Mensajes Selectos Tomo 3

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Preciosas promesas y cuadros sombríos

Fue por fe como me aventuré a cruzar las Montañas Rocosas, con el propósito de asistir a la sesión de la Asociación General celebrada en Minneápolis... 3MS 184.3

En Minneápolis nos encontramos con una gran delegación de ministros. Noté desde el mismo comienzo de la reunión un espíritu que me preocupó. Se presentaron discursos que no daban al pueblo el alimento que tanto necesitaba. El aspecto tenebroso y sombrío del cuadro fue lo que se presentó delante de ellos para que lo colgaran en los corredores de la memoria. Esto no traería ninguna luz ni libertad espiritual, sino desánimo. 3MS 184.4

El sábado por la tarde [13 de octubre de 1888] me sentí profundamente conmovida por el Espíritu de Dios, a dirigir los pensamientos de los presentes al amor de Dios manifestado hacia su pueblo. No se debe permitir a la mente que se detenga en los aspectos que más se prestan para objetar nuestra fe. En la Palabra de Dios, que puede ser presentada como un jardín lleno de rosas, de lirios y claveles, podemos recoger por la fe las preciosas promesas de Dios, apropiarnos de ellas para nuestros propios corazones y estar de buen ánimo—sí, gozosos en Dios—; o podemos mantener la atención fija en los abrojos y las espinas, y herirnos severamente y lamentar nuestra mala suerte. 3MS 184.5

Dios no se agrada de que su pueblo cuelgue en los pasillos de su memoria cuadros oscuros y dolorosos. El quiere que cada alma recoja las rosas, los lirios y los claveles, adornando los pasillos de su memoria con las preciosas promesas de Dios que florecen por todo su jardín. El quiere que nos espaciemos en ellas, con nuestros sentidos agudos y claros, tomándolas con toda su plena riqueza, hablando del gozo que tenemos delante de nosotros. El desea que vivamos en el mundo, pero que no seamos del mundo, que nuestros afectos se fijen en las cosas eternas. El anhela que hablemos de las cosas que él ha preparado para los que le aman. Estas atraerán nuestras mentes, despertarán nuestras esperanzas y expectativas, y fortalecerán nuestras almas para soportar los conflictos y las pruebas de la vida. Cuando nos detengamos en estas escenas, el Señor animará nuestra fe y nuestra confianza. El apartará el velo y nos dará vislumbres de la herencia de los santos. 3MS 185.1

Mientras presentaba la bondad, el amor y la tierna compasión de nuestro Padre celestial, sentí que el Espíritu del Señor descansaba no sólo sobre mí sino también sobre el pueblo. Los oyentes recibieron luz y libertad y bendición, y hubo una respuesta sincera a las palabras habladas. La reunión de testimonios que siguió evidenció que la Palabra de Dios había encontrado alojamiento en los corazones de los oyentes. Muchos han dado testimonio de que hoy ha sido el mejor día de su vida, y fue por cierto una preciosa oportunidad, porque sabíamos que la presencia del Señor Jesús estaba en la asamblea para bendecirnos. Yo sabía que la revelación especial del Espíritu de Dios tenía un propósito: reprimir las dudas, hacer retroceder la ola de incredulidad que se había admitido en los corazones y las mentes en cuanto a la Hna. White y la obra que el Señor le ha dado para hacer. 3MS 185.2

Muchos fueron vivificados, pero no todos—Esta fue una ocasión de refrigerio para muchas almas, pero no tuvo efectos permanentes sobre algunos. Tan pronto como vieron que la Hna. White no concordaba con todas sus ideas ni estaba de acuerdo en que sus propuestas y resoluciones se votaran en ese congreso, la evidencia que habían recibido tuvo tan poco peso en la mente de algunos como las palabras habladas por Cristo en la sinagoga a los de Nazaret. Sus corazones [de los oyentes de Nazaret] fueron tocados por el Espíritu de Dios, y todos testificaron de las bondadosas palabras que procedieron de los labios de Cristo; pero Satanás estaba a su lado con su incredulidad, y ellos permitieron que surgieran dudas e interrogantes, y la consecuencia fue la incredulidad. El Espíritu de Dios se apagó. En su locura hubieran arrojado a Cristo al precipicio si Dios no lo hubiera protegido para que su ira no le hiciera daño. Cuando Satanás toma control de las mentes, convierte en locos y demonios a aquellos que se han considerado como personas excelentes. El prejuicio, el orgullo, el empecinamiento, son elementos terribles cuando toman posesión de la mente humana. 3MS 185.3

