Reina Valera 1989

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Números 14

1 Entonces toda la congregación gritó y dio voces; el pueblo lloró aquella noche.

2 Todos los hijos de Israel se quejaron contra Moisés y Aarón; toda la congregación les dijo: —¡Ojalá hubiésemos muerto en la tierra de Egipto! ¡Ojalá hubiésemos muerto en este desierto!

3 ¿Por qué nos trae Jehovah a esta tierra para caer a espada? ¿Para que nuestras mujeres y nuestros pequeños sean una presa? ¿No nos sería mejor volver a Egipto?

4 Y se decían unos a otros: —¡Nombremos un jefe y volvámonos a Egipto!

5 Moisés y Aarón se postraron sobre sus rostros delante de toda la asamblea de la congregación de los hijos de Israel.

6 Entonces Josué hijo de Nun y Caleb hijo de Jefone, que estaban entre los que habían ido a explorar la tierra, rompieron sus vestiduras

7 y hablaron a toda la congregación de los hijos de Israel, diciendo: —La tierra por donde pasamos para explorarla es buena en gran manera.

8 Si Jehovah se agrada de nosotros, nos introducirá en esa tierra. El nos entregará la tierra que fluye leche y miel.

9 Sólo que no os rebeléis contra Jehovah, ni temáis al pueblo de esa tierra, porque serán para nosotros pan comido. Su protección se ha apartado de ellos, mientras que con nosotros está Jehovah. ¡No los temáis!

10 Entonces toda la congregación habló de apedrearlos. Pero la gloria de Jehovah se dejó ver en el tabernáculo de reunión ante todos los hijos de Israel.

11 Entonces Jehovah dijo a Moisés: —¿Hasta cuándo me ha de menospreciar este pueblo? ¿Hasta cuándo no me ha de creer, a pesar de todas las señales que he hecho en medio de ellos?

12 Yo lo heriré con peste y lo desalojaré, y haré de ti una nación más grande y más fuerte que ellos.

13 Pero Moisés respondió a Jehovah: —Luego lo oirán los egipcios, porque de en medio de ellos sacaste a este pueblo con tu poder.

14 Y lo contarán a los habitantes de esta tierra, los cuales han oído que tú, oh Jehovah, estás en medio de este pueblo; que te dejas ver cara a cara, oh Jehovah, y que tu nube está sobre ellos. Han oído que tú vas delante de ellos, de día en una columna de nube, y de noche en una columna de fuego.

15 Pero si tú haces morir a este pueblo como a un solo hombre, entonces las naciones que han oído de tu fama dirán:

16 “Porque Jehovah no fue capaz de introducir a ese pueblo en la tierra que les prometió con juramento, por eso los mató en el desierto.”

17 Ahora pues, sea engrandecido el poder del Señor, de acuerdo con lo que has hablado diciendo:

18 “Jehovah es lento para la ira y grande en misericordia. El perdona la iniquidad y la rebelión, pero de ninguna manera dará por inocente al culpable. Castiga la maldad de los padres sobre los hijos, sobre la tercera y sobre la cuarta generación.”

19 Perdona, pues, la iniquidad de este pueblo según la grandeza de tu misericordia, como lo has perdonado desde Egipto hasta aquí.

20 Entonces Jehovah dijo: —Yo lo he perdonado, conforme a tu palabra.

21 Sin embargo, vivo yo, y la gloria de Jehovah llena toda la tierra,

22 que de los que vieron mi gloria y las señales que hice en Egipto y en el desierto, y que me han puesto a prueba ya diez veces y no han escuchado mi voz, ninguno

23 verá la tierra que prometí con juramento a sus padres. Ninguno de los que me han menospreciado la verá.

24 Pero a mi siervo Caleb, por cuanto ha demostrado un espíritu diferente y me ha seguido con integridad, yo lo introduciré en la tierra a la que él fue, y su descendencia la tendrá en posesión.

25 Ahora bien, puesto que los amalequitas y los cananeos habitan en el valle, volveos mañana y marchaos al desierto, rumbo al mar Rojo.

26 Entonces Jehovah habló a Moisés y a Aarón diciendo:

27 —¿Hasta cuándo he de soportar a esta perversa congregación que se queja contra mí? ¡Yo he oído las quejas que los hijos de Israel hacen contra mí!

28 Diles: “¡Vivo yo, dice Jehovah, si no hago con vosotros conforme a lo que habéis hablado a mis oídos!

29 En este desierto caerán vuestros cadáveres, todos los que fuisteis contados en vuestro censo, de 20 años para arriba, y que habéis murmurado contra mí.

30 A la verdad, no sois vosotros los que entraréis en la tierra por la cual alcé mi mano jurando que os haría habitar en ella, con la excepción de Caleb hijo de Jefone y de Josué hijo de Nun.

31 Pero a vuestros pequeños, de quienes dijisteis que serían una presa, a ellos yo los introduciré, y ellos conocerán la tierra que vosotros habéis despreciado.

32 En cuanto a vosotros, vuestros cadáveres caerán en este desierto.

33 Vuestros hijos andarán errantes en el desierto durante 40 años. Ellos llevarán la paga de vuestras infidelidades hasta que vuestros cadáveres sean consumidos en el desierto.

34 Conforme al número de los 40 días en que explorasteis la tierra, cargaréis con vuestras iniquidades durante 40 años: un año por cada día. Así conoceréis mi disgusto.”

35 Yo, Jehovah, he hablado; ciertamente esto haré a toda esta perversa congregación que se ha reunido contra mí. En este desierto serán consumidos, y aquí morirán.

36 Los hombres que Moisés envió a explorar la tierra y que de regreso hicieron murmurar contra él a toda la asamblea, desacreditando aquella tierra,

37 esos hombres que habían desacreditado la tierra murieron delante de Jehovah, a causa de la plaga.

38 Pero Josué hijo de Nun y Caleb hijo de Jefone quedaron con vida entre aquellos hombres que habían ido a explorar la tierra.

39 Moisés dijo estas cosas a todos los hijos de Israel, y el pueblo se afligió mucho.

40 Después se levantaron muy de mañana para subir a la cumbre del monte, diciendo: —Henos aquí, vamos a subir al lugar del cual ha hablado Jehovah, porque hemos pecado.

41 Pero Moisés dijo: —¿Por qué traspasáis el mandato de Jehovah? Esto no os saldrá bien.

42 No subáis, porque Jehovah no está entre vosotros. No seáis derrotados delante de vuestros enemigos.

43 Pues los amalequitas y los cananeos están allí ante vosotros, y caeréis a espada. Porque habéis dejado de seguir a Jehovah, por eso Jehovah no estará con vosotros.

44 Sin embargo, se atrevieron a subir a la cumbre del monte, aunque ni el arca del pacto de Jehovah ni Moisés se movieron de en medio del campamento.

45 Entonces descendieron los amalequitas y los cananeos que habitaban en aquella región montañosa, y los hirieron y los destrozaron hasta llegar a Horma.