Mensajes Selectos Tomo 2

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Un retorno a los sermones de antiguo cuño

En el ministerio se ha impuesto un nuevo orden de cosas. Existe el deseo de copiar los procedimientos de otras iglesias, y la sencillez y la humildad casi son desconocidas. Los ministros jóvenes tratan de hablar en forma original y procuran introducir nuevas ideas y planes en el trabajo. Algunos inìcian reuniones de reavivamiento, y en esta forma llevan mucha gente a la iglesia. Pero cuando pasa la agitación, ¿dónde están los convertidos? No se advierten el arrepentimiento y la confesión del pecado. Se ruega al pecador que crea en Cristo y lo acepte, independientemente de su vida pasada de pecado y rebelión. El corazón no es quebrantado. No hay contrición de espíritu. Los supuestos conversos no han caído sobre la Roca, Cristo Jesús. 2MS 20.1

Las Escrituras del Antiguo y el Nuevo Testamento nos muestran la única forma en que debería realizarse la obra. Arrepentíos, arrepentíos, arrepentíos, fue el mensaje proclamado por Juan el Bautista en el desierto. El mensaje que Cristo dio a la gente era: “Si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente”. Lucas 13:5. Y a los apóstoles se les ordenó predicar en todas partes que los hombres deben arrepentirse. 2MS 20.2

El Señor quiere que sus siervos de hoy prediquen la antigua doctrina evangélica de la aflicción por el pecado, el arrepentimiento y la confesión. Necesitamos sermones de antiguo cuño, costumbres fuera de moda, y padres y madres en Israel al estilo antiguo. Hay que trabajar por el pecador, perseverantemente, con fervor, con sabiduría, hasta que éste comprenda que es un transgresor de la ley de Dios, se arrepienta delante de Dios y tenga fe en el Señor Jesucristo.—Manuscrito 82, 1894. 2MS 20.3