Los consejos de Elena de White a algunos de los dirigentes—He recibido una larga carta del pastor Butler,1 que leí cuidadosamente. Me sorprendí de su contenido. No sabía qué hacer con esta carta, pero como los mismos sentimientos expresados en ella parecían estar obrando en las mentes de mis hermanos ministros, llamé a unos pocos de ellos y los reuní en una habitación del piso superior, y les leí la carta. Ninguno de ellos parecía estar sorprendido por su contenido, y algunos dijeron que sabían que éstas eran las ideas del pastor Butler, porque lo habían oído declarar las mismas cosas. 3MS 186.1

Entonces expliqué muchas cosas. Declaré lo que yo consideraba que era la debida y correcta manera de proceder, de hermano a hermano, en el proceso de investigar las Escrituras. Sabía que el grupo que tenía frente a mí no veía todas las cosas bajo la luz correcta, y por lo tanto declaré muchas cosas. Todas mis afirmaciones sentaron principios correctos para actuar; pero temía que mis palabras no hicieran ninguna impresión sobre ellos. Entendían las cosas a su manera, y la luz que les di, la cual me había sido dada, era como palabras vacías. 3MS 186.2

Llamados en las reuniones matutinas—Me sentí muy apenada en mi corazón por la condición en que estaban las cosas. Hice los más fervientes llamados a mis hermanos y hermanas cuando se congregaban en las reuniones matutinas, y les rogué e insistí en que debíamos hacer de esa ocasión un tiempo provechoso, escudriñando juntos las Escrituras, con humildad de corazón. Les rogué e insistí en que no debía haber tal libertad de hablar cosas de las cuales ellos sólo tenían escaso conocimiento. 3MS 187.1

Todos necesitaban aprender algunas lecciones en la escuela de Cristo. Jesús hizo la invitación: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”. Mateo 11:28-30. Si aprendemos diariamente las lecciones de mansedumbre y humildad de corazón, no existirán los sentimientos que reinaban en esa reunión. 3MS 187.2

Existen algunas diferencias de opinión sobre algunos temas, pero ¿es ésta una razón para albergar sentimientos agrios y duros? ¿Se entronizarán en el corazón la envidia, las malas sospechas, las suspicacias y malas imaginaciones, el odio y los celos? Todas estas cosas son malas, y pertenecen solamente a la maldad. Nuestra ayuda está sólo en Dios. Pasemos mucho tiempo en oración y en el estudio de las Escrituras con el debido espíritu: un espíritu con deseos de aprender y dispuesto a ser corregido o rectificado en cualquier punto en que podamos estar en error. Si Jesús está en nuestro medio y nuestros corazones se derriten de ternura movidos por su amor, tendremos uno de los mejores congresos al que jamás hayamos asistido. 3MS 187.3

Un congreso activo e importante—Había muchos asuntos que tratar. La obra se había ampliado; se habían abierto nuevas misiones y organizado nuevas iglesias. Todos debían estar en armonía y sentirse libres para consultar juntos como hermanos que trabajaban en el gran campo de la cosecha, trabajando todos con interés en las diferentes ramas de la obra, y considerando en forma desinteresada cómo podría hacerse la obra de Dios con mayor ventaja. Si alguna vez hubo un tiempo cuando, como congreso, necesitamos la gracia especial y la iluminación del Espíritu de Dios, fue en esta reunión. Había un poder que procedía desde abajo y que movía los espíritus para producir un cambio en la constitución y las leyes de nuestra nación, un poder que quiere atar las conciencias de todos los que guardan el sábado bíblico, especificado claramente en el cuarto mandamiento como séptimo día. 3MS 188.1

