Mensajes Selectos Tomo 3

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El té, el café, el tabaco y el alcohol3

Debemos presentar el té, el café, el tabaco y el alcohol como complacencias pecaminosas. No podemos colocar en el mismo plano la carne, los huevos, la mantequilla, el queso y alimentos semejantes que se sirven sobre la mesa. Estas cosas no deben destacarse como si fueran lo principal de nuestra obra. Las cosas antes mencionadas—el té, el café, el tabaco, la cerveza, el vino y todas las bebidas alcohólicas—no deben tomarse [ni] moderadamente, sino que deben ser descartadas. Los narcóticos venenosos no tienen por qué ser tratados de la misma manera que el tema de los huevos, la mantequilla y el queso. 3MS 328.2

El alimento animal [a base de carne] no se destinó en el principio para que fuera el régimen [alimenticio] del hombre. Tenemos todas las evidencias de que la carne de los animales es peligrosa, porque las enfermedades están generalizándose rápidamente; y esto se debe a que la maldición pesa en forma más intensa a consecuencia de los hábitos y crímenes del hombre. Tenemos que presentar la verdad. Debemos ser cuidadosos al usar la razón para seleccionar los artículos alimenticios que producirán la mejor sangre y la mantendrán en una condición no impetuosa.—Manuscrito 5, 1885. 3MS 328.3