Notas biográficas de Elena G. de White

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Pérdida de hijos

En 1860 la muerte tocó a nuestra puerta y desgajó la más nueva rama de nuestro árbol familiar. El pequeño Herbert, que había nacido el 20 de septiembre de 1860, falleció el 14 de diciembre de ese mismo año. Nadie que no haya perdido un hijo pequeño que era una promesa podrá comprender cómo sangraron nuestros corazones cuando esa tierna rama fue quebrada. NBEW 182.3

Y luego, cuando nuestro noble hijo Enrique falleció,1 a la edad de 16 años; cuando nuestro dulce cantor fue llevado a la tumba y ya no pudimos escuchar más sus canciones en la mañana, nuestro hogar quedó muy solitario. Ambos padres y los dos hijos que quedaron, sentimos el golpe intensamente. Pero Dios nos consoló en medio de nuestra aflicción, y con fe y valor continuamos adelante con la obra que él nos había asignado, abrigando la luminosa esperanza de que un día, en ese mundo donde no habrá más muerte ni dolor, nos encontraremos con nuestros queridos hijos que nos fueron arrebatados por la muerte. NBEW 183.1