Ha llegado el tiempo cuando el hombre debe ser hallado cumpliendo su deber hasta el máximo de su capacidad, para sostener y defender la ley de Dios ante nuestro propio pueblo y ante el mundo, trabajando hasta el límite de su capacidad y de los talentos que le han sido confiados. Muchos son cegados y engañados por hombres que pretenden ser ministros del Evangelio, y que influyen en muchos para que consideren que están haciendo una buena obra para Dios, cuando en realidad se trata de la obra de Satanás. 3MS 188.2

La estrategia de Satanás para dividir—Satanás tiene ahora un concilio para decidir cómo puede mantener silenciadas la pluma y la voz de los adventistas del séptimo día. Si tan sólo pudiera él ocupar la atención de ellos y distraer sus facultades en una dirección tal que los debilite y los divida, sus perspectivas serían buenas. 3MS 188.3

Satanás ha hecho esta obra con cierto éxito. Ha habido conflicto de sentimientos y división. Se ha manifestado mucho celo y malas sospechas. Ha habido mucha conversación no santificada, insinuaciones y observaciones. Las mentes de hombres que deberían tener su alma y su corazón activos en la obra, y que deberían estar preparados para asestar fuertes golpes a favor de Dios, precisamente en este tiempo, se hallan absorbidos en asuntos de poca trascendencia. Debido a que las ideas de algunos no coinciden exactamente con las suyas propias en todo punto de doctrina (con respecto a ideas menores y teorías que no son cuestiones vitales), el gran tema de la libertad religiosa de la nación, que ahora abarca tanto, es para muchos un asunto de poca importancia. 3MS 189.1

Satanás ha estado logrando que las cosas resulten como él desea; pero el Señor ha levantado hombres a quienes les ha confiado un solemne mensaje para presentarlo a su pueblo, para despertar a los hombres fuertes y prepararlos para la batalla, para el día de la preparación de Dios. Satanás ha tratado de anular el efecto de este mensaje, y cuando toda voz y toda pluma deberían haber estado intensamente ocupadas para detener la obra y los poderes satánicos, se ha producido una separación. Había diferencias de opinión. Esto no era de ninguna manera lo que Dios quería. 3MS 189.2

La ley en Gálatas: un punto de diferencia—El tema de la ley en Gálatas fue presentado en esta reunión delante de los ministros. Este tema se había presentado ante el congreso tres años antes... 3MS 189.3

Sabemos que si todos acudieran a las Escrituras con corazones subyugados y dominados por la influencia del Espíritu de Dios, se traería al examen de la Biblia una mente serena y libre de prejuicios y del orgullo de la opinión propia. La luz del Señor brillaría sobre su Palabra, y la verdad sería revelada. Pero debe haber un esfuerzo arduo y acompañado de oración y mucha paciencia, para contestar la oración de Cristo en favor de que sus discípulos fueran uno, así como él era uno con su Padre. La oración sincera y ferviente será oída y el Señor la contestará. El Espíritu Santo avivará las facultades mentales y todos verán las cosas de la misma manera. “La exposición de tus palabras alumbra; hace entender a los simples”. Salmos 119:130. 3MS 189.4

Se presentan la justificación y la justicia de Cristo—Al pastor E. J. Waggoner se le otorgó el privilegio de hablar en forma sencilla, y presentar sus puntos de vista sobre el tema de la justificación y la justicia de Cristo en relación con la ley. Esta no era una nueva luz, sino la antigua luz colocada en donde debe estar dentro del mensaje del tercer ángel... ¿Cuál es el principal propósito de ese mensaje? Juan ve a un pueblo. El dice: “Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús”. Apocalipsis 14:12. Juan observa a este pueblo precisamente antes de ver al Hijo del hombre “que tenía en la cabeza una corona de oro, y en la mano una hoz aguda”. vers. 14. 3MS 190.1

