Notas biográficas de Elena G. de White

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Los miembros laicos como misioneros para Dios

“Al mirar la congregación de creyentes, y al notar la expresión seria y fervorosa de sus rostros, ... mis ojos descansaron sobre no pocos que tenían un conocimiento de la verdad, y que, si este conocimiento sólo fuera santificado, realizaría una obra para Dios. Pensé: si todos estos hermanos se dieran cuenta de que Dios les pedirá cuentas, y comprendieran su deber hacia sus semejantes, y si trabajaran según la capacidad que el Señor les concedió, ¡qué luz brillaría de ellos en Massachusetts, y aun se extendería a otros Estados! Si cada uno de los que profesan tener fe en el mensaje del tercer ángel hiciera de la Palabra de Dios su regla de conducta, y con estricta fidelidad realizara su tarea como un siervo de Cristo, sería un poder en el mundo. NBEW 301.1

“No son solamente los que trabajan por medio de la palabra y la doctrina los responsables por las almas. Todo hombre y mujer que tiene un conocimiento de la verdad debe ser un colaborador con Cristo... El pide que los miembros laicos trabajen como misioneros. Hermanos, salid con vuestras Biblias, visitad a la gente en sus hogares, leed la Palabra de Dios a la familia y a todas las personas que vengan. Id con un corazón contrito y una confianza permanente en la gracia y la misericordia de Dios, y haced lo que podáis... NBEW 301.2

“Hay hombres que nunca han dado un discurso en su vida, y que sin embargo, deberían estar trabajando para salvar almas. No se requiere ni grandes talentos ni una elevada posición. Pero existe una urgente necesidad de hombres y mujeres que conozcan a Jesús, y que estén familiarizados con la historia de su vida y de su muerte... NBEW 301.3

“No necesitamos tanto hombres eminentes sino buenos, veraces y humildes. Dios pide que trabajen en su causa personas de todas clases y de todos los oficios. Se necesitan hombres que empiecen en los peldaños más bajos de la escalera; hombres que, si fuera necesario, coman su propio pan y realicen silenciosamente su deber; hombres que no le teman al trabajo diligente para adquirir los medios y que practiquen una rígida economía en sus gastos, dedicando tiempo y recursos a la obra en favor del Maestro en el seno de sus familias y de sus propios vecindarios. Si la obra de reforma comenzara y progresara en cada familia, habría una iglesia viva y próspera. Las cosas deben ponerse en orden primeramente en el hogar. La causa necesita personas que puedan trabajar en sus propios hogares, que estudien la Biblia y practiquen sus enseñanzas, y que eduquen a sus hijos en el temor de Dios. Entonces podrán realizarse diligentes esfuerzos perseverantes en favor de otros, con oraciones fervientes en procura de la gracia y el poder divinos, y así se obtendrían grandes resultados de la labor misionera. NBEW 302.1

“No importa de quién se trate, es la mente, el corazón, el sincero propósito y la vida diaria lo que determina el valor del hombre. Los hombres inquietos, que hablan mucho, dictatoriales, no se necesitan en la obra. Hay muchos de esta clase que surgen por doquiera. Muchos jóvenes que tienen sólo poca experiencia, se colocan a sí mismos en las primeras filas, no manifiestan ninguna reverencia por la edad o por la posición, y se ofenden si se los aconseja o se los reprueba. De las personas que se creen muy importantes tenemos ya más de las que se necesitan. Dios está llamando a jóvenes modestos, silenciosos, de mente sobria, y hombres de edad madura bien equilibrados en sus principios, que puedan orar y también hablar, que se pongan en pie delante de los de más edad y traten con respeto a las canas. NBEW 302.2

“La causa de Dios está sufriendo por falta de obreros que tengan comprensión y poder mental. Hermanos y hermanas, el Señor os ha bendecido con facultades intelectuales capaces de vasto desarrollo. Cultivad vuestros talentos con fervor perseverante. Educad y disciplinad la mente por el estudio, la observación y la reflexión. No podéis encontraros con la mente de Dios a menos que pongáis en uso toda facultad. Las capacidades mentales se fortalecerán y desarrollarán si salís a trabajar con el temor de Dios, con humildad, y con una ferviente oración. Un propósito resuelto realizará milagros. Sed cristianos abiertos, firmes y decididos. Exaltad a Jesús, hablad con amor, referid su poder, y así permitiréis que vuestra luz brille sobre el mundo”.3 NBEW 303.1