al más empedernido pecador, si se arrepiente de veras, y sin embargo, tan estrecho que en él el pecado no puede hallar cabida. Tal es la senda trazada para que anden en ella los redimidos del Señor. OE 102.2