Obreros Evangélicos

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La incredulidad y la duda

La fe acepta lo que Dios dice al pie de la letra, sin pedir comprender el significado de los incidentes penosos que ocurran. Pero son muchos los que tienen poca fe. Siempre están temiendo y cargándose de dificultades. Cada día están rodeados por las pruebas del amor de Dios, cada día gozan de los beneficios de su providencia; pero pasan por alto estas bendiciones. Y las dificultades que encuentran, en vez de hacerlos allegarse a Dios, los separan de él, porque crean agitación y rebelión. OE 275.2

¿Hacen bien de ser así incrédulos? Jesús es su amigo. Todo el cielo está interesado en su bienestar, y su temor y murmuraciones agravian al Espíritu Santo. No es porque veamos o sintamos que Dios nos oye por lo que debemos creer. Debemos confiar en sus promesas. Cuando acudimos a él con fe, debemos creer que toda petición penetra hasta el corazón de Cristo. Cuando hemos pedido su bendición, debemos creer que la recibiremos, y agradecerle de que la tenemos. Luego hemos de atender a nuestros deberes, confiando en que la bendición será enviada cuando más la necesitemos. Cuando aprendamos a hacer esto, sabremos que nuestras oraciones reciben contestación. Dios obrará por nosotros “mucho más abundantemente de lo que pedimos,” “conforme a las riquezas de su gloria,” y “por la operación de la potencia de su fortaleza.”3 OE 275.3

Muchas veces la vida cristiana está rodeada de peligros, y el deber parece difícil de cumplir. La imaginación cree ver la ruina inminente si se avanza, y la servidumbre y la muerte si se vuelve atrás. Sin embargo, la voz de Dios dice claramente: Id adelante. Obedezcamos la orden, aun cuando nuestra vista no pueda penetrar las tinieblas. Los obstáculos que impiden nuestro progreso no desaparecerán nunca ante un espíritu vacilante y dudoso. Aquellos que difieren la obediencia hasta que toda incertidumbre desaparezca, y no queden riesgos de fracaso ni derrota, no obedecerán nunca. La fe mira más allá de las dificultades, y echa mano de lo invisible, aun de la Omnipotencia, y por lo tanto, no puede resultar frustrada. La fe es como asir la mano de Cristo en toda emergencia. OE 276.1

El que trabaja para Dios necesita una fe fuerte. Las apariencias pueden ser adversas; pero en la hora más sombría es cuando la luz está por amanecer. La fuerza de aquellos que, con fe, aman y sirven a Dios, será renovada día tras día. La inteligencia del Ser infinito está a su disposición, para que no yerren en la ejecución de sus propósitos. Retengan firmemente estos obreros el principio de su confianza hasta el fin, recordando que la luz de la verdad de Dios ha de resplandecer entre las tinieblas que envuelven nuestro mundo. OE 276.2

No tiene que haber desaliento en conexión con el servicio de Dios. La fe del obrero consagrado ha de soportar toda prueba que se le imponga. Dios puede y quiere conceder a sus siervos toda la fuerza que ellos necesiten y darles la sabiduría que sus diversas necesidades exijan. El hará más que cumplir las más altas expectaciones de aquellos que ponen su confianza en él. OE 277.1

Jesús no nos llama a seguirle para después abandonarnos. Si entregamos nuestra vida a su servicio, nunca podremos hallarnos en una posición para la cual Dios no haya hecho provisión. Cualquiera que sea nuestra situación, tenemos un Guía para dirigirnos en el camino; cualesquiera que sean nuestras perplejidades, tenemos un Consejero seguro; cualquiera que sea nuestro pesar, aflicción, duelo o soledad, tenemos un Amigo que simpatiza con nosotros. Si, en nuestra ignorancia, damos pasos en falso, Cristo no nos desampara. Se oye su voz, clara y distinta, que nos dice: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida.”4 “El librará al menesteroso que clamare, y al afligido que no tuviere quien le socorra.”5 OE 277.2

“Tú le guardarás en completa paz, cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti se ha confiado.”6 El brazo del Omnipotente está extendido para guiarnos hacia adelante y siempre hacia adelante. Id adelante, dice el Señor; os enviaré socorro. Pedís para gloria de mi nombre; y recibiréis. Aquellos que esperan veros fracasar verán el triunfo glorioso de mi Palabra. “Todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.”7 OE 277.3

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Dios no deja nunca al mundo sin hombres que puedan discernir entre lo bueno y lo malo, entre la justicia y la iniquidad. Tiene hombres a quienes eligió para estar en el frente de batalla en tiempos de emergencia. OE 278.1