Notas biográficas de Elena G. de White

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Una victoria en Waukon, Iowa

Cuando llegamos a Waukon, en la última parte de diciembre de 1856, encontramos que casi todos los observadores del sábado lamentaban que hubiéramos llegado. Existía mucho prejuicio con respecto a nosotros, porque se habían dicho muchas cosas que tendían a perjudicar nuestra influencia. NBEW 176.2

En la reunión de la noche fui tomada en visión, y el poder de Dios descansó sobre la compañía. Yo relaté lo que el Señor me había dado para el pueblo. Era lo siguiente: “Volved a mí, y yo me volveré a vosotros, y sanaré vuestras apostasías. Quitad la basura de la puerta de vuestro corazón, y abrid la puerta, y yo entraré y cenaré con vosotros”. Se me mostró que si ellos abrían el camino, y confesaban sus errores, Jesús andaría en medio de nosotros con poder. NBEW 176.3

Después que presenté mi testimonio, una hermana comenzó a confesar de una manera clara y definida; y mientras ella hacía su confesión, los portales del cielo parecieron abrirse repentinamente, y yo quedé postrada por el poder de Dios. Parecía un lugar terrible pero glorioso. La reunión continuó hasta pasada la medianoche, y se realizó una gran obra. NBEW 177.1

Al día siguiente la reunión empezó donde había terminado la noche anterior. Los que habían sido bendecidos en la sesión previa mantenían la bendición. No habían dormido mucho porque el Espíritu de Dios descansó sobre ellos durante la noche. Algunos confesaron sus sentimientos de desunión con los otros y su condición de apostasía. La reunión continuó, sin intervalo, desde las 10 de la noche hasta las 5 de la tarde. Esa tarde nos sentimos aliviados. La carga que había estado sobre mí fue transferida a los hermanos y hermanas de Waukon, quienes trabajaron con el celo y el poder de Dios que descansaba sobre ellos. Sus rostros, que parecían tristes cuando llegamos al lugar, ahora brillaban con una unción celestial. Parecía que los santos ángeles pasaban de uno a otro de los hermanos que estaban en la habitación para terminar la buena obra que había comenzado. Pronto pudimos despedirnos de nuestros hermanos de Waukon, para comenzar nuestro viaje de vuelta al hogar. NBEW 177.2