Se ha perdido de vista la fe de Jesús: ésta ha sido tratada de una manera descuidada. No ha ocupado la posición destacada en la cual le fue revelada a Juan. La fe en Cristo como la única esperanza del pecador, ha sido dejada fuera de consideración y excluida no sólo de los discursos sino también de la experiencia de muchísimos que dicen creer en el mensaje del tercer ángel. 3MS 190.2

Verdades que Elena de White había presentado desde 1844—En esta reunión yo testifiqué de que la luz más preciosa había estado brillando desde las Escrituras en la presentación del gran tema de la justicia de Cristo en relación con la ley. Este tema de la justicia de Cristo debe ser mantenido constantemente delante del pecador como su única esperanza de salvación. Esta no era una nueva luz para mí, porque la había recibido de una autoridad más alta durante los últimos cuarenta y cuatro años, y la había presentado a nuestro pueblo por la pluma y la palabra en los testimonios de su Espíritu; pero muy pocos habían respondido, excepto asintiendo a los testimonios presentados sobre este tema. Se ha hablado y escrito demasiado poco acerca de este gran tema. Los discursos de algunos podrían describirse correctamente diciendo que eran como la ofrenda de Caín: carentes de Cristo. 3MS 190.3

El misterio de la piedad—La norma para medir el carácter es la ley real. La ley es la que descubre el pecado. Por la ley es el conocimiento del pecado; pero el pecador es constantemente atraído a Jesús por la maravillosa manifestación de su amor, pues él se humilló a sí mismo para padecer una muerte vergonzosa sobre la cruz. ¡Qué estudio es éste! Los ángeles han luchado y anhelado fervientemente entender este maravilloso misterio. Es un estudio que requiere el esfuerzo de la más alta inteligencia humana: que el hombre caído, engañado por Satanás, que se coloca al lado de Satanás en este asunto, pueda conformarse a la imagen del Hijo del Dios Infinito; que el hombre pueda ser como Cristo; que, debido a la justicia de Cristo dada al hombre, Dios amara al hombre—caído pero redimido—así como amaba a su Hijo. Leedlo en los oráculos divinos. 3MS 191.1

Este es el misterio de la piedad. Este cuadro es del más alto valor, y debe ser engarzado en todo discurso, debe ser colgado en los pasadizos de la memoria, debe ser anunciado por los labios humanos, debe ser presentado por seres humanos que han gustado y han visto que Dios es bueno. Esto es algo sobre lo cual debe meditarse, debe ser el tema de todo discurso. Se han presentado teorías áridas, y las almas preciosas están hambrientas del pan de vida. Esta no es la predicación que Dios exige o que el Dios del cielo aceptará, porque está desprovista de Cristo. El cuadro divino de Cristo debe ser mantenido delante de la gente. El es el Angel que está de pie en el Sol. Apocalipsis 19:17. El no refleja ninguna sombra. Vestido de los atributos de la Deidad, revestido de las glorias de la divinidad y en la semejanza del Dios infinito, debe ser elevado delante de los hombres. Cuando esto se mantiene delante de la gente, el mérito de la criatura se hunde en la insignificancia. Cuanto más se concentra la mirada sobre él, cuanto más se estudia su vida, sus lecciones, su perfección de carácter, tanto más pecaminoso y aborrecible aparecerá el pecado. 3MS 191.2

Por medio de la contemplación el hombre no podrá menos que admirar y ser más atraído hacia él; queda más encantado y con más deseos de ser semejante a Jesús, hasta que se asimile a su imagen y tenga la mente de Cristo. Anda con Dios como Enoc. Su mente queda llena de los pensamientos de Jesús. El es su mejor amigo. 3MS 192.1

Estudiemos a Jesús, nuestro Modelo—“Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús”. Hebreos 3:1. Estudiad a Cristo. Estudiad su carácter, rasgo por rasgo. El es nuestro Modelo, que se nos pide que copiemos en nuestras vidas y caracteres, pues de otro modo dejamos de representar a Jesús; pero presentaremos ante el mundo una copia falsa. No imitéis a ningún hombre, porque los hombres son defectuosos en sus hábitos, en su lenguaje, en sus maneras, en su carácter. Presento delante de vosotros al Hombre: a Cristo Jesús. Debéis conocerlo individualmente como vuestro Salvador antes que podáis estudiarlo como vuestro modelo y ejemplo. 3MS 192.2

