Obreros Evangélicos

182/234

No se han de buscar las discusiones*

Los jóvenes predicadores deben evitar las discusiones, porque no contribuyen a aumentar la espiritualidad o unidad de parecer. En algunos casos, puede ser necesario hacer frente en debate abierto a un orgulloso que se jacta contra la verdad de Dios; pero generalmente, estas discusiones, orales o escritas, producen más daño que bien. Después de una discusión, descansa la mayor responsabilidad sobre el predicador para conservar el interés. El debe guardarse contra la reacción que tiende a producirse después de una excitación religiosa, y no entregarse al desaliento.... OE 391.1

Generalmente la influencia de las discusiones sobre nuestros predicadores consiste en hacerlos sentirse suficientes, y engreírse en su propia estima. Esto no es todo. Los que se deleitan en discutir no son idóneos para ser pastores de la grey. Han educado sus mentes para hacer frente a los oponentes, y para decir cosas sarcásticas; y no pueden bajar al encuentro de corazones entristecidos que necesitan ser consolados.... OE 391.2

En la presentación de la verdad impopular, la cual entraña una pesada cruz, los predicadores deben tener cuidado de que cada palabra sea como Dios quiere que sea. Sus palabras no deben ser nunca mordaces. Deben presentar la verdad con humildad, con el más profundo amor a las almas, y un ardiente deseo de salvarlas, y dejar que la verdad corte.—Testimonies for the Church 3:213-218. OE 391.3

*****

Las discusiones no pueden evitarse siempre.... Puede ser que las personas que se deleitan en ver combatir oponentes, clamen por una discusión. Otras, que desean oír la prueba de ambos lados, pueden instar a discusión con todo motivo honrado; pero siempre que se pueda, han de evitarse las discusiones. Generalmente, fortalecen el espíritu combativo, y debilitan el amor puro y la simpatía sagrada que deben existir siempre en los corazones de los cristianos, aun cuando difieran de opiniones. OE 392.1

En esta época del mundo, una demanda de discusión no es verdadera prueba de ferviente deseo de parte de la gente para investigar la verdad, sino que proviene del amor a la novedad y excitación que generalmente acompaña a las discusiones. Rara vez queda Dios glorificado o promovida la verdad en estos combates. La verdad es demasiado solemne, demasiado portentosa en sus resultados, para hacer de su recepción o rechazo un asunto pequeño. El discutir acerca de la verdad meramente para demostrar a los oponentes la habilidad de los combatientes, es un mal método; porque favorece muy poco el avance de la verdad. OE 392.2

Los oponentes de la verdad demostrarán habilidad en representar falsamente las posiciones de sus defensores.... Generalmente se burlarán de la verdad sagrada, y la harán aparecer ante la gente en tan falsa luz que las mentes oscurecidas por el error y contaminadas por el pecado no discernirán los motivos y objetos de estos hombres astutos al cubrir y falsificar así la importante verdad. Por causa de los hombres que se dedican a ellas, son pocas las discusiones que se pueden dirigir según principios correctos. Demasiado a menudo se lanzan agudas saetas, se atacan personalidades y con frecuencia ambas partes descienden al sarcasmo y a los dichos jocosos. El amor por las almas queda eclipsado por el mayor deseo de predominio. Los prejuicios, profundos y acerbos, son a menudo el resultado.... OE 392.3

Muchos prefieren las tinieblas a la luz, porque sus obras son malas. Pero hay quienes, si la verdad se hubiese presentado de una manera diferente, en diferentes circunstancias, dándoles una oportunidad justa de pesar los argumentos por sí mismos, y de comparar texto con texto, habrían quedado encantados por su claridad, y la habrían aceptado. OE 393.1

Ha sido una indiscreción de parte de nuestros predicadores publicar al mundo los astutos sofismas del error, proporcionados por hombres arteros para cubrir y anular la solemne y sagrada verdad de Jehová. Estos hombres astutos que acechan para engañar a los incautos dedican su fuerza de intelecto a pervertir la Palabra de Dios. Los inexpertos e incautos son engañados para ruina suya. Ha sido un gran error publicar todos los argumentos con que los oponentes atacan la verdad de Dios; porque al hacerlo las mentes de todas las clases han recibido argumentos en los que muchos nunca habrían pensado. Alguno deberá dar cuenta por este imprudente modo de dirigir las cosas. OE 393.2

Los argumentos contra la verdad sagrada afectan con su sutil influencia las mentes que no están bien informadas acerca del poder de la verdad. Las sensibilidades morales de la comunidad en general están embotadas por la familiaridad con el pecado. El egoísmo, la falta de honradez y los diversos pecados que prevalecen en esta era de degeneración, han embotado los sentidos para con las cosas eternas, de modo que no disciernen la verdad de Dios. Al dar publicidad a los argumentos erróneos de nuestros oponentes, se coloca en las mentes de la gente a la verdad y al error en un mismo nivel, cuando si se les presentase la verdad en su claridad, durante el tiempo suficiente para que viesen y comprendiesen su carácter sagrado e importante, se convencerían de los fuertes argumentos que hay a su favor, y estarían preparadas para hacer frente a los argumentos presentados por los oponentes. OE 393.3

Los que están tratando de conocer la verdad y comprender la voluntad de Dios, los que son fieles a la luz y celosos en el cumplimiento de sus deberes diarios, conocerán seguramente de la doctrina; porque serán guiados en toda verdad.—Testimonies for the Church 3:424-427. OE 394.1

*****

Siempre que sea necesario para el adelanto de la causa de la verdad y para la gloria de Dios, hacer frente a un oponente, ¡con cuánto cuidado y humildad deben [los defensores de la verdad] entrar en el conflicto! Con examen de conciencia, confesión del pecado y ferviente oración, y a menudo después de ayunar por un tiempo, deben rogar a Dios que les ayude de una manera especial, y dé a su verdad preciosa y salvadora una victoria gloriosa, para que el error aparezca en su verdadera deformidad, y sus defensores queden completamente derrotados.... OE 394.2

Nunca debéis entrar en una discusión de la cual depende tanto, fiando en vuestra propia actitud para presentar argumentos fuertes. Si no es posible evitarlo, entrad en el conflicto, pero con firme confianza en Dios, y con un espíritu de humildad, con el espíritu de Jesús, quien os ha invitado a aprender de él porque es manso y humilde de corazón.—Testimonies for the Church 1:624-626. OE 394.3