Mensajes Selectos Tomo 3

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Capítulo 1—¿Qué es la iglesia?

La influencia de Cristo debe sentirse en nuestro mundo por medio de sus hijos creyentes. El que está convertido tiene que ejercer la misma clase de influencia que, en virtud de los instrumentos divinos, resultó efectiva en su conversión. Toda nuestra obra en este mundo ha de ser hecha en armonía y con amor y unidad. Debemos mantener delante de nosotros siempre el ejemplo de Cristo, andando en sus pisadas. 3MS 15.1

La unión es fuerza, y el Señor desea que esta verdad siempre sea revelada en todos los miembros del cuerpo de Cristo. Todos deben estar unidos en amor, en humildad, en mansedumbre de mente; organizarse como una sociedad de creyentes con el propósito de combinar y difundir su influencia; deben trabajar como Cristo trabajó. Siempre han de manifestar cortesía y respeto mutuos. Todo talento tiene su lugar y debe mantenerse bajo el control del Espíritu Santo. 3MS 15.2

Una sociedad cristiana formada por sus miembros—La iglesia es la sociedad cristiana formada por los miembros que la componen, para que cada uno goce de la ayuda de todas las gracias y talentos de los demás miembros, y también de la operación de Dios en su favor, de acuerdo con los diversos dones y habilidades que Dios les concedió. La iglesia está unida en los sagrados vínculos del compañerismo a fin de que cada miembro se beneficie de la influencia de los demás. Todos deben unirse al pacto de amor y armonía que existe. Los principios y las gracias cristianas de toda la sociedad de creyentes han de comunicar fortaleza y poder en una acción armoniosa. Cada creyente debe beneficiarse y progresar por la influencia refinadora y transformadora de las variadas capacidades de otros miembros, para que las cosas que falten en uno puedan ser más abundantemente desplegadas en otro. Todos los miembros deben acercarse el uno al otro, para que la iglesia llegue a ser un espectáculo ante el mundo, ante los ángeles y ante los hombres. 3MS 15.3

El compromiso que caracteriza el pacto de los miembros de la iglesia es que cada uno camine en los pasos de Cristo, que cada uno tome sobre sí el yugo de Cristo y aprenda de Aquél que es manso y humilde de corazón. Haciendo esto, “hallaréis—dice el amado Salvador—descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”. Mateo 11:29-30. 3MS 16.1

Los que llevan el yugo de Cristo marcharán unidos; cultivarán la simpatía y la tolerancia, y con santa imitación lucharán por mostrar a los demás la tierna simpatía y el amor que ellos mismos necesitan grandemente. El que es débil y carece de experiencia, aunque sea débil puede ser fortalecido por el que tiene más esperanza y por los que poseen una experiencia madura. Aunque sea el menor de todos es una piedra que debe brillar en el edificio. Es un miembro vital del cuerpo organizado, unido a Cristo, la cabeza viviente, y por medio de Cristo está identificado a tal punto con todas las excelencias del carácter del Señor, que éste no se avergüenza de llamarlo hermano. 3MS 16.2

La utilidad aumenta por los vínculos de la iglesia—¿Por qué los creyentes se constituyen como iglesia? Porque por este medio Cristo quiere aumentar su utilidad en el mundo y fortalecer su influencia personal para el bien. En la iglesia ha de mantenerse una disciplina que proteja los derechos de todos y aumente el sentido de mutua dependencia. Dios nunca se propuso que la mente y el juicio de un hombre fueran el poder dominante. Nunca dispuso que un hombre gobernara, planificara y dispusiera sin la consideración cuidadosa y acompañada de oración del cuerpo entero, a fin de que todos actuaran de una manera firme y armoniosa. 3MS 16.3

Los creyentes deben brillar como luces en el mundo. Una ciudad asentada sobre una colina no se puede esconder. Una iglesia separada y distinta del mundo es, en la estima del cielo, el objeto de más valor en toda la tierra. Los miembros deben comprometerse a estar separados del mundo, consagrándose al servicio de un solo maestro, Cristo Jesús. Deben revelar que han escogido a Cristo como su director... La iglesia debe ser lo que Dios ordenó que fuera: un representante de la familia de Dios en otro mundo.—Carta 26, 1900. 3MS 17.1