Reina Valera 1989

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Mateo 25

1 Entonces, el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomaron sus lámparas y salieron a recibir al novio.

2 Cinco de ellas eran insensatas, y cinco prudentes.

3 Cuando las insensatas tomaron sus lámparas, no tomaron consigo aceite;

4 pero las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas.

5 Y como tardaba el novio, todas cabecearon y se quedaron dormidas.

6 A la media noche se oyó gritar: “¡He aquí el novio! ¡Salid a recibirle!”

7 Entonces, todas aquellas vírgenes se levantaron y alistaron sus lámparas.

8 Y las insensatas dijeron a las prudentes: “Dadnos de vuestro aceite, porque nuestras lámparas se apagan.”

9 Pero las prudentes respondieron diciendo: “No, no sea que nos falte a nosotras y a vosotras; id, más bien, a los vendedores y comprad para vosotras mismas.”

10 Mientras ellas iban para comprar, llegó el novio; y las preparadas entraron con él a la boda, y se cerró la puerta.

11 Después vinieron también las otras vírgenes diciendo: “¡Señor, señor, ábrenos!”

12 Pero él respondiendo dijo: “De cierto os digo que no os conozco.”

13 Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora.

14 Porque el reino de los cielos será semejante a un hombre que al emprender un viaje largo, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes.

15 A uno dio cinco talentos, a otro dos, y a otro, uno. A cada uno dio conforme a su capacidad y se fue lejos.

16 Inmediatamente, el que había recibido cinco talentos se fue, negoció con ellos y ganó otros cinco talentos.

17 De la misma manera, el que había recibido dos ganó también otros dos.

18 Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor.

19 Después de mucho tiempo, vino el señor de aquellos siervos y arregló cuentas con ellos.

20 Cuando se presentó el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos y dijo: “Señor, me entregaste cinco talentos; he aquí he ganado otros cinco talentos.”

21 Su señor le dijo: “Bien, siervo bueno y fiel. Sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré. Entra en el gozo de tu señor.”

22 Y cuando se presentó el que había recibido dos talentos, dijo: “Señor, me entregaste dos talentos; he aquí he ganado otros dos talentos.”

23 Su señor le dijo: “Bien, siervo bueno y fiel. Sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré. Entra en el gozo de tu señor.”

24 Pero cuando se presentó el que había recibido un talento, dijo: “Señor, yo te conozco que eres un hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste.

25 Y como tuve miedo, fui y escondí tu talento en la tierra. Aquí tienes lo que es tuyo.”

26 Su señor respondió y le dijo: “¡Siervo malo y perezoso! ¿Sabías que cosecho donde no sembré y recojo donde no esparcí?

27 Por lo tanto, debías haber entregado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, habría recibido lo que es mío con los intereses.

28 Por tanto, quitadle el talento y dadlo al que tiene diez talentos.

29 Porque a todo el que tiene le será dado, y tendrá en abundancia; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.

30 Al siervo inútil echadlo en las tinieblas de afuera.” Allí habrá llanto y crujir de dientes.

31 Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria y todos los ángeles con él, entonces se sentará sobre el trono de su gloria;

32 y todas las naciones serán reunidas delante de él. El separará los unos de los otros, como cuando el pastor separa las ovejas de los cabritos;

33 y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.

34 Entonces el Rey dirá a los de su derecha: “¡Venid, benditos de mi Padre! Heredad el reino que ha sido preparado para vosotros desde la fundación del mundo.

35 Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recibisteis;

36 estuve desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; estuve en la cárcel, y vinisteis a mí.”

37 Entonces los justos le responderán diciendo: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te sustentamos, o sediento y te dimos de beber?

38 ¿Cuándo te vimos forastero y te recibimos, o desnudo y te vestimos?

39 ¿Cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y fuimos a ti?”

40 Y respondiendo el Rey les dirá: “De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis.”

41 Entonces dirá también a los de su izquierda: “Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.

42 Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber;

43 fui forastero, y no me recibisteis; estuve desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis.”

44 Entonces le responderán: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, o sediento, o forastero, o desnudo, o enfermo, o en la cárcel, y no te servimos?”

45 Entonces les responderá diciendo: “De cierto os digo, que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco lo hicisteis a mí.”

46 Entonces irán éstos al tormento eterno, y los justos a la vida eterna.