Mensajes Selectos Tomo 2

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Debe ganar terreno continuamente

La iglesia debe intensificar su actividad y extender sus términos. Nuestros esfuerzos misioneros deben ser expansivos y debemos ampliar nuestros límites... Si bien es cierto que hubo fieras disputas en el esfuerzo realizado para conservar nuestro carácter distintivo, como cristianos bíblicos siempre hemos estado ganando terreno.—Carta 170, 1907 (6 de mayo de 1907). 2MS 457.4

Las evidencias que hemos tenido durante esos cincuenta años pasados acerca de la presencia del Espíritu de Dios entre nosotros como pueblo, soportarán la prueba de los que ahora se alistan en el lado del enemigo y luchan contra el mensaje de Dios.—Carta 356, 1907 (24 de octubre de 1907). 2MS 458.1

Os escribo estas cosas, hermanos míos, aunque no todos vosotros las comprendáis plenamente. Si no creyera que el ojo de Dios está sobre su pueblo, no tendría el valor de escribir las mismas cosas una vez tras otra. 2MS 458.2

Dios tiene un pueblo al que conduce e instruye.—Carta 378, 1907 (11 de noviembre de 1907). 2MS 458.3

Se me ha instruido que diga a los adventistas de todo el mundo que Dios nos ha llamado como un pueblo que ha de constituir un tesoro especial para él. El ha dispuesto que su iglesia en la tierra permanezca perfectamente unida en el Espíritu y el consejo del Señor de los ejércitos hasta el fin del tiempo.—Carta 54, 1908 (21 de enero de 1908). 2MS 458.4

En este mundo no hay ninguna cosa que sea tan cara para Dios como su iglesia. Con cuidado celoso protege a los que le buscan. No hay nada que ofenda tanto a Dios como los esfuerzos realizados por los siervos de Satanás para robarle a su pueblo sus derechos. El Señor no ha olvidado a sus hijos. Satanás señala los errores que han cometido, y procura hacerles creer que con eso se han separado de Dios. Los ángeles malignos procuran por todos los medios posibles desanimar a los que luchan por obtener la victoria sobre el pecado. Les presentan su indignidad pasada y tratan de convencerlos de que su caso es desesperado. Pero tenemos un Redentor todopoderoso. Cristo vino del cielo vestido con el ropaje de la humanidad para vivir en este mundo de acuerdo con los principios de la justicia. Recibió poder para ministrar a todos los que lo aceptasen como su Redentor, para socorrer a los que se arrepintiesen y convenciesen de la pecaminosidad del pecado. “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado” (Hebreos 4:15); Carta 136, 1910, (26 de noviembre de 1910). 2MS 458.5