Dijo Pablo: “No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá... Porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó”. Romanos 1:16-19. 3MS 192.3

Agradecidos de que las mentes son conmovidas por el Espíritu de Dios—Nos hemos sentido profunda y solemnemente agradecidos a Dios de que las mentes estuvieran siendo conmovidas por el Espíritu de Dios, al ver a Cristo en los oráculos vivos y al representarlo ante el mundo; pero no meramente con palabras. Ellos ven que las Escrituras exigen que todos los que dicen ser seguidores de Cristo están en la obligación de andar en sus pisadas, de estar llenos de su Espíritu, y así presentar a Jesucristo al mundo, a ese Jesús que vino a nuestro planeta a representar al Padre. 3MS 193.1

Al representar a Cristo presentamos a Dios a nuestro mundo. “Si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él”. Romanos 8:9. Preguntémonos: ¿Estamos reflejando en la iglesia y ante el mundo el carácter de Cristo Jesús? Se requiere que estudiemos mucho más y en forma más profunda las Escrituras. Colocar la justicia de Cristo en su ley revela en forma clara a Dios en su verdadero carácter, y revela también la ley como santa, justa y buena, realmente gloriosa cuando se ve en su verdadero carácter. 3MS 193.2

Si todos los hermanos que están en el ministerio hubieran acudido a sus Biblias juntos, con el espíritu de Cristo, respetándose mutuamente y con verdadera cortesía cristiana, el Señor habría sido su instructor. Pero el Señor no tiene oportunidad para impresionar mentes sobre las cuales Satanás tiene un poder tan grande. Todo lo que no armonice con la mente de ellos y su juicio humano, aparecerá lleno de sombras y oscuros lineamientos... 3MS 193.3

El espíritu de muchos agobiaba a Elena de White—Mi preocupación durante la reunión era la de presentar a Jesús y su amor ante mis hermanos, porque vi señaladas evidencias de que muchos no tenían el espíritu de Cristo. Mi mente se conservaba en paz, centrada en Dios, y me entristecí al ver que un espíritu diferente había penetrado en la experiencia de nuestros hermanos en el ministerio, y que el mismo estaba leudando el campo. Yo sabía que había una profunda ceguera en la mente de muchos que no distinguían dónde estaba el Espíritu de Dios y qué cosa constituía la verdadera experiencia cristiana. Y me era penoso considerar que ellos eran los que estaban encargados de cuidar el rebaño de Dios. ¡Cuánta carencia de fe verdadera: manos que colgaban inactivas porque no se habían levantado en sincera oración! 3MS 194.1

Algunos no sentían la necesidad de orar. Su propio juicio—creían ellos—era suficiente, y no estaban conscientes de que el enemigo de todo lo bueno estaba guiando su juicio. Eran como soldados que marchaban desarmados a la batalla. ¿Podemos entonces maravillarnos de que los discursos fueran insípidos, que el agua de vida rehusara correr por canales obstruidos, y que la luz del cielo no pudiera penetrar la densa tiniebla de la tibieza y la pecaminosidad? 3MS 194.2

Yo podía dormir sólo pocas horas. Escribía durante las horas de la mañana; me levantaba a menudo a las dos y a las tres de la madrugada, y aliviaba mi mente al escribir sobre los temas que me eran presentados. Mi corazón estaba angustiado al ver el espíritu que dominaba a algunos de nuestros hermanos en el ministerio, y ese espíritu parecía ser contagioso. Se hablaba mucho. 3MS 194.3

