Reina Valera 1989

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Jeremías 3

1 Se dice: “Si alguno despide a su mujer, y ella se va de él y se casa con otro hombre, ¿podrá él después volver a ella? ¿No habrá sido esa tierra del todo profanada? “Tú te has prostituido con muchos amantes; pero, ¡vuelve a mí!, dice Jehovah.

2 Alza tus ojos a los cerros y mira: ¿En qué lugar no se han acostado contigo? En los caminos te sentabas para ellos, como un árabe en el desierto. Con tus prostituciones y con tu maldad has profanado la tierra.

3 Por esta causa han sido detenidos los aguaceros, y ha faltado la lluvia tardía. Sin embargo, tuviste el descaro de una prostituta y no quisiste tener vergüenza.

4 ¿Acaso no me llamas ahora: ‘Padre mío’, o ‘Tú eres el amigo de mi juventud’?

5 ‘¿Guardará enojo para siempre? ¿Eternamente lo guardará?’ He aquí que has hablado así, pero has hecho cuantas maldades podías.”

6 Jehovah me dijo en los días del rey Josías: “¿Has visto lo que ha hecho la apóstata Israel? Ella ha ido a todo monte alto; y bajo todo árbol frondoso, allí se ha prostituido.

7 Y dije: ‘Después que ella hizo todo esto, volverá a mí.’ Pero no volvió; y lo vio su hermana, la desleal Judá.

8 Ella vio que precisamente porque la apóstata Israel había cometido adulterio, yo la había despedido y le había dado carta de divorcio. Pero su hermana, la desleal Judá, no tuvo temor; más bien, fue y se prostituyó ella también.

9 Y sucedió que a causa de que su prostitución le era liviana, se prostituyó con la piedra y con el árbol, y profanó la tierra.

10 Con todo esto, su hermana, la desleal Judá, no volvió a mí con todo su corazón, sino con falsedad,” dice Jehovah.

11 Jehovah me dijo además: “Más justa es el alma de la apóstata Israel que la de la desleal Judá.

12 Vé y proclama estas palabras hacia el norte. Dirás: ‘Vuelve, oh apóstata Israel, dice Jehovah. No haré caer mi ira sobre vosotros, porque soy misericordioso, dice Jehovah. No guardaré enojo para siempre.

13 Sólo reconoce tu maldad, porque contra Jehovah tu Dios te has rebelado, has repartido tus favores a los extraños bajo todo árbol frondoso y no has escuchado mi voz,’ dice Jehovah.

14 “¡Volveos, oh hijos rebeldes, porque yo soy vuestro señor!, dice Jehovah. Os tomaré, uno por ciudad y dos por familia, y os traeré a Sion.

15 Os daré pastores según mi corazón, y ellos os pastorearán con conocimiento y discernimiento.

16 Y acontecerá, dice Jehovah, que cuando os multipliquéis y seáis fecundos en la tierra, en aquellos días, no dirán más: ‘¡El arca del pacto de Jehovah!’ No vendrá a la mente, ni se acordarán de ella, ni la echarán de menos, ni la volverán a hacer.

17 En aquel tiempo a Jerusalén le llamarán Trono de Jehovah. Todas las naciones se congregarán en Jerusalén por causa del nombre de Jehovah, y no andarán más según la dureza de su malvado corazón.

18 En aquellos tiempos la casa de Judá caminará con la casa de Israel, y vendrán juntas de la tierra del norte a la tierra que hice heredar a vuestros padres.

19 “Yo decía: ‘¿Cómo te he de poner entre los hijos y te he de dar la tierra deseable, la heredad más bella de las huestes de las naciones?’ Y yo mismo decía: ‘Me llamarás Padre Mío y no te apartarás de en pos de mí.’

20 Pero como la mujer que traiciona a su compañero, así me habéis traicionado, oh casa de Israel,” dice Jehovah.

21 Una voz fue oída en los cerros: Es el llanto de los ruegos de los hijos de Israel, porque han pervertido su camino y se han olvidado de Jehovah su Dios.

22 —¡Volveos, oh hijos rebeldes, y os sanaré de vuestras rebeliones! —Henos aquí; nosotros venimos a ti, porque tú eres Jehovah nuestro Dios.

23 Ciertamente para engaño son las colinas y el bullicio en los montes. Ciertamente en Jehovah nuestro Dios está la salvación de Israel.

24 Lo vergonzoso ha consumido desde nuestra juventud el esfuerzo de nuestros padres: sus ovejas y sus vacas, sus hijos y sus hijas.

25 Yacemos en nuestra vergüenza, y nuestra desgracia nos cubre; porque nosotros y nuestros padres hemos pecado contra Jehovah nuestro Dios desde nuestra juventud hasta este día. No hemos escuchado la voz de Jehovah nuestro Dios.