Mensajes Selectos Tomo 2

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Una amenaza para todas nuestras instituciones

Pablo vio ciertos peligros que se cernían sobre la iglesia, y declaró: “Os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo. Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo”. 2 Corintios 11:2, 3. 2MS 224.2

Este es el mal que hoy amenaza a nuestras escuelas, instituciones e iglesias. A menos que se lo corrija, pondrá en peligro las almas de muchos. Un obrero pensará que ha de ser muy favorecido porque se ocupa en un trabajo que es muy bien remunerado entre los incrédulos. Se tornará insatisfecho y se venderá al mejor postor. Por la seguridad de los principios que deberían controlar a todos los que trabajan en nuestras instituciones, el Señor me ha pedido que diga a todos los que llevan responsabilidades: “Debéis deshaceros de tales personas sin ninguna demora, porque ésta es la levadura maligna del egoísmo y de la codicia”. 2MS 224.3

Se están midiendo y comparando utilizándose ellos mismos como modelos. Lo peor que podéis hacer por ellos es procurar retenerlos, aunque sean redactores o gerentes. Dios no está con tales personas, y no podéis conservarlas con seguridad para la obra. Una atmósfera de incredulidad rodea su alma. Las comparaciones que hacen los han llevado a actuar insinceramente. Se dicen a sí mismos: “Si tal persona ha recibido tal suma, yo también debería recibir lo mismo”. Erigen su sabiduría por encima de lo que está escrito en la ley y se apoderan de recursos para su propio uso. De este modo roban a la tesorería. Dios considera esto en la misma forma como consideró el pecado de Acán. Ve que estas personas no pueden imprimir el molde correcto a la obra. No pueden satisfacer las necesidades de los que trabajan en campos difíciles, quienes deben dar parte de su sueldo para hacer frente a las necesidades de esos campos. Dios ve cada uno de estos casos, y juzgará a los que se miden a sí mismos de este modo, y que se preocupan egoístamente de recibir todo lo que piensan que deberían tener (Manuscrito 97, 1899). 2MS 224.4