La presentación de una verdad que ella podía respaldar—Cuando declaré delante de mis hermanos que había escuchado por primera vez las opiniones del pastor E. J. Waggoner, algunos no me creyeron. Dije que había oído preciosas verdades presentadas a las cuales podía responder con todo mi corazón, ¿pues no habían sido estas grandes y gloriosas verdades—la justicia de Cristo y el sacrificio total hecho en favor del hombre—indeleblemente impresas en mi mente por el Espíritu de Dios? ¿Acaso este tema no ha sido presentado en los testimonios una y otra vez? Cuando el Señor dio a mis hermanos la preocupación de proclamar este mensaje, sentí una inexpresable gratitud a Dios, porque sabía que era el mensaje para este tiempo. 3MS 194.4

El mensaje del tercer ángel es la proclamación de los mandamientos de Dios y la fe de Cristo Jesús. Los mandamientos de Dios han sido proclamados, pero la justicia de Jesús, dándole igual importancia, no ha sido presentada por los adventistas del séptimo día, haciendo que la ley y el Evangelio vayan de la mano. No puedo hallar palabras para presentar este tema en toda su plenitud. 3MS 195.1

“La fe de Jesús”. Se habla de ella, pero no ha sido entendida. ¿Qué cosa constituye la fe de Jesús, que pertenece al mensaje del tercer ángel? Jesús convertido en el ser que lleva nuestros pecados para llegar a ser el Salvador que perdona el pecado. El fue tratado como nosotros merecemos ser tratados. Vino a nuestro mundo y llevó nuestros pecados para que nosotros pudiéramos llevar su justicia. Y la fe en la capacidad de Cristo para salvarnos en forma amplia, completa y total, es la fe de Jesús. 3MS 195.2

La única seguridad para los israelitas era la sangre rociada en los postes de sus puertas. Dios dijo: “Veré la sangre y pasaré de vosotros”. Éxodo 12:13. Toda otra provisión para la seguridad de ellos no tenía valor alguno. Nada sino la sangre en los postes de las puertas impediría que entrara el ángel de la muerte. Sólo hay salvación para el pecador en la sangre de Jesús, que nos limpia de todo pecado. El hombre de intelecto cultivado puede tener un vasto acervo de conocimientos, puede empeñarse en especulaciones teológicas, puede ser grande y honrado por los hombres, y puede ser considerado el depósito del conocimiento; pero a menos que tenga un conocimiento salvador del Cristo crucificado por él, y por fe eche mano de la justicia de Cristo, está perdido. Cristo “herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados”. Isaías 53:5. “Salvado por la sangre de Jesús”, será nuestra única esperanza para este tiempo y nuestro canto por la eternidad. 3MS 195.3

Prejuicio batallador y falsas acusaciones—Cuando yo declaré sencillamente mi fe, hubo muchos que no me entendieron, y decían que la Hna. White había cambiado, que la Hna. White había sido influenciada por su hijo W. C. White y por el pastor A. T. Jones. Por supuesto que debe tener influencia una declaración semejante hecha por personas que me han conocido durante años, que han crecido con el mensaje del tercer ángel y han sido honrados por la confianza y la fe de nuestro pueblo. 3MS 196.1

Yo he llegado a ser materia de observaciones y críticas; pero ninguno de nuestros hermanos vino a mí para hacerme preguntas o buscar una explicación de mi parte. Hemos intentado de la manera más ferviente, que todos los pastores que se alojan en la casa se reunieran en una sala no ocupada, para que nos uniéramos en oración; pero no hemos tenido éxito fuera de dos o tres veces. Ellos prefieren ir a sus piezas para tener sus conversaciones y oraciones por sí mismos. No pareció haber ninguna oportunidad de romper el prejuicio que era tan firme y determinado, ninguna oportunidad de explicar el malentendido con respecto a mí, a mi hijo, y a los pastores E. J. Waggoner y A. T. Jones. 3MS 196.2

