Reina Valera 1989
Amós 4
1 Oíd esta palabra, oh vacas de Basán que estáis en el monte de Samaria, que oprimís a los pobres, que quebrantáis a los necesitados, que decís a vuestros maridos: “¡Traed y bebamos!”
2 El Señor Jehovah juró por su santidad: “He aquí, vienen días sobre vosotras, en que se os llevará con ganchos, y a vuestros descendientes con anzuelos de pescar.
3 ¡Saldréis por las brechas una tras otra, y seréis arrojadas hacia el Hermón!,” dice Jehovah.
4 “¡Id a Betel, y rebelaos! ¡A Gilgal, y multiplicad la rebelión! ¡Traed de mañana vuestros sacrificios y vuestros diezmos al tercer día!
5 ¡Quemad pan con levadura como ofrenda de acción de gracias! ¡Pregonad, anunciad ofrendas voluntarias, ya que eso es lo que os gusta, oh hijos de Israel!,” dice el Señor Jehovah.
6 “Por mi parte, yo os he tenido a diente limpio en todas vuestras ciudades, y con falta de pan en todos vuestros pueblos. Pero no os volvisteis a mí,” dice Jehovah.
7 “También os detuve la lluvia faltando tres meses para la siega. Hice llover sobre una ciudad, y sobre otra no hice llover. Sobre una parcela llovió, y la parcela sobre la cual no llovió se secó.
8 Acudían dos o tres ciudades a otra ciudad para beber agua, y no se saciaban. Pero no os volvisteis a mí,” dice Jehovah.
9 “Yo os golpeé con tizón y añublo. La langosta comió vuestros muchos huertos, vuestras viñas, vuestras higueras y vuestros olivos. Pero no os volvisteis a mí,” dice Jehovah.
10 “Envié entre vosotros una plaga, como en Egipto. Maté a espada a vuestros jóvenes, mientras vuestros caballos eran capturados. Hice que el hedor de vuestros campamentos subiese a vuestras narices. Pero no os volvisteis a mí,” dice Jehovah.
11 “Os trastorné, como cuando Dios trastornó a Sodoma y a Gomorra, y fuisteis cual leño salvado del fuego. Pero no os volvisteis a mí,” dice Jehovah.
12 “Por tanto, de esta manera te haré, oh Israel. Y porque voy a hacerte esto, ¡prepárate para venir al encuentro de tu Dios, oh Israel!”
13 Porque he aquí, el que forma las montañas y crea el viento y revela al hombre su pensamiento, el que hace a la aurora tinieblas y pisa sobre las alturas de la tierra, ¡Jehovah Dios de los Ejércitos es su nombre!