Mensajes Selectos Tomo 2

172/227

38—Acerca de la cuestión militar

La guerra en los tiempos del Antiguo Testamento

El señor le ordenó a Moisés que persiguiera a los madianitas y los destruyera, porque habían perturbado a Israel con sus tretas, mediante las cuales lo habían inducido a transgredir los mandamientos de Dios. 2MS 383.1

El Señor le ordenó a Moisés que vengase a los hijos de Israel de los madianitas, después de lo cual sería recogido a su pueblo. Moisés ordenó a sus guerreros que se preparasen para luchar contra los madianitas. Y lucharon contra ellos tal como el Señor había mandado, y mataron a los varones pero llevaron cautivas a las mujeres y los niños. Balaam fue muerto junto con los madianitas. “Y salieron Moisés y el sacerdote Eleazar, y todos los príncipes de la congregación, a recibirlos fuera del campamento. Y se enojó Moisés contra los capitanes del ejército, contra los jefes de millares y de centenas que volvían de la guerra, y les dijo Moisés: ¿Por qué habéis dejado con vida a todas las mujeres? He aquí, por consejo de Balaam ellas fueron causa de que los hijos de Israel prevaricasen contra Jehová en lo tocante a Baal-peor, por lo cual hubo mortandad en la congregación de Jehová”. Números 31:13-16. 2MS 383.2

Moisés ordenó a los guerreros que destruyesen a las mujeres y los varoncitos. Balaam había vendido a los israelitas por una recompensa, de modo que pereció con el pueblo cuyo favor había conseguido por el precio del sacrificio de 24 mil israelitas. 2MS 383.3

Muchos consideran que el Señor fue cruel al requerir que su pueblo guerreara contra otras naciones. Afirman que tal cosa es contraria a su carácter benevolente. Pero Aquel que hizo el mundo y formó al hombre para que morara sobre la tierra, ejerce un control ilimitado sobre la obra de sus manos, tiene el derecho de hacer como le plazca y lo que él quiera con la obra de sus manos. El hombre no tiene derecho de decir a su Hacedor: ¿Por qué haces tú esto? No hay injusticia en su carácter. El es el Gobernante del mundo, y una gran parte de sus súbditos se han rebelado contra su autoridad y han pisoteado su ley. Los había bendecido abundantemente y los había rodeado de todo lo que necesitaban, y sin embargo ellos se habían postrado delante de ídolos de madera y de piedra, de plata y de oro, que habían confeccionado con sus propias manos. Habían enseñado a sus hijos que ésos eran los dioses que les habían dado vida y salud, que habían hecho fructificar sus tierras y les habían proporcionado riquezas y honores. Se habían burlado del Dios de Israel. Habían despreciado a su pueblo porque sus obras eran justas. “Dice el necio en su corazón: No hay Dios. Se han corrompido, hacen obras abominables”. Salmos 14:1. Dios los soportó hasta que colmaron la medida de su iniquidad, después de lo cual envió sobre ellos una rápida destrucción. Empleó a su pueblo como el instrumento de su ira para castigar a las naciones impías que los habían perseguido y hecho caer en la idolatría. 2MS 384.1

Se me mostró una escena familiar. Una parte de los hijos parece ansiosa de conocer y obedecer los requerimientos del padre, mientras los demás pisotean su autoridad y parecen complacerse en el desprecio del gobierno de su familia. Comparten los beneficios de la casa paterna y participan constantemente de su abundancia. Dependen por entero de él, y sin embargo no son agradecidos sino que se muestran orgullosos, como si todos los favores que reciben de su padre indulgente fueran obtenidos por ellos mismos. El padre advierte todos los actos irrespetuosos de sus hijos desobedientes y desagradecidos, y sin embargo los soporta. 2MS 384.2

Con el tiempo esos hijos rebeldes avanzan un paso más, y procuran inducir a rebelión a los miembros de la familia de su padre que hasta ese momento han permanecido fieles. Entonces se pone en acción toda la dignidad y la autoridad del padre, y éste expulsa de la casa a sus hijos rebeldes, quienes no sólo abusaron de su amor y de sus favores, sino que también procuraron sublevar a los pocos que habían permanecido fieles a las leyes juiciosas del hogar paterno. 2MS 385.1

Por amor a los pocos que permanecen leales, cuya felicidad estuvo expuesta a la influencia sediciosa de los miembros rebeldes de su casa, el padre aleja de su familia a sus hijos desobedientes, mientras que al mismo tiempo se esfuerza por acercar hacia sí mismo a los que han permanecido fieles y leales. Todos aprobarán la conducta sabia y justa de ese padre que castiga severamente a sus hijos desobedientes y rebeldes. 2MS 385.2

Tal es la forma como Dios ha tratado a sus hijos. Pero el hombre, en su ceguera, pasará por alto las abominaciones de los impíos y no verá la ingratitud y la rebelión continua y los pecados desafiantes de los que pisotean la ley de Dios y desafían su autoridad. No se detienen allí, sino que se jactan de sublevar a su pueblo y de influir en él mediante sus tretas para transgredir y despreciar públicamente los sabios requerimientos de Jehová. 2MS 385.3

Algunos pueden ver sólo la destrucción de los enemigos de Dios, y consideran que Dios no tiene misericordia y es severo. No contemplan el otro lado. Pero agradezcamos eternamente porque el hombre impulsivo y mudable, con todo su alarde de benevolencia, no es el que dispone los acontecimientos ni quien los controla. “La compasiones de los inicuos son crueles”. Proverbios 12:10 (VM).—Spiritual Gifts 4:49-52. 2MS 385.4