Traté de hacer otro esfuerzo. Había escrito esa mañana, a una hora temprana, algo que debía ser presentado a nuestros hermanos, pues entonces mis palabras no serían tergiversadas. Un buen número de nuestros hermanos responsables y dirigentes estaban presentes, y yo lamento profundamente que un número mucho mayor de hermanos no fuera llevado a este concilio, pues algunos de los presentes, yo sé, empezaron a ver las cosas en forma diferente; y muchos más se habrían beneficiado si hubieran tenido la oportunidad de escuchar lo que yo tenía que decir. Pero no sabían, y no fueron beneficiados por mis explicaciones y con el sencillo “Así dice el Señor” que yo les presenté. 3MS 196.3

Se hicieron preguntas en esa ocasión. “Hna. White, ¿cree Ud. que el Señor tiene alguna nueva luz o una ampliación de la luz para su pueblo?” Yo respondí: “Con toda seguridad. No solamente lo creo, sino que puedo hablar de esto con conocimiento de causa. Sé que hay una verdad preciosa que nos será revelada si somos el pueblo que ha de estar en pie en el día de la preparación de Dios”. 3MS 197.1

Elena de White anima a hacer un estudio con mente abierta—Entonces se hizo la pregunta de si yo creía que el asunto debía detenerse donde estaba, después de que el Hno. Waggoner hubo presentado su opinión sobre la ley en Gálatas. Yo dije: “De ninguna manera. Queremos todo lo que haya sobre ambos aspectos de la cuestión”. Pero declaré que el espíritu que había visto manifestado en la reunión era irrazonable. Debía insistir en que hubiera el debido espíritu, un espíritu semejante al de Cristo, tal como el que el pastor E. J. Waggoner había mostrado a través de toda la presentación de sus opiniones, y que esta cuestión no debía tratarse en forma de debate. La razón por la cual quería urgir a que este asunto se abordara con un espíritu cristiano, era que no debían hacerse ataques contra los hermanos que diferían de opinión. Así como el pastor E. J. Waggoner se había conducido como un caballero cristiano, ellos debían hacer lo mismo, dando los argumentos que tenían de su parte de una manera directa... 3MS 197.2

La cuestión de la ley en Gálatas no es vital—Se hizo la observación siguiente: “Si lo que creemos con respecto a la ley en Gálatas no es correcto, entonces no tenemos el mensaje del tercer ángel, y nuestra posición es vana; no hay seguridad para nuestra fe”. 3MS 198.1

Yo dije: “Hermanos, aquí está precisamente lo que les he estado diciendo. Tal declaración no es cierta. Es una aseveración extravagante, exagerada. Si se hace la misma en la discusión de este asunto, sentiré que es mi deber aclarar esta cuestión ante toda la asamblea, y sea que escuchen o no, les diré que la declaración es incorrecta. El asunto que se discute no es una cuestión vital, y no debe ser tratado de esa manera. La maravillosa importancia y magnitud de este tema se ha exagerado, y por esa razón—en base a conceptos erróneos e ideas falsas—vemos el espíritu que prevalece en esta reunión, que no es cristiano, y que nunca debemos dejar que reine entre hermanos. Ha habido un espíritu de fariseísmo entre nosotros, contra el cual levantaré mi voz dondequiera que se revele”... 3MS 198.2

Podía ver una gran falta de sabia discriminación y de buen juicio. El mal que causan tales cosas ha sido a menudo presentado delante de mí. Las diferencias de opinión se hicieron evidentes tanto para los creyentes como para los no creyentes. Estas cosas hicieron tal impresión en mi mente que creía que en mis hermanos se había producido un gran cambio. Este asunto me fue presentado en figuras y símbolos, cuando estuve en Europa; pero más tarde se me dio la explicación, de manera que no fui dejada a oscuras con respecto al estado de nuestras iglesias y de nuestros hermanos en el ministerio... 3MS 198.3

Volví a mi habitación preguntándome cuál era la mejor manera de proceder. Esa noche pasé muchas horas en oración [rogando] con respecto a la ley en Gálatas. Esta era apenas una mota. Mi alma diría Amén y Amén a cualquier cosa que estuviera de acuerdo con un “Así dice el Señor”. Pero el espíritu que dominaba a nuestros hermanos era tan diferente del espíritu de Cristo, tan contrario al espíritu que debería manifestarse mutuamente, que llenó mi alma de angustia. 3MS 198.4

