Mensajes Selectos Tomo 3

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Una visión vívida de sucesos futuros

El viernes (18 de enero de 1884) varios oyeron mi voz exclamando: “¡mirad, mirad!” Si yo estaba soñando o en visión, no lo puedo decir. Yo dormía sola. 3MS 489.1

El tiempo de angustia estaba sobre nosotros. Vi a gente en gran perplejidad, llorando y orando, rogando por el cumplimiento de las seguras promesas de Dios, mientras los malos nos rodeaban por todas partes, burlándose de nosotros y amenazando con destruirnos. Ridiculizaban nuestra debilidad, se mofaban de la pequeñez de nuestro número, y nos vilipendiaban con palabras calculadas para herir profundamente. Nos acusaban de tomar una posición independiente de todo el resto del mundo. Nos habían cortado nuestros recursos, de manera que no podíamos ni comprar ni vender, y se referían a nuestra desmedida pobreza y a nuestra condición desgraciada. No podían ver cómo podríamos vivir sin el mundo. Dependíamos del mundo, y debíamos ceder a las costumbres, prácticas y leyes del mundo, o de otra manera salir de él. Si éramos el único pueblo del mundo a quien el Señor favorecía, las apariencias eran terriblemente contrarias a nosotros. 3MS 489.2

Declaraban que ellos tenían la verdad, que los milagros sucedían entre ellos; que los ángeles del cielo hablaban y caminaban con ellos; que entre ellos se hacían con gran poder señales y prodigios, y que éste era el milenio temporal que habían estado esperando por tanto tiempo. El mundo entero estaba convertido y en armonía con la ley del domingo, pero este pueblo pequeño y débil estaba desafiando las leyes de la nación y la ley de Dios, y afirmaban que eran los únicos justos que había sobre la tierra... 3MS 489.3

“!Mirad hacia arriba! !Mirad hacia arriba!”—Pero mientras la angustia dominaba a los leales y fieles que no querían adorar a la bestia o a su imagen, ni aceptar o reverenciar el día de descanso convertido en ídolo, Uno dijo: “¡Mirad hacia arriba! ¡Mirad hacia arriba” Todas las miradas se alzaron, y los cielos parecieron apartarse como un pergamino cuando es enrollado, y así como Esteban miró los cielos, [así] nosotros miramos. Los burladores nos estaban vilipendiando y denigrando, y jactándose de lo que harían con nosotros si continuábamos obstinados, firmes y leales a nuestra fe. Pero ahora nosotros estábamos como si escucháramos; observábamos una escena que sobrepuja cualquier otra cosa. 3MS 490.1

Allí se mostraba el trono de Dios. Alrededor de él había diez mil veces diez mil y millares de millares, y junto al trono estaban los mártires. Entre este número vi a aquellos que hacía tan poco se hallaban en tan extrema miseria, a los cuales el mundo no conocía, y odiaba y despreciaba. 3MS 490.2

La voz dijo: “Jesús, que está sentado sobre el trono, amó tanto al hombre que dio su vida como sacrificio para redimirlo del poder de Satanás, y para exaltarlo a su trono. El que está sobre todo poder, el que tiene la mayor influencia en el cielo y en la tierra, Aquel a quien toda alma está en deuda por todos los favores que ha recibido, era manso y humilde de corazón, santo, inocente y puro en vida. 3MS 490.3

“El fue obediente a todos los mandamientos de su Padre. La maldad ha llenado la tierra; está contaminada bajo sus habitantes. Las posiciones elevadas de los poderes de la tierra se han llenado de corrupción y ruin idolatría, pero ha llegado el tiempo cuando los justos recibirán la palma de la victoria y el triunfo. Los que eran considerados por el mundo como débiles e indignos, los que se hallaban sin defensa contra la crueldad de los hombres, serán coronados como conquistadores y más que vencedores” se cita a. Apocalipsis 7:9-17. 3MS 490.4

Ellos se hallan ante el trono disfrutando los brillantes esplendores del día eterno, y no como un grupo esparcido y débil, para sufrir por causa de las pasiones satánicas de un mundo rebelde, que expresa los sentimientos, las doctrinas y los consejos de los demonios. 3MS 491.1

Ahora los santos no tienen nada que temer—Fuertes y terribles han llegado a ser los señores de la iniquidad en el mundo bajo el dominio de Satanás, pero fuerte es el Señor Dios que juzga a Babilonia. Los justos ya no tienen nada que temer a causa de la fuerza o el fraude mientras sigan siendo fieles y leales. Alguien más poderoso que el hombre fuerte y armado actuará como su defensa. Todo poder y grandeza y excelencia de carácter serán dados a los que han creído y actuado con firmeza en defensa de las leyes de Dios. 3MS 491.2