En la reunión de la mañana siguiente para los ministros, tenía algunas cosas sencillas que decir a mis hermanos, que no me atrevía a retener. La sal había perdido su sabor, el oro fino se había empañado. Reinaba entre el pueblo una oscuridad espiritual, y muchos evidentemente eran movidos por un poder inferior, porque el resultado era precisamente el que ocurre cuando ellos no están bajo la iluminación del Espíritu de Dios. 3MS 199.1

¡Qué páginas de historia estaba escribiendo el ángel registrador! La levadura ciertamente había producido su efecto en forma destacada, y casi había leudado la masa. Tuve un mensaje de reprensión y amonestación para mis hermanos; yo lo sabía. Mi alma estaba bajo la presión de la angustia. Decir estas cosas a mis hermanos me causaba mucha más angustia a mí que la que les producía a aquellos a quienes iban dirigidas. Por la gracia de Cristo experimenté un poder divino que me obligaba a estar en pie delante de mis hermanos ministros, en el nombre del Señor, esperando que el Señor abriera los ojos cegados, y orando para que así fuera. Fui fortalecida para decir las palabras, que mi secretaria tomó taquigráficamente.—Manuscrito 24, 1888. 3MS 199.2

Minneápolis como un campo de prueba—El Señor estaba probando a su pueblo que tenía gran luz para ver si andaría en ella o se apartaría de la misma bajo la tentación, pues solamente unos pocos saben qué clase de espíritu los anima hasta que las circunstancias sean de un carácter tal que prueben y demuestren el espíritu que los mueve a la acción. El corazón natural es el poder que gobierna en muchos, y sin embargo no sospechan que el orgullo y el prejuicio están entretejidos como huéspedes apreciados, y obran en palabras y acciones contra la luz y la verdad. Nuestros hermanos que han ocupado los puestos directivos en la obra y la causa de Dios, deberían estar tan estrechamente relacionados con la Fuente de toda luz, que no hubieran llamado luz a las tinieblas y tinieblas a la luz... 3MS 199.3

La justificación por la fe no rebaja la ley—Considerar a Cristo como nuestra única fuente de fortaleza, presentar su amor incomparable para que la culpa de los pecados fuera cargada a su cuenta y su propia justicia fuera acreditada al hombre, de ninguna manera anula o descarta la ley o rebaja su dignidad; al contrario: la coloca en el lugar en que brilla sobre ella la verdadera luz y la glorifica. Esto se logra sólo por la luz que refleja desde el Calvario. La ley es completa y plena en el gran plan de salvación, solamente al ser presentada en la luz que brilla desde el Salvador crucificado y resucitado. Esto se puede discernir sólo espiritualmente. Enciende en el corazón del que contempla la fe ardiente, la esperanza y el gozo de que Cristo es su justicia. Este gozo es sólo para los que aman y guardan las palabras de Jesús, que son las palabras de Dios. 3MS 200.1

Si los hermanos estuvieran en la luz, las palabras que el Señor me dio para ellos hallarían una respuesta en los corazones de aquellos por quienes he trabajado. Cuando vi que los corazones con los cuales anhelaba estar en armonía, estaban cerrados con prejuicios e incredulidad, pensé que sería mejor que los dejara. Mi propósito era partir de Minneápolis el primer día de la semana... 3MS 200.2

Quería meditar, orar, [para saber] de qué manera podríamos trabajar para presentar el tema del pecado y de la expiación delante de los hermanos de acuerdo a la luz bíblica. Ellos estaban en gran necesidad de esta instrucción, a fin de que pudieran dar la luz a otros y tener el bendito privilegio de ser obreros juntamente con Dios en la tarea de reunir y traer al redil los corderos de su rebaño. ¡Qué poder debemos tener de Dios para que los corazones fríos, que tienen sólo una religión legal, vean las cosas mejores provistas para ellos: Cristo y su justicia! Se necesitaba un poder vitalizador para dar vida a los huesos secos.—Manuscrito 24, 1888. 3MS 200.3