Otro ser celestial exclamó con una voz dulce y musical: “Ellos han salido de grande tribulación. Han andado en el horno de fuego del mundo, calentado intensamente por las pasiones y los caprichos de los hombres que querían obligarlos a someterse al culto de la bestia y su imagen, y a ser desleales al Dios del cielo. 3MS 491.3

“Han venido desde montañas, rocas, cavernas y cuevas de la tierra; desde celdas, cárceles y secretos concilios; de cámaras de tortura, de chozas y buhardillas. Han pasado por enconada aflicción, profunda negación de sí mismos y agudos desalientos. No han de seguir siendo el blanco del ridículo de los hombres malvados. No seguirán siendo considerados viles y tristes por los que los desprecian. 3MS 491.4

“Quitadles las vestimentas viles con que hombres malvados se han deleitado en vestirlos, dadles nuevos atavíos, mantos blancos de justicia, y poned una mitra limpia en sus cabezas”. 3MS 491.5

Aparecen victoriosos en el gran conflicto—Fueron [entonces] vestidos con ropajes más ricos que los que hayan usado alguna vez los seres terrenales. Fueron coronados con diademas de gloria como ojos mortales nunca han contemplado. Han pasado los días de reproche, de necesidad, de hambre; las lágrimas quedaron atrás. Entonces prorrumpen en cánticos, elevados, claros, musicales. Ondean las palmas de victoria, y exclaman: “La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero”. Apocalipsis 7:10. 3MS 492.1

¡Ojalá que el Señor nos invista con su Espíritu Santo y nos haga fuertes en su fuerza! En ese gran día de triunfo supremo y final se verá que los justos eran fuertes, y que la maldad en todas sus formas y con todo su orgullo era un fracaso y una derrota débil y miserable. Nos aferramos entonces a Jesús, confiaremos en él, buscaremos su gracia y su gran salvación. Debemos escondernos en Cristo, porque él es escondedero en la tormenta y ayuda presente en el tiempo de la angustia.—Carta 6, 1884. 3MS 492.2

Dos filas de ángeles escoltan a los santos en la ciudad de Dios—El dador de la vida viene para quebrantar las cadenas de la tumba. Traerá consigo a los cautivos y proclamará: “Yo soy la resurrección y la vida”. Juan 11:25. Allí está en pie la hueste de los resucitados. El último pensamiento fue el de la muerte y sus agonías. Los últimos pensamientos que ellos tuvieron eran acerca de la tumba, pero ahora proclaman: “¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? 1 Corintios 15:55. Las agonías de la muerte fueron las últimas cosas que sintieron... 3MS 492.3

Cuando ellos despierten, todos los dolores habrán pasado. “¿Donde [está] oh, sepulcro, tu victoria?” Aquí están en pie, se coloca sobre ellos el toque final de la inmortalidad, y ascienden a encontrarse con el Señor en el aire. Los portales de la ciudad de Dios giran sobre sus goznes, y las naciones que han guardado la verdad entran. 3MS 492.4

Allí están las filas de ángeles a ambos lados, y los redimidos de Dios caminan entre querubines y serafines. Cristo les da la bienvenida y pone sobre ellos su bendición: “Bien, buen siervo y fiel... entra en el gozo de tu Señor”. Mateo 25:21. ¿Qué es ese gozo? El mira el trabajo de su alma, y está satisfecho. Para eso trabajamos. 3MS 493.1

Allí está aquel en cuyo favor intercedimos ante Dios en las horas de la noche. Allí está aquel con el cual hablamos en su lecho de muerte, y él aferró su alma indefensa a Jesús. Allí está el que fue un pobre borracho. Tratamos de fijar sus ojos en aquel que es poderoso para salvar, y le dijimos que Cristo podía darle la victoria. Aquí están las coronas de gloria inmortal sobre sus cabezas, y entonces los redimidos arrojan esas resplandecientes coronas a los pies de Jesús; y luego, el coro angelical entona la nota de victoria, y los ángeles, en dos filas, continúan el canto, y la hueste de redimidos se une en él como si ellos hubieran estado cantando este himno en la tierra; y en realidad lo han estado haciendo. 3MS 493.2

Música celestial—¡Oh, qué música! No hay una nota fuera de lugar. Todas las voces proclaman: “El Cordero que fue inmolado es digno”. Apocalipsis 5:12. El mira el trabajo de su alma y está satisfecho. ¿Creéis vosotros que alguien en ese lugar se tomará el tiempo para contar las pruebas y las terribles dificultades que tuvo? “De lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento”. Isaías 65:17. “Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos”. Apocalipsis 21:4.—Manuscrito 18, 1894. 3MS 493.3